La disyuntiva para el país es o se
moviliza por sus reivindicaciones más sentidas o vivirá eternamente encadenado a los quereres de la élite en el poder.
Se acabó el tiempo. No hay tiempo para más. Se les dió gusto a todo el
mundo. Si se quiere realmente la Paz se debe pasar inmediatamente a la Refrendación
y a la Implementación. Es el único camino realista que queda. Los otros caminos
de dilación significa volver a la guerra.
Sería lamentable que por
caprichos y razones electoreras se diera al traste con el deseo de Paz del
pueblo colombiano, pueblo que se está movilizando exigiendo Implementación Ya!
Sabemos que el C a-D y
su líder el narcoparamilitar número 82 ex-presidente y hoy senador, Álvaro
Uribe Vélez, más conocido como Uribhitler, pretenden dilatar el proceso para
presentarse a las elecciones como el “chacho de la película” que pudo imponerle
a Colombia su vision de la Paz, Pax romana, es decir, una pax de los sepulcros.
Un ser tan cobarde que
tiene que andar con 300 escoltas y movilizarse en 20 carros para su uso exclusivo
no puede ser un referente en la vida nacional, por el contrario, son un mal
precedente y lo que seguiría es una confrontación guerrera de niveles
inimaginables.
Preocupa que el gobierno
ande dando palos de ciego y no se decida a Refrendar e Implementar el Acuerdo
Definitivo, Acuerdo de la Esperanza, y vaya cayendo en la estrategia de
Uribhitler de dilatar el proceso con su visión corrompida y electorera. Ello
nos lleva a pensar seriamente si la idea del Plebiscito se impuso con un as en
la manga, el de lograr en la Mesa con el Plebiscito lo que no han podido lograr
en el frente de Guerra, vencer a las FARC-EP.
Es diciente que se hayan asesinado dos guerrilleros que iban
hacia la zona de preconcentración y que además hayan asesinado a 3 miembros de
la Marcha Patriótica, además de 3 líderes populares en el Cauca, y la cosa se
tome como si los muertos fueran desechables.
La estratagema del gobierno y la ”oposición” de Uribhitler
sería seguir implementando el Terrorismo de Estado, privilegiando cuanta
violación de Derechos Humanos se pueda adelantar para impedir que el pueblo –excluído-
se pueda manifestar y exigir la satisfacción de sus necesidades, en primera
instancia las necesidades básicas primarias, empleo, vivenda, educación, salud,
recreación.
Ya en las nuevas condiciones que ha producido el proceso de
Paz , es decir, vencimiento del miedo, restableceimiento del tejido social,
reorganización y unidad, para entonces sí, como ya se está haciendo,
movilizarse por su más ansiada reivindicación, lograr la Paz con Justicia
Social de la cual ha sido largamente excluído el conjunto del pueblo
colombiano.
Sería entonces
prioritario seguir incentivando las movilizaciones populares ya que el caldo de
cultivo de la injusticia y las políticas neoliberales del estado (sueldos de
hambre, privatizaciones, corrupción galopante a nivel nacional, desempleo,
pobreza, desnutrición, privatización de pensiones, flexibilización laboral, etc)
no dan más espera al pueblo. O se moviliza o vivirá eternamente
encadenado a los quereres de la élite en el poder.
La Paz vista de ésta manera sería la única garante de la
vida de los colombianos y luchar por ella sería la forma de movilizarnos por
nuestro futuro, el cual ha sido dejado en manos de los que detentan hoy el
poder.
La guerra significaría la debacle total de la vida nacional
ya que el pueblo ha conocido la guerra, y, con la discusión y diálogo del
Acuerdo de La Habana, los planteamientos de la insurgencia colombiana, acuerdo
que reivindica los derechos del pueblo, y esa reivindicación será la ”chispa”
de las grandes transformaciones que requiere el país si quiere convertirse en
un referente a nivel latinoamericano.
Publicar un comentario