José María
Carbonell, Cambio Total.
Si a las
FARC-EP –responsable de menos del 20% de las víctimas arrojadas por la guerra
de 52 años- se les exige –con tono inquisitorial por parte de los ”periodistas”
de los medios burgueses- la ”verdad” en confesiones parecida a la Inquisición,
por qué a los que desde el lado del Estado –funcionarios, empresarios que
financiaron el narco-paramilitarismo, militares, incluso hasta el presidente por
el asesinato de Alfonso Cano- violaron su propia Constitución y cometieron
delitos no se les exige lo mismo?
La Fiscalía
tan “eficaz” cuando de implicar a las FARC-EP y el ELN en cuanto acto
delincuencial se comete en el territorio nacional y allende las fronteras no
muestra la misma “eficacia” cuando de judicializar los miembros de que
pertenecen al lado del Sistema.
Desde
cuándo los narco-paramilitares señalaron el contubernio impúdico con ciertos
empresarios -59 dicen que están implicados- y todavía hoy todavía están en
etapa de investigación. Cuando de implicar a los cocotudos la Fiscalía muestra
una tremenda paquidermia y es como la canción de Shakira, ciega, sorda, muda.
Al país que
desea fervientemente la Paz y a los familiares de las víctimas -82% de
responsabilidad en masacres, 82,3% en responsabilidad en ejecuciones
extrajudiciales, 97,7% de responsabilidad en desapariciones forzadas, 100% de
responsabilidad en desplazamiento forzoso y robo de 8,5 millones de hectáreas
(Consolidados de Allende La Paz)- le haría mucho bien develar cuán asesinos son
algunos miembros de la clase empresarial que han recurrido a financiar a los
asesinos narco-paramilitares, cuyas víctimas eran –y son- ciudadanos civiles,
desarmados, inermes.
En la comisión de tales delitos ha habido siempre un
determinador y un ejecutor. No
son los empresarios los determinadores? Porque el papel de ejecutores de los
narco-paramilitares está más que demostrado. Es necesario develar que tales
empresarios no tienen ningún empacho en tragarse los asesinatos cometidos por
sus “socios” delincuenciales y se sientan a la mesa con sus hijos y esposas
como “almas benditas” de Dios.
Esos
empresarios sin ninguna conciencia financiaban a los narco-paramilitares para
que les quitaran del camino los “estorbos”, es decir, los sindicalistas, los
líderes de restitución de tierras, las mujeres que luchaban por sus derechos,
los defensores de derechos, etc, etc. Hoy los vemos “preocupados” porque dizque
la Fiscalía tiene a 59 empresarios implicados en la comisión de delitos junto a
los narco-paramilitares.
No. Así no
es la cosa, señores. Si les exigen a las FARC-EP, la sociedad colombiana debe
exigirle a los delincuentes empresarios que reconozcan sus crímenes. Solo así
habrá paz verdadera. Sólo así nos vacunaremos para la no repetición.
Con razón el escritor y periodista
británico John Carlin, especializado en procesos de paz, le sentenció a los empresarios “que si las compañías no
toman esta oportunidad para contribuir a la paz de Colombia, las futuras
generaciones nunca las perdonarán. Si bien hay costos, los industriales deben
olvidar por un momento las ganancias. Si tenemos paciencia, en algunos años
todos ganarán. Si en el plebiscito gana el No, además de sentir vergüenza, los
colombianos verán cómo la inversión se irá para otros países. En cambio, si gana el Sí, el mundo entero verá a este país como
un diamante en bruto”.
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