El Acuerdo Final y su Implementación es
el punto de partida para adelantar una serie de transformaciones que
significarán un salto hacia la modernidad.
Por cuenta del Acuerdo Final entre el gobierno nacional y
las FARC-EP se lanzó al vacío el gobierno y afloró lo que quieren los
colombianos: Discutir ampliamente el modelo que queremos que salga de la
Implementación del citado Acuerdo.
Los 6 millones del No al
Plebiscito y los 6 millones al Sí, además de el 63% de colombianos que no votan
porque el discurso politiquero no los mueve a “perder el tiempo en unas
elecciones” ya que siempre se eligen los que representan a la “rosca”, es
decir, la élite que está en el poder desde hace más de doscientos años.
La sorpresa de los
promotores del No –que nunca esperaban ganar así fuera por 50.000 voticos- los
llevó a tratar de conformar un Programa de Gobierno –que nunca lo han tenido-,
a no ser que se llame Programa a la sarta de sandeces que dicen para
justificarse cuando en realidad lo que quieren es Impunidad y mantener al
país en el Feudalismo a través de la tenencia de la tierra –desplazamiento y
robo de ella-, además de “en nombre de la fe y la religion” recurrir a los más
trogloditas conceptos que han impedido que Colombia avance hacia su modernidad.
Este enfoque ha sido
galopante toda vez que la Clase Política en el poder es supremamente
conservadora, confesional, y ha legislado para mantener el Statu quo, es decir,
los politiqueros de los partiditos en que ahora están divididos y desde la Casa
de Nariño en ningún momento se han planteado la modernización de su vetusto
aparato estatal y se han contentado con colocarle “ladrillos nuevos” sin tocar
la estructura base.
La Constitución del 91
ha sido un catálogo de buenas intenciones, mas como decía el inmolado por el
Terrorismo de Estado, Héctor Abad Gómez, "de buenas intenciones está
empedrado el camino del infierno”. No contentos con ello desde los gobiernos y
desde el Parlamento se han ido adicionando retazos que retrotrayeron la
Constitución hacia épocas pasadas, o sea, mantenimiento de los privilegios de
clase de los “cocotudos” y exclusion de la amplia mayoría de los colombianos
que han sido víctimas de esas políticas.
Además la legislación
colombiana es una legislación de guerra, contrainsurgente y anticomunista y el
principal enemigo han sido las FARC-EP y el ELN y el conjunto de las
organizaciones populares. La consecuencia ha sido la implantación del
Terrorismo de Estado y las más de 1 millón de víctimas mortales y las más de
7,5 víctimas no mortales.
Es necesario precisar
que las políticas estatales van dirigidas a imponerle al pueblo, ese pueblo
trabajador y creativo, las políticas en materia laboral y social, las cuales
producen ingentes sufrimientos a los pobres en materia de educación, salud,
empleo (desocupación), vivienda, adecuados servicios públicos, cultura, recreación
y deporte.
Ello nos lleva a decir
que el pueblo colombiano ha sido Víctima
de las políticas del “Viejo País”, Viejo país que con el Acuerdo
Final sufre un serio revés y por ello vemos a los sectores más retardatarios
lanza en riste contra dicho Acuerdo. Hay sectores que son realmente serios y
han planteado precisiones que es necesario tener en cuenta y con ellos se está
dialogando constructivamente, mas con los que plantean “palos en la rueda” de
la historia serán desechados como basura inservible.
El Acuerdo Final y su
Implementación es el punto de partida para adelantar una serie de
transformaciones que significarán un salto hacia la modernidad, haciendo de
Colombia una nación incluyente, civilizada, en Paz con Justicia Social.
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