Mamandogallo

Le mamagallo cuando en las reuniones con el “godierno” dice entender todo lo tratado y al salir de las reuniones sigue con la misma cantaleta.

Por: Domínico Nadal, El Cuento de la Semana. 

Érase que se era… un individuo con el número 82 tatuado en su frente, de rancia cuna narcotraficante, que creía que podía mamarle gallo a todo el mundo, incluído el presidente JuanMa Santos.

Le mamagallo cuando en las reuniones con el “godierno” dice entender todo lo tratado y al salir de las reuniones sigue con la misma cantaleta, como si fuera mujer celosa. Y deja como un “zapato viejo” -que no se ama como a los zapatos viejos de Luis Carlos López- a los delegados del gobierno cuando éstos afirman que alcanzaron un consenso con el 82 y éste sale diciendo las mismas babosadas de siempre que lo que buscan es empantanar el Acuerdo Definitivo.

Ahora sale con el cuento de que quiere reunirse con el Secretariado de las FARC-EP, como si no hubiera sido invitado a La Habana y él, el 82, se negó categóricamente (quizás por el miedo de que sin sus escoltas en  Cuba se sentiría como el Rey desnudo).

Esta estratagema pareciera que busca saber en qué sitio permanecen los del Secretariado de las FARC-EP para mandarles unos rocketazos de bienvenida, como los balazos conque están ajusticiando a los líderes populares después de su reiterada invitación a retrotraer el Acuerdo Final a la Guerra que él, el 82, tanto añora y “vengar” la muerte de su padre, muerte que él –otra excusa- la atribuye a las FARC.

A propósito del número 82 es como una mancha indeleble ya que aún permanence con ese número en la Lista Clinton, lista que como sabemos la tienen ahí guardadita y en el momento preciso la sacan y te vas para una cárcel de máxima seguridad.

No entendemos por qué el president JuanMa Santos si tiene la obligación constitucional de buscar y garantizar la Paz a los colombianos y si el 82 está en oposición por qué anda dándole cuerda al número 82. Que lo haga la prensa ultrareaccionaria se entiende, pero que lo haga JuanMa… Hmm. Algo raro hay ahí. Mucho ojo, muchachos!