Allende La Paz, Cambio Total.
Algunos analistas
burgueses –o que quieren serlo- dicen sin asomarse ni por casualidad a la
historia colombiana que las FARC-EP no les han aportado nada al país. Semejante
desconocimiento de la historia de los últimos 60 años hacen que crezcan
posturas como la de la extrema derecha –“enemigos de
la Paz”- quienes necesitan, entre otras
cosas, que las FARC-EP sigan vivas para ellos
poder seguir mamando de la teta estatal.
Es de una miopía extrema
plantear categóricamente semejante aserto. Las FARC desde su nacimiento lanzó
su Programa Agrario Guerrillero, el cual después de 52 años está mostrando que
aún hoy esas reivindicaciones –no era un Programa para asaltar el poder burgués-
no han sido resueltas por los gobiernos que se han sucedido desde 1964.
De allí arrranca el aporte de las FARC-EP a la lucha de los
pueblos. La transformación
de unas Autodefensas Campesinas en una Guerrilla, móvil, arranca una
época de lucha dura, sacrificada, dolorosa, pero necesaria, totalmente
necesaria, ya que lo que se está defendiendo
es el derecho fundamental, sin el cual no hay disfrute de los demás
derechos fundamentales, el derecho de la
vida. Esa transformación es un hito histórico por cuanto lo normal es que
ante la arremetida de 16.000 soldados, ataques de la aviación y uso de la
”peste negra” como arma biológica es que el terror paralizara cualquier acción
de defensa.
Mas no. Los campesinos
de Marquetalia se movilizan, se defienden y defienden a las masas campesinas que,
como las Juanas, les seguín adónde iban. Ello obligó a trasladarlas a otra zona
en donde no estuvieran en riesgo de muerte y el núcleo de 46 hombres y 2
mujeres se deciden y determinan enfrentar la agresión de que son objeto (aquí,
en esas 2 héroes femeninas está el foco originario de lo plasmado en el Acuerdo
Final de La Habana).
Desde entonces, las FARC
comienzan a darse su autonomía desde todo punto de vista,
financiero, político, organizativo, cultural, y con altibajos, dependiendo de
la situación del momento, fue creciendo y desarrollándose, al punto de llegar a ser en un momento dado un ejército
irregular –otro hito- de 20.000 guerrilleros, con un mando central
(el Secretariado Nacional), disciplinado y organizado alrededor de su
Secretariado.
Desde luego que en una
geografía tan variada como la colombiana, el simple hecho de mantenerse fieles
a los principios organizativos, con comunicaciones lentas por el traslado en
condiciones de seguridad de los estafetas, es de una extraordinaria proeza que
habla de la fidelidad
de esos hombres y mujeres a la causa revolucionaria.
Al tiempo, las FARC van atesorando avances en el campo de
fabricación de armamentos y logran desarrollar algunas armas que en
un principio eran de mala precisión en sus últimos tiempos eran el terror de la
tropa estatal y de las bandas narco-paramilitares que iban a la zaga del
ejército oficial. Igualmente las FARC
fabricaban sus propias minas anti-personal y sus propios ”stinger” utilizando
los fusiles .50 como plataforma de lanzamiento.
En el campo politico
las FARC avanzan desde un “problema” –para los gobiernos y el estado- en las
“marginales” zonas Rurales a una presencia militar y política a nivel nacional,
inclusive a nivel internacional probada con la persecución de los miembros de
su “Cancillería”, con contactos en todo el mundo. A tal punto esto es cierto,
que algunos periodistas hablan –muy acertadamente- que el señor Andrés Pastrana
–hoy declarado enemigo del proceso de paz- fue elegido por el apoyo de las
FARC-EP.
La participación en las
elecciones no fueron preocupación fundamental de las FARC. Si acaso cuando la
U.P., y en muy contadas ocasiones la guerrilla orientaba a los electores sobre
tal o cual candidato teniendo en cuenta sus hojas de vida. Sabían las FARC de
la enorme podredumbre que se mueve alrededor de las elecciones, la cual
continúa hasta nuestros días.
Todos esos avances
quedan pálidos ante un hecho que es descomunal. El amor hacia su pueblo. Las
FARC eran –y son- parte íntima, constitutiva, de su pueblo. El cariño de las
FARC hacia su pueblo y de su pueblo hacia ellos se manifestaba de mil maneras.
Desde el compartir la comida y la ropa hasta el afecto prodigado a los hijos
pequeños del pueblo, afecto que era motivo de sorprendente júbilo por mi parte.
Siempre pensé que ese amor era la base de la invencibilidad de las FARC-EP.
Hoy, las FARC-EP, su guerrillerada, su Secretario Nacional,
logró plasmar en la realidad lo que
desde el lanzamiento del Programa Agrario de los Campesinos fue un eje
en la política fariana, la búsqueda de la Paz. Dichosamente han firmado las dos partes –gobierno y
FARC- el Acuerdo Final para terminar el Conflicto Armado y en próximos días
celebrarán su X Conferencia Nacional de Guerrilleros que, si no hay algún
suceso grave que reverse la decision de esas partes, será última como guerrilla
y su transformacion en la I Convención del Nuevo Partido que definirá la
Conferencia.
Razón tenían los
guerrilleros de las FARC-EP cuando rechazaban el calificativo de “bandoleros”,
“terroristas”, “narcotraficantes”, incluso el de delincuentes politicos ya que
ellos se veían a sí mismos como lo que en realidad son, transformadores
sociales.
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