Hernando Vanegas Toloza, Postales de Estocolmo.
Continúan las FARC-EP
demostrando la seriedad con la que ha encarado la Implementación del Acuerdo
Final para una Paz estable y duradera, al igual como antes tomaban bien en
serio la preparación para ir a los combates contra el enemigo de clase.
Ello es así porque como
lo decíamos ayer en Cambio Total las FARC-EP, ejército irregular creado por
Manuel Marulanda Vélez con la ayuda de sus “muchachos”, tuvo bajo su mando
estratégico dos consignas fundamentales: La toma del poder para el pueblo y la
solución política al conflicto armado que soportó el pueblo colombiano durante
52 años por cuenta de la oligarquía nativo y el imperialismo estadounidense.
Firmada la solución
política al Conflicto Armado e iniciada la fase de Implementación –a pesar de
los incumplimientos del gobierno Santos-, las FARC-EP contináa dando pasos
seguros hacia su meta estratégica: la toma del poder para el pueblo.
Es de perogrullo que la
existencia de un Partido Político Revolucionario no es para terminar inmersa en
la inconmensurable corrupción que carcome el régimen, sino la de tomar el poder
político para el pueblo, lógicamente que con el pueblo, a fin de ejercer ese
poder para crear un Nuevo País en favor de sí mismos, es decir, resolver los
eternos problemas que sufrimos los colombianos en materia económica, política,
social, cultural, o sea, carencias en trabajo, salud, educación, cultura,
recreación y muchas otras más.
El paso iniciado ayer –la
dejación de armas- que debe culminar en 180 días no es de ninguna manera un
paso más. Es un paso transcendental y demuestra en la realidad el compromiso
fariano con la Paz. Cambiar la política en armas por la política legal civil no
es un paso ni fácil, ni despreciable. Por
el contrario, significó muchas incertidumbres que se resolvieron y se resolverán
“sobre la Marcha”. Es como la carrera de impulso que toman los
saltadores de salto alto o largo antes de saltar hacia los aires en busca del
triunfo.
Desde luego que las
FARC-EP no esperan del gobierno –representando al Estado- ninguna dádiva. Todo
lo que cumpla el gobierno Santos será por la fuerza de los hechos político-militares que llevaron a la
Instalación de la Mesa de Conversaciones y alcanzada en las discusiones y diálogos
en ella realizados. Nuestro pueblo así lo ha entendido y por ello acompañó –y lo
seguirá haciendo- sus muchachos en las Marchas hacia las zonas veredales
(ZVTN).
Tampoco esperan nada,
desde luego, de los “enemigos de la Paz” ya que ellos son usufructuarios de la guerra
que inició la oligarquía –de la mano del imperialismo estadounidense- un aciago
día de 1964. Los llamados “derecha o
ultra-derecha” son la parte más recalcitrante y conservadora del
establecimiento politico colombiano y, quizás, más corrompido del espectro de
la corrupción.
Mas hay otros sectores –también
de derecha- que han entendido la necesidad de resolver las contradicciones de
clase por la vía del diálogo civilizado, y de no lograrlo con el choque de
fuerza entre las clases, sin uso de las armas, no como ha continuado haciéndolo
el gobierno Santos, y otros funcionarios estatales como el alcalde de Bogotá
por ejemplo, que ante la menor manifestación popular envía la jauría policial –ESMAD,
servicos secretos, etc- a reprimir a los manifestantes por medio de la fuerza
de las armas.
Ni se diga los sectores
que continúan aplicando el Terrorismo de Estado que de 2011 a 2015 produjo 534
líderes populares ejecutados extrajudicialmente, 114 ejecutados en el 2016 y ya
van 15 líderes populares ejecutados en lo transcurrido del 2017. Al mismo
tiempo continúa la implementación del más salvaje neoliberalismo con la Reforma
Tributaria y decretar un alza del salario mínimo irrisorio que no alcanza ni
para sufragar el pasaje de bus.
A pesar de ello, las
FARC-EP continúan adelante con su compromiso de alcanzar el silenciamiento de
las armas en la vida política del país, en contra de los que hoy continúan
disparando contra los líderes populares. Para lograrlo el Nuevo Partido que nazca
de las FARC-EP hará acopio del acumulado histórico de su pueblo y de las
reservas democráticas del país. No desfallezcamos ahora porque
la lucha apenas empieza en otro nivel y en otra dimensión.
El triunfo popular se va acercando con cada paso que las
FARC-EP y las organizaciones populares dan en dirección a la conquista de sus
objetivos estratégicos. Apliquemos creadoramente los principios revolucionarios,
única garantía para el triunfo.
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