No es de poca monta haber alcanzado éste
Acuerdo. Mostró realismo político de las dos partes.
Se alcanzó y firmó el Nuevo Acuerdo de Paz, el Acuerdo de la
Esperanza. Se alcanzó así sentar
las bases definitivas para la refrendación e implementación del Acuerdo.
No es de poca monta
haber alcanzado este Acuerdo. Mostró realismo político de las dos partes. También mostró disposición de las dos partes –gobierno y FARC-EP- para desempantanar la
discusión en la Mesa para alcanzar un Acuerdo y mostró una verdadera disposición
de negociación, aún cuando algunos querían -y quieren- alcanzar en la Mesa lo que no
pudieron conseguir en el frente de guerra durante 52 años, vencer a las FARC-EP.
Por parte del gobierno ya que el sector oligárquico en el
poder vislumbró y entendió que la guerra es el saco roto del que se nutren los guerreristas,
quienes no fueron capaces de ver que la guerra no podían ganarla y, por el
contrario, podían perderla a futuro. El pragmatismo de los Santos (JuanMa y
Enrique) evitó que las conversaciones se rompieran ya que ellos sabían que no
podrían lograr vencer a las FARC-EP en el campo de batalla, ni siquiera
llevarlas debilitadas a la Mesa de Conversaciones, y que era mejor negociar
para acanar la guerra.
Por parte de las FARC-EP ya que ha logrado una de sus
máximas banderas de lucha: alcanzar la Paz. Los esfuerzos hechos por las FARC
(La Uribe, Caracas, Tlaxcala, contactos secretos, etc) chocaban con la falta de
realismo del gobierno, que siempre creyó que podría vencer a la insurgencia
armada y creían tener derecho a patear la Mesa cuando las discusiones
discurrieran por terrenos resbaladizos para ellos, han llegado a feliz puerto. Además,
ha puesto en la discusión del país el problema, insoluble para el gobierno, de
la tenencia de la tierra y será en este terreno en donde se desarrollarán las
más fuertes contradicciones de clase entre la clase terrateniente-ganadera
(troglodita, cavernaria, feudal) y la clase campesina como tal (dispuesta a
lograr la Reforma Rural Integral).
Es por esto que se ha alcanzado el mejor Acuerdo posible: un
Acuerdo que acabe la guerra y que comience a construir la Paz en nuestro país,
ya que el pueblo está cansado de tener que poner los muertos en una guerra
fratricida, mientras los oligarcas-terratenientes-ganaderos se llenan los
bolsillos (con la enorme corrupción política-estatal), y son tan cobardes que
ni siquiera tienen la valentía de enviar sus hijos al frente de batalla para
defender sus intereses.
Corresponde ahora la Refrendación en el Congreso y la
Implementación del Acuerdo de la Esperanza, acuerdo definitivo que no soporta otra discusión ni más adiciones
y que, por el contrario, deja puntos sin resolver, los cuales serán retomados
por las fuerzas populares como reivindicaciones que se resolverán con la
resistencia y la acción de las masas populares.
Esperamos que la
Refrendación transcurra como deben transcurrir las discusiones y las
aprobaciones en un Parlamento, teniendo presente que el sector del C antiG
liderado por Uribe Vélez jamás va a estar contento con el Acuerdo, entre otras
cosas porque no fue él quien lo alcanzó, muestra de su inconmesurable
mezquindad. Habrá una mayoría por la Refrendación del Acuerdo, sin cambiarle ni
una coma, y una minoría que al ser vencida tiene que aceptar el veredicto de la
votación parlamentaria.
La Implementación no
será fácil, es una etapa delicada y compleja que requiere de la presencia
movilizada del pueblo abrazando y protegiendo el Acuerdo, a fin de que se logre
concretizar lo acordado, teniendo en cuenta que los gobiernos oligárquicos son
especialistas en ponerlo “conejo” a las aspiraciones populares.
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