Definitivamente
lo que se está enfrentando en estos momentos es nada menos que el “país
politiquero” con el “país real” de los campesinos, los indígenas, los
estudiantes, las mujeres, los ancianos, los niños, los obreros, mejor dicho
todas las clases populares contra los del “establecimiento” burgués.
Por un
lado, los representantes de los oligarcas, con el No a cuestas que se les va
convirtiendo en pesado fardo por cuenta de que sus verdaderas intenciones han
quedado al descubierto. Impunidad y verdad que no se develen sobre la
participación de los sectores burgueses, empresarios, políticos, gremios, militares,
etc, que en contubernio impúdico se aliaron con los narco-paramilitares a fin
de que esos asesinos de la MotoSierra, del Mochacabezas, del sicario en Moto.
Son
conocidas las aberraciones psicológicas de los narco-paramilitares, los cuales
fueron premiados por el narco-paramilitar Número 82 ex-presidente y hoy senador
(otra forma de escamotear que la verdad salga a la luz), Álvaro Uribe Vélez,
con el “Corralito de Ralito” y la Ley de Justicia y Paz, todo un monumento a la
impunidad más descarada ya que de 31.500 narco-paramilitares que se
desmovilizaron, 4.000 se acogieron a ese esperpento y a pesar de que son miles
de miles los casos confesados, apenas a 52 han sentenciado y condenado!
Al lado de
Uribe Vélez hay algunas figuras que huelen a “naftalina”, figuras que estaban y
están condenadas a terminar su existencia en el olvido que los pueblos como
castigo les inflingen por sus delitos cometidos en el ejercicio de sus
funciones. Las MartaLucías, los pastores evangélicos que predican el odio en
vez del amor del Nuevo Testamento, los ex-procuradores Ordóñez y uno que otro
lagarto, son las figuras que buscan notoriedad y revivir a la vida política por
cuenta del Acuerdo Final por una paz estable y duradera.
En todo
caso, JM Santos ha quedado en el medio de las acciones políticas de parte de
los partidarios de retrotraer al país a la guerra, súmmum de la más patética
política para hacer retroceder al país a las épocas del más oscuro
conservatismo, confesional, cavernario, origen de la guerra fratricida que
hemos padecido los colombianos del pueblo, y las fuerzas del pueblo en todo su
espectro, que hoy se está manifestando en las calles. Ahora a Santos le ha
tocado mantear un toro envejecido que está lanzando sus más rabiosos lances y
es sabido que los animales son más peligros cuando está en juego su vida y
están heridos de muerte (eso es lo que les ha significado el Acuerdo Final).
Por el lado popular, deseosos de cambiar el destino que le
han impuesto desde la Casa de Nariño y desde los centros de poder del Imperio
estadounidense, las fuerzas populares están en tensión y ya se están
manifestando.
Las FARC-EP, como
pueblo en armas, han demostrado en estos tiempos de incertidumbre por el No al
Plebiscito, engendro craneado por el presidente JM Santos, no estamos seguros
si por vanidad, por su deseo de ganarle la partida o por jalonar a Uribe Vélez al
”tren de la Paz”, que realmente son un
Partido Político con gran capacidad de sortear difíciles momentos, derivada
ésta cualidad naturalmente de contar con un ideario con principios
auténticamente revolucionarios y de la larga lucha político-militar que han
soportado, y , lo más importante, que están en capacidad de conducir al país
por senderos de Paz y modernización.
Sus dirigentes formados algunos de ellos en las mejores
Universidades del mundo han hecho muestras de saber ”leer” adecuadamente los
momentos actuales, poniendo en práctica lo que ya es un principio en los partidos
populares auténticamente revolucionarios, ”análisis concreto, de la situación
concreta”.
Las fuerzas populares, templadas durante años de soportar el
más asesino Terrorismo de Estado, han comenzado a retomar la reconstrucción de
su tejido social y, en defensa del Acuerdo Final por una Paz estable y
duradera, se están movilizando de manera que no se había visto en muchos años,
especialmente por una consigna que no fuera la mera acción reivindicativa.
El haber cobijado el Acuerdo Final como parte integral de sí
mismos demuestra a las claras que el pueblo que hoy se está manifestando de
miles maneras ha asimilado que la Paz es un bien intangible que solo cuando la hemos
perdido, durante más de 52 años, nos damos cuenta que sus mieles –las de la Paz-
son mucho mejores y exquisitas que los sufrimientos que nos infringe una guerra
que no es nuestra.
Guerra nunca más, para la guerra nada, como canta una gran
cantante colombiana, para la Paz todo! El llamamiento es al presidente JM
Santos que se deje de componendas politiqueras con quienes quieren llevar al
país al despeñadero de la guerra y se
apoye con todas sus fuerzas en las fuerzas del Si a la verdad! que son el verdadero motor del país,
las fuerzas populares, las que con su trabajo crean la riqueza que nos llevará
a ser un país moderno y civilizado en paz con justicia social.
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