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'Hay que tramitar con urgencia las leyes de la paz': De La Calle

Written By Unknown on domingo, noviembre 20, 2016 | domingo, noviembre 20, 2016

Cambio Total.

Paraconocimiento de nuestros lectores, les dejamos la entrevista de Marisol Gómez Giraldo, publicada en El Tiempo.

Humberto de la Calle pide no olvidar que hay unos 7.000 guerrilleros 'en trance de dejar las armas'.

Por:  MARISOL GÓMEZ GIRALDO | 
 1:48 a.m. | 20 de noviembre de 2016
Humberto de la Calle da por concluida la misión que le encomendó el presidente Juan Manuel Santos como jefe de su equipo en la negociación de paz con las Farc. “Lo que quiero ahora es garantizar que haya claridad sobre lo que se pactó”, dice en esta entrevista con EL TIEMPO.
En este sentido, señala que el nuevo acuerdo con esta guerrilla tiene cambios sustanciales con respecto al que se firmó en Cartagena. Y defiende lo que quedó, en el entendido de que se trató de una negociación política y no de una “claudicación” de las Farc.
De la Calle afirma que el mecanismo para tramitar de manera rápida las leyes de la paz, conocido como ‘fast-track’, “no es un capricho”, sino una necesidad para sellar la paz.
¿Qué tanto cedieron las Farc en la renegociación del acuerdo?
Este es un acuerdo sustancialmente nuevo en el sentido de que contiene modificaciones importantes en prácticamente todos los temas planteados por los voceros del No. Algunas cosas no fue posible incorporarlas, pero hay temas esenciales que muestran que las Farc entendieron el mensaje del plebiscito y colaboraron en la búsqueda de este acuerdo nuevo. Quiero reconocer a las Farc la disciplina de trabajo y la apertura para recoger el mensaje del No y tratar de incorporarlo.
¿Y qué decirles a quienes todavía, como el Centro Democrático, afirman que no hubo cambios de fondo?
Ha habido voces aisladas que hablan de un cambio cosmético, pero prácticamente todas las voces serias aceptan que los cambios son sustanciales, así no estén de acuerdo con ellos.
Hay una cita pendiente con el Centro Democrático para hablar del nuevo acuerdo…
Sí, y guardo la ilusión de que logremos mostrar al Centro Democrático y a la mayoría de los voceros del No que el acuerdo es solvente. Todos tenemos que deponer algunas ideas personales, y el mensaje central es que no debemos desechar esta oportunidad.
¿Y si el Centro Democrático no respalda el nuevo acuerdo?
La situación actual es frágil, los acontecimientos de orden público en el sur de Bolívar (donde murieron dos guerrilleros en un confuso incidente con el Ejército) y en Tumaco (donde hubo otro choque militar) muestran que estamos diciendo la verdad. Sería una tragedia para Colombia que, teniendo en la puerta del horno un acuerdo, se retrotrajera y recomenzara la oleada de violencia que hemos padecido durante más de medio siglo. Y cualquier chispa puede desatar una avalancha de violencia que puede echar esto para atrás. No podemos desestimar el riesgo ni la capacidad hipotética de daño de las Farc si regresamos a la guerra.
Usted estuvo casi cuatro años dialogando con las Farc y sabe lo difícil que fue negociar con esta guerrilla. ¿Cuál cree que fue el cambio más importante que aceptaron en el nuevo acuerdo?
En primer lugar, las precisiones sobre el lugar donde los guerrilleros cumplirán la restricción efectiva de la libertad (una zona veredal), que me parecen sustanciales. No es un régimen carcelario, pero fijar un sitio de residencia, el monitoreo eficaz y la obligación de pedir autorización para retirarse de los sitios deberían dar tranquilidad a los colombianos.
¿Cuándo comenzarían a ser juzgados los guerrilleros con delitos graves? Porque podría haber un limbo entre el momento en que terminan de dejar las armas y la puesta en marcha de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP)…
Cuando dijimos que era necesario un mecanismo especial y rápido en el Congreso, que se ha denominado ‘fast-track’, no se hizo por capricho ni por el deseo de poner contra la pared a la oposición. Es que todo esto es frágil, y lo que usted me está diciendo muestra que tenemos que tener soluciones muy rápidas en materia de justicia, en la aplicación de la amnistía, para aclarar rápidamente la participación política de las Farc. Este es el incentivo para lograr una paz firme y eso no puede demorarse de manera indefinida.
Y para esto es necesario el ‘fast-track’…
El procedimiento legislativo especial es un instrumento muy importante para evitar el limbo jurídico al cual usted se refiere. En esa materia estamos pendientes de la decisión de la Corte Constitucional.
¿Qué pasa si la Corte no valida el ‘fast track’?
Me preocupa que tenemos un exceso de argumentos estrictamente jurídicos frente a la realidad. Es un defecto de los colombianos. Esto exige soluciones jurídicas razonables y no puede demorarse.
¿Puedo interpretar esto como un llamado a la Corte, que tiene en sus manos esa decisión?
La Corte decidirá en su sabiduría y nada de lo que yo diga puede entenderse como una presión a la Corte. Pero sí hago un llamado a mis colegas. Nos hemos perdido en laberintos jurídicos olvidando la realidad. Es una enfermedad nacional. Discutimos teorías constitucionales olvidando que hay un grupo de siete mil o más señores en trance de dejar las armas, que esto es una oportunidad para Colombia, y no es indefinida. Una guerrilla no puede estar quieta, porque si no recibe el apoyo del Estado el riesgo de que regrese a la utilización de vías ilegales es muy grande. El cese del fuego es frágil. Esto tuve ocasión de discutirlo incluso con el doctor (Álvaro) Uribe. Hay cierta tendencia a creer que esto está resuelto y que las Farc sencillamente claudicaron.
El Gobierno no tenía un plan B si ganaba el No en el plebiscito. ¿Hay plan B si el ‘fast-track’ no pasa en la Corte?
No. Yo no quiero especular sobre ese punto. Justamente el riesgo que corro, que lo acabo de advertir, es que se piense que yo estoy presionando a la Corte. Lo que los colombianos tenemos que hacer es esperar la decisión de la Corte, ojalá rápida, en su sabiduría, y acataremos cualquier decisión.
En la práctica, si la Corte no aprueba el ‘fast-track’, las leyes de la paz van a quedar envueltas en la precampaña electoral para el 2018, pues su trámite llevaría mínimo un año…
Aquí hay temas de carácter militar, de cese del fuego, de dejación de las armas, que es necesario resolver y preservar. He notado en mis conversaciones con el No que son sensibles a eso. Particularmente, el doctor Álvaro Uribe entiende que esto no se puede retrotraer. Eso es crucial para Colombia. Esperemos tranquilamente el fallo de la Corte.
Tras una refrendación rápida, ¿qué debe seguir en el terreno?
Culmina el tránsito de las Farc hacia las zonas veredales y comienzan los 180 días de dejación de armas, bajo la protección del mecanismo tripartito. Simultáneamente, comienzan los mecanismos para que el día 181 las Farc puedan involucrarse en programas que faciliten su reincorporación a la vida civil y, como usted lo advierte, en el Congreso tenemos que comenzar a adoptar las normas constitucionales de creación de la Jurisdicción Especial para la Paz.
¿Dónde estará, por ejemplo ‘Timochenko’, si la Jurisdicción para la Paz no lo ha llamado cuando terminen los 180 días del desarme?
Por eso se adelantó la creación del Secretario General de la Jurisdicción, para que pueda empezar a recibir las notificaciones no solo de los miembros de las Farc, sino de otros responsables. Así quedan a disposición de la Jurisdicción para que, cuando empiece a funcionar, se continúen dando los pasos correspondientes.
¿Entonces la Secretaría se encargará de los responsables de delitos graves mientras está lista la Jurisdicción?
Para que comiencen las declaraciones, en virtud de las cuales los responsables manifiesten que se ponen a disposición de la Jurisdicción.
Es decir, la Secretaría decide dónde quedan mientras tanto los jefes guerrilleros. ¿Será en una casa, en una vereda?
Lo más seguro es que haya zonas habilitadas, aledañas a las zonas veredales, mientras entra a operar la Jurisdicción Especial para la Paz. Pero tengamos claro que no estamos hablando de régimen carcelario.
¿Qué leyes deberían estar listas para el día 180 si la Corte da luz verde al ‘fast-track’?
Dependemos de las decisiones de la Corte. Pero tendríamos que tener las normas constitucionales, siendo la más importante la creación de la JEP. En segundo lugar, la amnistía. Y el Gobierno tiene la obligación de trabajar durante ese tiempo en los programas individuales o colectivos que garanticen la reincorporación de los guerrilleros.
¿Qué va a pasar con un guerrillero sancionado a 8 años si es elegido para el Congreso en el 2018?
Lo que se dijo en el numeral 36 de la JEP es que la imposición de las sanciones por sí misma no inhabilita, y eso no ha sido modificado. Hay un tema práctico que tiene que establecer el Tribunal sobre cómo podría compatibilizarse el cumplimiento de las sanciones con la posibilidad que usted plantea de que alguien sea elegido.
¿Eso es decisión del Tribunal?
Sí.
¿El resultado adverso del plebiscito terminó siendo benéfico para el resultado del nuevo acuerdo de paz?
Si logramos superar este momento de discusión, y confío en que los del No se sensibilicen, habría que admitir que el resultado del plebiscito sirvió para mejorar y, particularmente, para aclarar. Lo que sí me parecería muy malo es que, como resultado del plebiscito, resultemos enredados aquí en Colombia y ya no con las Farc. Si no hacemos a un lado la política menuda, si no miramos más al futuro, pues entonces el resultado puede ser devastador.
¿Y también el plebiscito sirvió para que las Farc se dieran cuenta de que para el Gobierno era difícil negociar temas sensibles para el país?
El problema de fondo es que para nosotros esta era una negociación que implicaba buscar acuerdos. Algunos colombianos todavía piensan que es una claudicación y me parece que, si no logramos resolver ese equívoco, pues esto va a ser imposible. Queremos agotar una discusión con el No, pero sobre la base de entender que hay un acuerdo final entre las Farc y el Gobierno.
‘He terminado mi tarea’
¿Acompañará usted al Gobierno en el impulso a las leyes de la paz?
No. He terminado mi tarea. Lo que quiero ahora es garantizar que haya claridad sobre lo que se pactó. He terminado la labor que el presidente me encomendó y la termino con satisfacción.
¿No participará en el trámite en el Congreso?
No. Esa responsabilidad corresponde a funcionarios del Gobierno.
¿Se va tranquilo?
Me siento muy tranquilo, muy contento, con la sensación de haber logrado cristalizar algo muy importante. Y es el momento de que los colombianos pensemos más en el futuro.
Pero usted no va a desaparecer de la vida política del país…
Pues no tengo idea.
Suena en las encuestas presidenciales…
Por ahora lo que quiero es tener una temporada de descanso (ríe).
MARISOL GÓMEZ GIRALDO
Editora de EL TIEMPO
En Twitter: MarisolGmezG
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