La Paz viene del latin Pax. Mas no es la misma ”pax romana”, la cual consistía en la pax de los cementerios. Por el contrario, la Paz es precisamente la antítesis del orden, del estancamiento, de la muerte, o sea, la Paz es caos creativo, búsqueda permanente de sí misma y un estar mirándose muy adentro todo el tiempo, tanto a nivel personal como social. Por ello, el conflicto o estancamiento debe ser mirado como un paso hacia la paz y la transformación pacífica del conflicto hacia la paz es el paso decisivo para transformar nuestra propia humanidad, o sea, si hay un conflicto necesariamente debe conducir a su solución dialética-dialógica.
La cultura es todo lo que hace el hombre -como especie- y podemos decir que parte de su base económica y alcanza hasta las superestructuras. Todo ello conlleva un sello, una impronta, es decir, la cultura es la vida misma. La cultura de Paz no es entonces la mera ausencia de conflicto, de ”vivir la vida en paz”, sino que es una serie de condiciones, valores morales y principios éticos, que algunos están en la superficie del iceberg y podemos verlos, mas la gran mayoría de ellos están en el fondo del mar, escondidos a los ojos de las personas, mas sin embargo en ciertos momentos los viven sin darse cuenta.
Lo que está a la vista es la guerra o conflicto y esto mueve los sentimientos de las personas. Mas los que determinan hacer la guerra, y no van a ella a combatir, conocen muy bien esta ”teoría del iceberg” y por ello tratan de manipular todos los aspectos visibles y ocultos del iceberg, es decir, manipulan la vida de la sociedad a través de diversos mecanismos, unos de ellos la falsimedia y la educación.
La base primordial de una cultura de Paz estriba en la justicia, la justicia total y la justicia social. La propuesta de ”paz con justicia social” engloba precisamente ésta base y de ella arrancan las otras condiciones, actitudes y valores de la Paz; de la justicia parten los condicionamientos para la satisfacción de necesidades del ser como tal, por ejemplo, tenencia de la tierra que representa la posibilidad de la supervivencia campesino o del trabajo en el caso de los trabajadores obreros de las ciudades, o por ejemplo ejercer la actividad política como necesidad básica primaria sin temor a ser asesinado, o la satisfacción de todas las otras necesidades básicas primarias o secundarias.
Aquí hay que enfatizar en el papel que juega la educación en la Paz ya que la pedagogía que debe adelantarse en estos momentos en que se está comenzando a andar en el camino de la solución de las causas que originaron el conflicto, debe ser una pedagogía que lleve a des-aprender las viejas formas de resolver conflictos -violencia, asesinatos, desapariciones, etc- y aprehender las nuevas formas mirando dialéctica y dialógicamente los conflictos que se comienzarán a presentar en la construcción de lo nuevo. Evidentemente que también tendrá que tocarse las formas de la violencia ejercida desde las estructuras a través de diversos mecanismos, por ejemplo, a través de leyes y condicionamientos sociales.
Desde luego que la estructura y las superestructuras tienen y tendrán que ser tocadas. No es posible contruir un edificio nuevo si antes no se ha destruido el viejo y vetusto edificio sistémico-institucional, desde sus cimientos. Como dice el Dr. Julio C. Payán ”no es remendando con nuevos ladrillos el viejo edificio, sino que es necesario removerlo desde los cimientos”.Lógicamente que en ésta construcción debe participar la sociedad entera, salvando lo que sea digno de salvar (ejemplo, valores morales y principios éticos como por ejemplo la caballerosidad, la solidaridad, etc, enriqueciéndolos con las experiencias proletarias de internacionalismo).
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