Hernando Vanegas Toloza,
Postales de Estocolmo*.
Hemos tenido siempre el
pálpito de que el gobierno de Juan Manuel Santos terminará incumpliendo lo que
firmó en La Habana, en Cartagena y en el Teatro Colón, es decir, sería inferior
al compromise adquirido con las FARC-EP, con el pueblo colombiano y con la
comunidad internacional.
Por “como es el desayuno
se sabrá como es el almuerzo”. Y el
desayuno que sirven en la Casa de Nariño –palacio presidencial- no satisface el
apetito del pueblo colombiano, el cual a pesar de su pobreza está acostumbrado
a un desayuno que le de fuerzas para enfrentar la dura jornada laboral que se
extiende más allá de 12 horas y sin pago de horas extras ni recargos nocturnos,
amen del pago de un pírrico salario mínimo.
Las FARC-EP ha
demostrado su seriedad frente al proceso de paz y frente al pueblo colombiano y
la comunidad internacional. Su estatura política la ha demostrado en las
discusiones y diálogos en La Habana, cuando el resultado adverso del
Plebiscito, y ahora cuando el gobierno empieza con sus históricos
incumplimientos.
El Gobierno de Juan
Manuel Santos, por su parte, se ha caracterizado por hacerle “conejo” –incumplir-
cuanto acuerdo ha firmado con las comunidades que se movilizan en protesta de
las políticas neoliberales que adelanta su gobierno, ejemplo lo tenemos que el
año pasado los campesinos tuvieron que realizar otro Paro Agrario para que el
gobierno cumpliera el acuerdo firmado dos años antes con los campesinos a fin
de cesar el Paro Agrario que dejó sin alimentos las grandes ciudades
colombianas.
Los incumplimientos del
gobierno Santos frente al compromiso adquirido al firmar el Acuerdo Final para
una Paz estable y duradera son variados. Veamos:
Plebiscito
El Plebiscito fue
impuesto unilateralmente por el gobierno Santos en la creencia de que era “pan
comido”, que era una cuestión de simple trámite y desdeñó la posición y advertencias
de las FARC-EP y de connotados analistas y autorizadas voces expertas en los
aspectos legales. Queda la sensación de si no fue un “conejo” a las FARC-EP –entre
la dupla Santos-Uribe- a fin de ponerle una camisa de fuerza para disminuir los
alcances del Acuerdo Final pactado y lograr así reducir la Resistencia de las
FARC-EP, lo cual no habían alcanzado por la vía militar.
Liberación de Simón Trinidad
Las FARC-EP siempre han reivindicado la repatriación de
Simón Trinidad y fue nombrado miembro de la delegación de Paz en lo atinente a
la entrega de armas. La promesa del gobierno Santos fue de tramitar la
solicitud de repatriación de Trinidad ante el gobierno de los Estados Unidos,
cosa que incumplió se vino a saber posteriormente a la salida de la presidencia
de Barck Obama. En éste caso el
gobierno mintió flagrantemente a las FARC-EP.
Incumplimiento en la aplicación de la Amnistía de los guerrilleros y
líderes sociales presos politicos
El Acuerdo Final firmado
entre el gobierno (represntando al Estado) y las FARC-EP contempla la
liberación de todos los prisioneros guerrilleros y líderes sociales presos
acusados de ser o guerrilleros o auxiliadores. El estado –a través del Fiscal
General de la Nación- ha intentado meterle mano al Acuerdo Final –ya pasó la
etapa de negociación y ya está firmado- tratando de retrotraer el Acuerdo Final
a una ”nueva” negociación o a torpedear la Implementación al colocarle trabas
de tipo burocrático para esa liberación, de la cual son expertos las
autoridades colombianas, especialmente las judiciales cuando de liberar
prisioneros populares se trata.
Llama la atención que
los funcionarios estatales se las den de legos y no entiendan que un Acuerdo de
Paz una vez firmado no puede ser modificado por el querer de los funcionarios
estatales pretextando cuestiones legales y, mucho más, el silencio del gobierno
ante estas arremetidas, lo cual nosh ace pensar si no hay acuerdos “por debajo
de la mesa”, para usar una comparación muy de boga hoy en día con los
escándalos de corrupción que estremecen al estado, a la clase política, y a los
empresarios colombianos, corrupción que es inherente al Sistema capitalista y
especialmente con su modelo neoliberal.
Incumplimiento en la construcción de los campamentos veredales (ZVTN)
Cuando el país presenció
la más amplia movilización de una guerrilla en el mundo por muchos años, o
siglos, y la respuesta popular de todos, adultos, viejos, niños, mujeres,
saludando con banderas blancas y tocando a sus “muchachos”, el gobierno de Juan
Manuel Santos incumple por enésima vez al pueblo y nada había construído en las
Zonas Veredales (ZVTN), a fin de dar cumplimiento al Acuerdo Final.
La Agencia noticiosa de
la guerrilla –NC Noticias- se apunta un éxito ya que informó al segundo,
milimétricamente, la situación que estaban viviendo, acompañado por los medios
alternativos, lo cual obligó a los diarios burgueses a “informar” sobre ésta
situación y al gobierno, a través de los encargados de la ejecución de la
construcción de los campamentos, a dar explicaciones. Explicaciones que
demuestran la más complete ineptitud de unos funcionarios público ya que si
para el gobierno Santos lo más importante es la entrega de armas, con actitudes
como las mostradas en las zonas veredales se da al traste con un objetivo
gubernamental central.
Éste episodio ha
mostrado una guerrilla seria que en algunos casos tuvo que regresar a la zona
de preconcentración –caso del comandante Pablo Catatumbo y su tropa
guerrillera-, a la espera del cumplimiento gubernamental. Igualmente las
FARC-EP han demostrado al pueblo que son una guerrilla seria, no una guerrilla
de espectáculo o de internet, cuyos objetivos los tiene claramente definidos y
que su objetivo central es y sigue siendo la toma del poder para el pueblo.
Incumplimiento en el combate al paramilitarismo
Una preocupación mayor
tiene el pueblo colombiano –y las FARC-EP naturalmente- con la presencia de los
grupos narco-paramilitares alrededor de las Zonas Veredales –ZVTN-, reactivados
después de la firma del Acuerdo Final como en las épocas del
narco-paramilitarismo de Carlos Castaño que se movilizaba impunemente por todo
el territorio nacional de la mano de la alta oficialidad military (Rito Alejo
del Río, Montoya, Uscátegui, etc, etc).
Es de señalar que los
grupos narco-paramilitares en ningún momento se desmovilizaron y el Terrorismo
de Estado persiste en todo el terrotiro nacional. El asesinato –ejecuciones extrajudiciales-
de 534 activistas populares entre 2011 y 2015, la ejecución durante 2016 de 114
líderes populares sociales, y de 15 líderes sociales durante el primer mes de
2017, son muestra de la veracidad de la persistencia del Terrorismo de Estado
adelantado contra el pueblo colombiano.
No sobra advertir que algunos
altos oficiales de las fuerzas militares adoptan una actitud de permisividad,
cuando no de apoyo, frente a las bandas narco-paramilitares, como está siendo
ejemplarizado por las mentiras propaladas por un alto oficial militar encargado
de la seguridad de la zona de La Gabarra al negar la presencia
narco-paramilitar en la zona (Águilas Negras), lo cual obligó al bloqueo por
parte de los campesinos residentes en la zona a fin de que la Comisión de
Verificación haga la evaluación correspondiente. Es de recordar que algo
similar ocurrió en 1999 cuando los campesinos denunciaban la presencia
narco-paramilitar, la cual era negada por los militares, presencia que dejó un saldo de más de 6.500 campesinos
asesinados, muchos de ellos desaparecidos.
El comandante de las
FARC-EP, Timoleón Jiménez, ante ésta situación de peligro exigió al Gobierno Nacional la implementación del “punto 6.1.9 del
acuerdo final que se refiere a la implementación y puesta en marcha de la
unidad encargada de la ivestigación y desmantelamiento de las organizaciones
sucesoras del paramilitarismo”.
Conclusión
Ante tras repetidos incumplimientos
es necesario exigir por parte de la ciudadanía, por todos aquellos que
querramos la Paz de verdad, exigir al gobierno el cumplimiento de los acuerdos
del Acuerdo Final para una Paz estable y duradera.
Debemos encarar ésta fase histórica sin fatalismos ni triunfalismos. Sabemos
que nada de lo que se logre implementar en la práctica será por la acción
movilizadora del pueblo y no un regalo de la oligarquía en el poder. Nos corresponde como pueblo salir a defender el Acuerdo Final como
nuestro ya que de su cumplimiento por parte del gobierno Santos dependerá en
gran medida arrancar la construcción de una Nueva Colombia en Paz y Justicia
Social sobre bases seguras.
No permitamos que el Gobierno de JM
Santos y los “enemigos de la Paz” den al traste, nuevamente, una oportunidad
histórica para alcanzar la Paz ansiada por todo el pueblo colombiano. Esto vale
también, naturalmente, para los “enemigos de la Paz” que desde la “izquierda”
tiran sus balazos contra los deseos de los colombianos, del pueblo colombiano.
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