Las portadas y los titulares son ciencias resbalosas. Imprecisas. En una extraña combinación de decisiones editoriales el periódico El Tiempo se la jugó por la derrota.
Abrió su edición de ayer con la fotografía de uno de los dos goles que le hizo Paraguay a Colombia visto desde atrás, como con un lente de pescado de esos que engrandecen y deforman y construyen la realidad, con un arquero de cuerpo derrotado y un balón blanco con rojo que ya cayó en la red, pero todavía está en el aire. Un hecho histórico.
Justo al lado de la evocativa imagen un titular para el olvido: “Ataque con cilindros alerta sobre lío cocalero en Tumaco”. Así, con esas palabras, que además fueron negadas por los directamente implicados, el que ha debido ser el verdadero acontecimiento fue relegado a noticia. Y más encima noticia de enredos, de entuerto. Una cosa confusa por allá, lejos. Ocho campesinos fueron masacrados y una de las prensas más representativas del poder titula que hay un lío.
¿Un lío? Avanza la erradicación forzada a paso de gorila gringo (dopado en su guerra contra las drogas, ávido de resultados) mientras los acuerdos para la restitución esperan, se incumplen, nunca llegan, en una región que ha sufrido todas las plagas (la guerra, los paras, las guerrillas, el glifosato, Uribe) ¿y se supone que tenemos un lío?
No contentos con trastocar las prioridades en la nota se le achaca la responsabilidad de la matanza a las disidencias de las Farc. Que están en esa y otras zonas haciendo lo que saben pero que también le representan una vieja coartada al Estado, que no cumple.
Una de dos. O los editores titularon cansados y con el aburrimiento que da el haber perdido (en fútbol, se entiende). O definitivamente hay mala leche y la magia literaria se les malversó escogiendo la foto de la capitulación ante Paraguay. Ese sí un lío.
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