Es inexplicable que las denuncias de corrupción administrativa que llegan a la Procuraduría Regional de Bolívar, que afectan el patrimonio de todos los ciudadanos, no prosperen.
Aunque los niveles de corrupción que afectan el departamento de Bolívar son tan profundos como los que se dan en Chocó y La Guajira, la relevancia mediática no ha sido proporcional a los desfalcos. Su capital sigue siendo una de las ciudades más desiguales y corruptas del país, superada sólo por Soledad, Atlántico, y Cúcuta, Norte de Santander. La historia negra de la política en Bolívar nos dice que varios de sus gobernadores han pasado por los estrados judiciales una vez terminado su período, e incluso antes de concluirlo. La podredumbre administrativa que desataron desbordó los límites. Libardo Simancas, mandatario en 2004-2007, estuvo preso por desfalcar al departamento con la ayuda paramilitar. Joaco Berrío Villarreal (2009) fue destituido e inhabitado por la Procuraduría General durante 18 años por hechos de corrupción. Luis Daniel Vargas (2001), investigado y destituido por el Ministerio Público, fue un alfil de Enilse López Romero, la Gata, a quien le concedió de manera irregular el negocio del chance en el departamento.
Lo curioso es que todo esto pasó frente a las narices de los entes de control regional, que se hicieron los de la vista gorda mientras los “hijos de las águilas caudales” raspaban hasta el fondo de la olla. Y la historia se ha venido repitiendo desde entonces, como la recordada película El día de la marmota (1993), donde su protagonista queda atrapado en el tiempo y ve transcurrir repetidamente, ante sus ojos, el mismo día.
Vale la pena recordar que la historia se repite porque tenemos la inmensa capacidad para el olvido y porque las autoridades son incapaces de cumplir su deber constitucional. Resulta inexplicable que las denuncias de corrupción administrativa que llegan a la Procuraduría Regional de Bolívar y que afectan el patrimonio de todos los ciudadanos no prosperen. Resulta inexplicable la ineficacia de la Fiscalía Regional para investigar a los peces gordos de la administración denunciados por corrupción. Que las investigaciones avancen cuando llegan delegados enviados de Bogotá no sólo produce sospechas, sino que hace preguntarnos hasta dónde ha penetrado la mano negra de corrupción en la administración de justicia y los entes de control del departamento.
Resulta igualmente sospechoso el profundo silencio de los medios de comunicación locales ante los escándalos de corrupción que sacuden el departamento de Bolívar y su capital. El 23 de diciembre del 2016, el periodista Carlos Figueroa, quien ha recibido amenazas en varias oportunidades, publicó en su web una noticia que pasó inadvertida para los medios cartageneros: una investigación que la Fiscalía General de Nación le abrió a un exgobernador de Bolívar por presunto enriquecimiento ilícito.
Según la nota, la cual no revela el nombre del investigado para no violar la reserva sumarial, el ente acusador abrió una investigación al exfuncionario por el aumento desproporcional e inexplicable de su patrimonio, ya que obtuvo licencias para construcción de tres edificios en el barrio Manga, de los cuales dos serían residenciales y uno para oficinas de empresas dedicadas al trámite de aduana. De la misma manera, el exgobernador investigado construye un conjunto residencial de 10 casas campestres al norte de Cartagena, cuyo valor asciende a 20.000 millones de pesos, expresó la fuente consultada por el periodista. A lo anterior se suma la adquisición de propiedades en el exterior a través de testaferros.
La investigación, que ya se encuentra avanzada, ha expresado la fuente consultada por Figueroa, que decidió permanecer en el anonimato por seguridad, podría arrojar en los próximos meses las primeras capturas, pues la orden del nuevo fiscal general de la Nación es investigar a los políticos sumidos en hechos de corrupción.
Los últimos gobernadores de Bolívar, en su orden, han sido Libardo Simancas Torres, Joaco Berrío Villarreal, Enrique Núñez Díaz (e), Jorge Luis Mendoza Diago (e), Alberto Bernal Jiménez y Juan Carlos Gossaín. En el abanico está el detalle, diría el metódico Sherlock Holmes. En la oreja del gato está la raya del tigre, afirmaría el maestro Pedro Gómez Valderrama. Esperemos que la Fiscalía cumpla con su deber constitucional y pronto le ponga rostro al exgobernador. El país lo exige y los bolivarenses también.
Twitter: @joaquinroblesza}
Email: robleszabala@gmail.com
*Docente universitario.
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