Hernando Vanegas Toloza, Postales de Estocolmo.
Suecia tiene un ”secreto” para mantenerse en
Paz, hablar de ella todo el tiempo. Aunque ahora hay pasos que nos preocupan enormemente, como ese de
alinearse con la OTAN.
El pensador chileno Humberto Maturana –teoria autopioética- plantea la necesidad de “lenguajiar”
para desaprender lo mal aprendido y apre(he)nder lo Nuevo y refrescante.
Nosotros, en
la Costa Caribe colombiana, practicamos ancestralmente la costumbre del
cuentiarnos sobre diferentes tópicos. En los pueblos de mi niñez era práctica
cotidiana sentarnos en las noches alrededor de las abuelas, sentados en
taburetes en la puerta de las casas, casi siempre alrededor de la abuela de al
lado, Gima Vilaró, y compartir los Cuentos o reflexiones entre todos.
En esas
sesiones tocabamos todos los temas. Eran realmente una escuela para
apre(he)nder las tradiciones y los valores morales societales. Aprendíamos los
cuentos escabrosos de brujas, animales mitológicos y los nuestros, como el
pundungo, cuentos que nos daban miedo y nos creaban el problema de irnos para
la casa –no había luz eléctrica en nuestro pueblo- y salíamos disparados
corriendo para transitar ese corto espacio –llegar de la casa de al lado a la
nuestra- a velocidad que Speedy González no superaba ni por el carajo.
Hoy, ante un
país que está ante el desafío mayor de su historia –la
construcción-implementación de la Paz- y deberíamos usar la pedagogía de la Paz
y Cuentiarnos la Paz.
Cuentiarnos
la Paz significa escuchar los cuentos que la gente tiene para contar. Campesinos,
habitantes de las ciudades, estudiantes en sus claustros educativos, obreros en
sus fábricas, trabajadores en sus sitios de trabajo, mujeres en sus labores o
en su labor –no remunerada- de criar los hijos, ancianos en sus largas horas
del cada día, en fin, en los múltiples espacios y tiempos en la vida de cada
uno.
Ese
Cuentiarnos la Paz es sincerarnos, mirarnos a los ojos, profundamente, y
entender lo que el otro vivió y está viviendo en ese momento histórico.
Militares
entre ellos y entre militares-civiles para desaprender la Doctrina de Seguridad
Nacional, base y sustento del Terrorismo de Estado, y apre(he)nder a ver a la
población civil como sus ciudadanos y no como el “enemigo interno”, porque ese
enemigo interno ya no existe gracias al proceso de paz, proceso que hay que
decirlo no finaliza si no que por el contrario apenas comienza la fase de
implementación, ya que damos por descontado el triunfo del SÍ.
Políticos
hablando con políticos y con sus bases para sincerarse y pedir perdón por el
robo del erario público. Mirar que tanto mal han hecho al aliarse con los
narco-paramilitares y evaluar que daño han causado con su enorme corrupción.
Jueces y
magistrados entre ellos y ellos con sus procesados mirándose internamente y
reconociendo qué tan podrido ha sido su labor que ha funcionado de acuerdo con
el fajo de bilete que entre a sus bolsillos y asumir la injusta aplicación de
las leyes.
Después de
cada una de éstas sesiones tengan la seguridad que los colombianos entenderemos
que nuestros problemas se van a ir solucionando con la participación honesta de
todos y cada uno de nosotros.
Cuentiarnos
la Paz es transitar el camino de la reconciliación y dejar atrás las pesadas
cargas de la Guerra, sin olvidar los horrores que se viven y la degradación que
se vivió en ella,sonreír con nuestra almas sosegadas y libres de complejos de
culpa o de miedo a la justicia. Ya estamos hacienda justicia.
Cuentiarnos
la Paz es comenzar a vivir la vida en Paz con Justicia Social.
Por mis tres hermanos asesinados en la Guerra, SÍ
a la Paz!
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