Allende La Paz, Cambio Total.
Colombia vivió durante décadas en Estado de Sitio dictado
ante las protestas de los pobres por la caótica situación que vivían. 70 años
de los 105 años que persistió la Constitución de 1886, para ser exactos, siendo
remplazado por el ”Estado de Excepción”
de la Constitución del 91.
David Martínez Osorio en Revista
Semana nos recuerda sus inicios: ” Un
mes después de su posesión, el presidente
Turbay (padre
del Turbay de ahora –bruto como él- que justificó el asesinato de una señora
con el argumento anodino de la víctima provocó al victimari) haciendo uso de las atribuciones del
régimen de Estado de Sitio, decretado
desde 1976 por López Michelsen para contener las huelgas de médicos y trabajadores bancarios, expidió
el Estatuto de Seguridad -Decreto 1923/98-, que creó nuevas conductas
delictivas, aumentó las penas de ciertos delitos y otorgó a la justicia penal
militar la facultad de investigar y juzgar a los sindicados de tales conductas”.
(http://www.semana.com/on-line/articulo/la-violacion-derechos-humanos-como-politica-oficial/74859-3
).
Hay que aclarar que ya desde el gobierno de Guillermo León Valencia 1962-1966 se practicaba la aplicación del Estado de Sitio (Ver http://www.elcolombiano.com/blogs/casillerodeletras/colombia-en-estado-de-sitio/18225 )
Continúa David Martínez Osorio en Revista Semana: ” Los allanamientos y las capturas indiscriminadas produjeron una sensación generalizada de persecución política entre líderes sindicales, campesinos e indígenas, académicos, artistas y dirigentes políticos de organizaciones de izquierda. Destacadas personalidades políticas y del mundo académico fueron víctimas de allanamientos y detención. María Cristina Salazar, Orlando Fals Borda, el maestro Luis Vidales y la pianista Teresita Gómez, entre ellos. Este ambiente de persecución generalizada llevó a Gabriel García Márquez a exiliarse en el exterior”.
La mal llamada ”democracia más antigua” se apoyaba en el
Estado de Sitio para seguir gobernando en favor de los intereses de los
oligarcas, terratenientes, ganaderos. Uno tras otro, los representantes de esas
clases ante la mínima protesta decretaban el cese de los derechos ciudadanos y
cualquier policía o militar podían irrumpir en cualquier casa o sitio sin orden
judicial alguna.
”A Turbay Ayala
lo sucedieron los gobiernos de Betancur, Barco, Gaviria, Samper, Pastrana y
Uribe, durante los cuales la situación de derechos humanos adquirió dimensiones
aun más graves, aumentando exponencialmente los asesinatos, las masacres y las
desapariciones forzadas de personas desarmadas”, nos dice Martínez Osorio, ya que la mayoría de los
decretos expedidos durante la aplicación del Estado de Sitio pasaron a la
legislación permanente por el querer del Ejecutivo y el Legislativo
(Parlamento).
No escuchamos a los
periodistas ni a los periódicos burgueses despotricar contra ese engendro
fascista. Se metían la lengua en quién sabe que sitio, o sí, en el
Estado de Sitio. Había hasta censura de la información. Sin embargo, los vemos
despotricando contra las medidas tomadas por el gobierno venezolano para
enfrentar el golpe en marcha contra el gobierno popular.
Ellos estaban bien
contentos porque sus amos también lo estaban con el Estado de Sitio y sus sucedáneos:
Estado de Excepcion, Estado de Conmoción Interior.
Ya sabemos el resultado
de la política estatal del Estado de Sitio, o como quiera que lo llamen: más de
1 millón de víctimas mediante las prácticas criminales de las ejecuciones
extrajudiciales, la desaparición, las masacres, y el desplazamiento de más de
6,5 millones de campesinos y el robo a éstos de más de 8,5 millones de
hectáreas civilizadas por el esfuerzo y sacrificio de éstos colombianos.
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