Por Diego Molano (*)
En pleno corazón de la Capital de la república hay un lugar denominado el Bronx, nombre sonoro que recuerda uno de los más polémicos distritos de New York por su precariedad económica y criminal.
El Bronx de Colombia, queda en Bogotá en la localidad de los Mártires. Ese oscuro lugar es actualmente la madre del expendio de drogas y la olla gigante de donde salen personajes perversos buscando criaturas que desean entrar a un círculo peligroso de dónde muy pocos pueden salir.
Esta semana han retumbado nombres de niñas que no superan los 15 años y que han sido invitadas o contactadas por redes sociales para adentrase a un mundo que parece de películas extranjeras pero que están más cerca de nosotros de lo que imaginamos.
Testimonios de madres buscando a sus hijas en la ‘L’ o en casa verde del Nacional, como se llaman aquellos lugares, piden a gritos que el Estado ponga los ojos, los oídos, la fuerza de su autoridad y todo lo que esté a su alcance, para destruir aquellas cuadras malolientes que se roban día tras día, la Inocencia de los niños.
La historia es de niñas como Laidy, Catalina o Anita, no importan sus nombres, no es diferente a las de las niñas de Nigeria que fueron secuestradas por el líder yihadista Boko Haram. Esas historias son similares: Secuestro, extorsión, violaciones, red de tratas, explotadas sexualmente y muchas obligadas a cometer delitos.
La reacción no deben esperar; es un horror lo que pasa en el Bronx. La Corporación Anne Frank, que lucha contra el delito de trata de personas, ya ha documentado casos ocurridos desde 2014. “Ella era una niña víctima del desplazamiento forzado cuya madre había tenido que dejarla bajo el cuidado de una mujer, quien, se supone, la iba a poner a trabajar. La menor terminó vendida a una red que opera en el ‘Bronx’, en marzo de 2014, como parte de pago de una deuda de microtráfico”.
Ese es uno de miles de testimonios que ha sido documentados por los medios de comunicación, pero que se han quedado allí, solo testimonios.
Lo más grave de todo es la falta de un grupo especializado de investigación y judicialización, sola hay una fiscal para enfrentar estas acciones.
La entonces coordinadora del programa contra trata de personas, Yolanda Villavicencio dijo en su momento que se habían conocido ocho casos de mujeres menores de edad relacionados con las dinámicas de la zona del ‘Bronx’, dentro de la modalidad de prostitución forzada”.
Claudia Quintero, directora actual de la fundación Ana Frank y con la que he tenido la oportunidad de reunirme en varias oportunidades, me cuenta que las medidas que se han tomado hasta el momento han sido insuficientes. “No hay refugios para las víctimas, no hay control en terminales de transporte aéreo y terrestre, no hay presupuesto establecido, no hay un protocolo especial de atención en los hospitales”.
Víctimas del Bronx hablan de túneles y vías subterráneas donde esconden la mercancía y personas, aquellos lugares donde desaparecen a quienes tienen deudas pendientes con el negocio del microtráfico.
¿Qué más estamos esperando para acabar con el Bronx? ¿Acaso una tragedia peor de la que viven miles de familias a donde van a parar sus hijos? ¿Cuántas niñas y jóvenes están desaparecidos en el Bronx y no sabemos? ¿Es que el Bronx es una república independiente? ¿Cuál es la fórmula mágica para desaparecer aquel antro que las autoridades conocen pero que los esfuerzos siguen siendo apocados? Muchas preguntas sin respuestas.
Es el momento para que la ciudad y sus autoridades incluyan en el Plan de Desarrollo acciones contundentes que blinden a los menores y jóvenes de las garras de la mafia, es el momento para que los padres y educadores se unan en una sola línea preventiva que aborde esta problemática. Debería desarrollarse una acción contundente y conjunta de seguridad, renovación urbana e intervención social.
Necesitamos voluntad colectiva, necesitamos voluntad política, una lucha decidida por recuperar territorios, no podemos escatimar esfuerzos para erradicar el microtráfico y todo lo que ello conlleva, tenemos que apropiarnos de lo que pasa en el Bronx tanto así que si es necesario debemos volcarnos para que el mundo entero ponga los ojos en el Bronx de Colombia que queda en la localidad de los Mártires, aquí en Bogotá.
*Concejal de Bogotá
@Diego_Molano
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