La oligarquía colombiana ha recurrido al ejercicio violento del poder con tal de mantenerse en el poder.
Han sido 52 años de guerra en Colombia en su último período.
Guerra que fue declarada por la oligarquía en el poder y por los gobiernos de
Estados Unidos de Norteamérica aún antes de 1964, período en que arranca la
llamada 2a Violencia. La llamada”La Violencia” en Colombia arranca con el
asesinato en Bogotá de Jorge Eliécer Gaitán en 1948, asesinato que desembocó en
”El Bogotazo” con incendio insurreccional no sólo en Bogotá, sino en casi todo
el país.
Eran los tiempos de la ”Guerra Fría. Los partidos liberal y
conservador no tuvieron ningún rescoldo moral al asesinar a Gaitán y
desencadenar una Guerra civil entre liberales y conservadores del pueblo para
después negociar entre las cúpulas oligárquicas de esos partidos y crear un
modelo de gobierno totalmente excluyente de los sectores populares (El Frente
Nacional, con alternatividad presidencial), quienes habían puesto 330.000
víctimas y 1 millón de desplazados
internos.
Posteriormente, tras un engañoso Cese de Fuegos y Amnistía,
fueron ajusticiados los líderes populares de las guerrillas liberales,
traicionadas por los dirigentes oligárquicos de su propio partido. Así cayó
asesinado Guadalupe Salcedo en las propias calles de Bogotá, quien tuvo bajo su
mando más de 5.000 guerrilleros en los Llanos Orientales de Colombia. Las
guerrillas de orientación comunista tomó la forma organizacional de
Autodefensas Campesinas, dedicándose a labrar la tierra.
Colombia
ha sufrido “La Violencia” durante dos períodos. La 1a Violencia de 1948-1958. La 2a
Violencia desde 1964 hasta el 2016.Ahora que se acerca la paz política es
necesario empezar a preocuparnos por la paz social.
Han sido 52 años en que la
resistencia campesina, acompañada por otros sectores populares, obreros,
estudiantes, tuvo que enfrentar la feroz y sanguinaria arremetida de las
fuerzas estatales (ejército, aviación, prensa, servicios secretos, etc),
lanzadas cual jauría contra 48 campesinos -2 mujeres y 46 hombres- en el Ataque
a Marquetalia con la anodina justificación de que eran ”repúblicas
independientes” creadas por ”comunistas” que, entre otras cosas, ”comían niños
al igual que Fidel Castro en Cuba”, especie lanzada en el Congreso colombiano
por representantes del Partido Conservador, acolitados por miembros del Partido
Liberal.
Se convirtió así Colombia en un
gran laboratorio de guerra contra-insurgente y a cada presidente le entregaban
su plan militar dentro del paquete de “recomendaciones” que el Sistema
Capitalista y su modelo neoliberal –desde los años 80- hacía aplicar a sangre y
fuego desde los centros de poder de Washington.
Las Víctimas
Las víctimas han sido fundamentalmente del pueblo
colombiano. Ningún hijo de oligarca o terrateniente o ganadero cayó en el
frente de batalla contra la insurgencia armada. La oligarquía está muy cómoda
adelantando una guerra en la que los muertos son de un solo bando, el pueblo.
Es así que durante la 2a Violencia tenemos un acumulado de
1 millón de víctimas y 7,5 millones de desplazados internos, de los cuales es
responsabilidad del Estado colombiano en un 83% de las masacres, 83,3% de
ejecuciones extrajudiciales o ”falsos positivos” , 97,7% de desapariciones
forzadas y no forzadas y del 100% de desplazados internos, todo lo cual sumió
al pueblo colombiano en una Crisis Humanitaria sin precedentes en la historia
del país.
Hacia la paz
Desde 1964 la guerrilla de las FARC ha planteado la imperiosa
necesidad de dialogar para buscar otra salida a la problemática del país, una
salida civilizada, en sus esferas económicas, políticas, sociales, culturales,
etc. Esta propuesta de paz siempre cayó en oídos sordos. A pesar de ello, desde
1964 con la posesión de cada nuevo presidente se escuchaban los llamamientos de
Paz de las FARC-EP.
Las FARC logró conjuntamente con el gobierno de Belisario
Betancour (período 1982-1984) un Acuerdo de Cese de Fuegos, a cuyo amparo las
FARC fundaron la Unión Patriótica (U.P.) conjuntamente con sectores
democráticos colombianos. La respuesta del sector más derechista y cavernario
de la clase óligárquica, enquistada en el Estado, fue adelantar el genocidio de
la U.P. con el asesinato de 5.ooo de sus líderes más connotados. Se frustraba
así un intento de silenciar los fusiles, de parar la guerra.
A pesar de ello, las FARC persistió en su empeño de paz.
Durante la administración de César Gaviria (período 1990-1994) las FARC forzó
dialogos, los cuales se desarrollaron en Caracas y Tlaxcala, cuyo fin fue el
bombardeo de Casa Verde (campamento de reuniones del Secretariado de las FARC)
en momentos en que se instalaba la Asamblea Constituyente en diciembre de 1990;
y durante la administración de Andrés Pastrana (período 1998-2002) los llamados
”Diálogos del Caguan”, loo cuales fueron un respiro para las fuerzas militares
que en la administración de Ernesto Samper Pizano (período 1994-1998) había
recibido 10 golpes contundentes con el copamiento de 10 bases militares. Pastrana recibió del gobierno gringo de
Bill Clinton el ”Plan Colombia”, el cual exacerbó la Guerra hasta niveles nunca
antes conocidos.
La
administración de Álvaro Uribe Vélez (2 períodos presidenciales, 2002-2006 y
2006-2010) fue elegida con la promesa de ”acabar la guerrilla en 6 meses”,
aplicando con todo su furor el Plan Colombia en sus fases Colombia, Plan
Patriota y Plan Consolidación, sin resultado favorable para sus intereses.
La
administración de Juan Manuel Santos (período 2010-2014) abrió las compuertas
de una salida civilizada al Conflicto Interno colombiano y después de 6 meses
de reuniones exploratorias se instaló en Oslo (Noruega) la Mesa de
Conversaciones el 18 de octubre de 2012, la cual comenzaría a sesionar en La
Habana (Cuba), en tanto la Guerra continuaba inmisericorde al interior del
país.
Las
negociaciones no han estado exentas de dificultades teniendo en cuenta que las
dos partes –Gobierno y FARC- representan diferentes clases y, lógicamente,
diferentes posiciones sobre cómo continuar manejando el país y cómo buscarle
solución a las causas que originaron el Conflicto Interno, en sus dimensiones
económicas, políticas, sociales, culturales, etc.
LLegamos así
a la firma del Cese Bilateral de Fuegos el 23 de junio de 2016, paso inicial
para alcanzar en los próximos meses el Acuerdo General que enrumbe a Colombia hacia
un país, en paz con justicia social como propuesta de las FARC-EP en representación
de los sectores populares en la Mesa de La Habana. Esta firma fue recibida con
explosiones, no de bombas o de balas, sino de alegría por el pueblo colombiano
que vió jubiloso que su largamente aplazado anhelo estaba cada día más cerca.
Mas este Cese Bilateral de Fuegos no es la firma de la
paz. Aún falta un trecho. Por ello se hace imprescindible la más amplia
solidaridad de todos los pueblos latinoamericanos. Solidaridad que se manifestará en Conferencias, foros,
marchas, actos culturales, etc, y en el acompañamiento de los partidos
populares con los sectores populares colombianos que están adelantando la lucha
contra el neoliberalismo y por sus más sentidas reivindicaciones.
Quisiéramos
decir con nuestro Libertador, Simón Bolivar: “•La paz será mi puerto, mi gloria, mi recompensa, mi esperanza, mi dicha y
cuanto es precioso en el mundo. (Carta al Gral.
Santander, 23 de julio de 1820).
Allende La
Paz.
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