José María Carbonell, Nueva Colombia.
La actual situación del país nos implele a atisbar en sus
lugares más recónditos para descubrir el pensamiento de la Colombia profunda,
la que sobrevive en ciudades y en el campo.
Desde luego que ello nos obliga a descartar las célebres
encuestas que son usadas para formar opinión e imponer así los mismos de
siempre en la lucha por el gobierno, porque el poder seguirá en manos de los
mismos, es decir, de los empresarios, de los magistrados y de los militares.
Por ahí ya están tratando de vitrinear a Sergio Fajardo –antioqueño-
como un pre-candidato opcionado, sin saber los colombianos quién lo lanzó a la candidature,
si fue escogido por una convención partidaria o fue lanzado por las fuerzas ”oscuras”
de la política (mafia).
En encuesta recientemente publicitada tratan de marcar el
derrotero que les conviene a los dueños de los medios de comunicación, que son
a su vez dueños de los medios de producción y del sector financiero (Sarmiento Angulo, Santo Domingo,
Ardilla Lulle, Sindicato Antioqueño, etc).
Privilegian la ”lucha contra la corrupción” como si fuera un
fenómeno nuevo en la vida del país, siendo que desde el nacimiento de Colombia
la corrupción se empotró en los círculos de poder. Desdeñan el tema de la paz y
la colocan en segundo lugar, muy lejos de la corrupción, y con ceguera inaudita
no ven que la Paz es el más importante logro que hemos tenido en Colombia desde
el siglo pasado, logro reconocido a nivel mundial, pero que los cegatos dueños
de la media no valoran en su justa medida.
Ah, claro, es que la encuesta se realizó entre encuestados —que incluyó empresarios, líderes de
opinión, editores de medios, directores de noticias y periodistas editores de
fuentes de política, economía y empresarial, así como académicos y analistas
políticos— que poco o nada saben del sentir de la Colombia profunda, la
que padece hambre, desnutrición, carencia de educación, salud, empleo, y cada
día tiene que recurrir a la economía del rebusque para sobrevivir, y la que ha
soportado durante 53 años la guerra impuesta por la élite en el poder –el establecimiento-,
poniendo los muertos ya que los hijos de los ricos nunca han ido al frente de
batalla, y si van se les ensopan los calzones.
La Paz para el pueblo colombiano es un bien fundamental en
su vida. Van, derecho a la vida y derecho a la paz juntos, de la mano. Por
acción de las FARC-EP que persiste en su bandera de conquistar la Paz al precio
que sea el actual acuerdo de Paz con el gobierno nacional no se ido al traste.
Las
inconsistencias gubernamentales son los principales obstáculos para el buen éxito
de la implementación del acuerdo de paz, lo que
sumado a las provocaciónes de los amigos del Terrorismo de Estado –CD,
algunos militares, narcoparamilitares, politiqueros en búsqueda de re-encauche,
etc- pueden hacer fracasar la ansiada implementación del Acuerdo de Paz.
Si la implementación
está cargada de obstáculos podrá usted imaginarse cómo sería atacar de verdad
las causas que originaron el conflicto interno colombiano? No estamos diciendo
que las FARC-EP va a echar reversa y se volverá a la Guerra. No. La
determinación de las FARC-EP no tiene retroceso. Así lo han reiterado los
líderes de la Dirección de las FARC-EP.
Mas si persiste el actual estado de cosas –asesinatos de líderes
populares, asesinatos de familiares de guerrilleros farianos, amenazas,
ejecuciones, sin espacio para ejercer la política y la protesta social- con
seguridad se reproducirá la Guerra, ésta vez con un agravante: Será por el todo
o nada. Al gobierno ya el pueblo no volverá a creerle y se volcaría hacía la
solución definitive ante un estado paquidérmico, corrompido, que legisla para
los ricos del establecimiento, en tanto somete al pueblo a las peores
vejaciones. Se manifestaría de esa manera la Colombia profunda, la que
no es tenida en cuenta bajo ninguna circunstancia.
Así las cosas, no quisiéramos ver a Colombia sometida nuevamente
a la guerra y, por el contrario, quisiéramos que con un Gobierno de Transición
que defienda e implemente de verdad la Paz en Colombia se eche hacia Adelante el
proceso de Paz. Ello no se conseguirá colocando –cual ficha del ajedrez- una
ficha en el tablero que no decidirá nada y todo estará en manos de la élite del
establecimiento. No.
Los tiempos han cambiado
y es el pueblo el que tiene en estos momentos la última palabra. Queremos una
Nueva Colombia en paz con justicia social. Punto!!!
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