Entre los compradores de Cafesalud no sólo está Jaime Barrero Fandiño, que de la mano de Carlos Palacino se enriqueció haciéndole las clínicas a Saludcoop, sino también Mediláser, cuya exgerente tiene casa por cárcel por desfalcar al sistema de salud en Huila.
Ni el ministro de Salud, ni el superintendente de Salud, ni la liquidadora deben permitir el cierre de este irregular negocio, so pena de incurrir en delitos que deberán quedar al descubierto cuando se levanten las reservas a la información y demás secretos contractuales de esta turbia transacción.
La Procuraduría General de la Nación advirtió en un contundente documento, horas antes de la adjudicación: primero, que hubo una única propuesta integral, evidenciando un sospechoso direccionamiento de la subasta. Segundo, que se violó la sentencia C-197 de 2012 de la Corte Constitucional, que prohibe que el prestador del servicio de salud sea el mismo asegurador. Tercero, que ilegalmente consolida un sistema de integración vertical entre IPS y EPS que dio al traste con Saludcoop. Cuarto, que el comprador piensa pagar el precio propuesto compensando con lo que Cafesalud le debe y que este cruce de cuentas termina saltándose la fila de acreedores, perjudicando a terceros y violando el artículo 301 del Estatuto Orgánico del Sistema Financiero. Quinto, que la Superintendencia de Industria y Comercio está sospechosamente callada ante la violación de la libre competencia, pues se configuraría una posición dominante con la participación del mercado que perjudica a los 5,8 millones de clientes de Cafesalud.
Por si fuera poco, aunque entre los gestores del consorcio ganador sí existen muchos de dudosa reputación, ninguno acreditó la experiencia específica requerida para que exista confianza y legitimación para el desarrollo de la actividad de aseguramiento en salud, por lo que se intentó incluir en último momento a los españoles de Ribera Salud, que han sido acusados en su país de origen de desviar beneficios millonarios de los hospitales públicos que controla a espaldas de la administración, mediante una empresa intermedia llamada b2b Salud.
Si este irregular negociado se perfecciona, al día siguiente el comprador empezará a recibir la unidad de pago por capitación, equivalente a $706.000 anuales por cada uno de los 5,8 millones de clientes adquiridos, y en pocos años tendremos otra quiebra como la de Saludcoop. Déjà vu.
@jrobertoacosta1;jrobertoacostaopinion@gmail.com
Publicar un comentario