Allende La Paz.
16 oct 2017
En Colombia han funcionado desde los años 70s dos mafias. La
mafia oligárquica tradicional que ha mantenido el poder desde la Independencia
–más de 200 años- y la mafia narco-paramilitar desde los años 70s cuando se
aposentó el narcotráfico en el país (primero con la ”bonanza de la Marihuana” y
después con la ”bonanza de la Cocaína”).
Éstas mafias han actuado
un tanto independientemente, a veces chocando entre ellas, pero al fin y al
cabo ambas tienen como base el desarrollo del capitalismo ya que sin éste no
podrían sobrevivir. La mafia tradicional ha tenido en sus manos el
poder por más de 200 años y lo ejercen de manera violenta. La mafia
narco-paramilitar nace como sub-producto del capitalismo e igualmente el poder
lo ejerce de manera violenta.
Es de señalar que a
ambas les concierne la corrupción más espantosa ya que ella es básica para su
accionar.
Es de recordar que ha habido “choques” entre ambas mafias. Cuando
el capo del Cartel de Medellín, Pablo Escobar Gaviria, primo hermano de José
Obdulio Gaviria y jefe de Álvaro Uribe Vélez, se volvió incómodo para la mafia
tradicional por sus pretensiones de acceder al poder político fue atacado con
todo el poder del estado con la consiguiente respuesta-ataque de la mafia
narco-paramilitar desatando el más espantoso terrorismo con bombazos que
dejaron centenares de muertos inocentes.
En la guerra contra-insurgente –en los años 80
aproximadamente- se dió lo que conocemos el contubernio impúdico entre las
fuerzas militares estatales y el narcotráfico para ”erradicar” la respuesta
popular a la implantación del neoliberalismo mediante los planes militares
recetados desde los centros de poder imperialistas. Nacieron los
narco-paramilitares que por facilismo llamaban ”paramilitares” o ”paracos”, los
cuales lavaban la cara de las fuerzas militares en la guerra sucia
contrainsurgente.
Los narco-paramilitares realizaron –reconocidos en Justicia
yPaz- más de 125.000 homicidios de colombianos civiles, desarmados, inermes, y
de 35.353 miembros de esas estructuras criminales el 89.72% fueron amnistiados
sin reconocer ninguna verdad o culpa, el 10.2%, o sea, 3.899 fueron a Justicia
y Paz y de ellos solamente fueron procesados 434 miembros de los narco-paramilitares.
De éstos 434 fueron condenados después de más de 10 años de
la Ley de Justicia y Paz –obra de Álvaro Uribe Vélez-, solamente 15 miembros de
los narco-paramilitares. Los grandes capos de los narco-paramilitares, una vez
comenzaron a develar las conexiones entre los empresarios-políticos
tradicionales-terratenientes-ganaderos-narcoparamilitares, fueron extraditados
a los Estados Unidos con el fin de taparles la boca.
Una de las tareas que
desarrolló –y desarrolla aún- el narco-paramilitarismo es el despojo de tierras
a los campesinos e indígenas que ha producido 7,5 millones de desplazados
forzosos y la acumulación en manos de los terratenientes-ganaderos de más de
8,5 millones de hectáreas.
Al tiempo, la mafia tradicional desarrolla el más criminal
Neoliberalismo que en siempre favorece a las multinacionales imperiales
(petróleo, banano, oro, níquel, recursos naturales, carbon, etc, etc) y la
negación de los más elementales derechos del pueblo (trabajo, salarios, educación,
salud, recreación, etc, etc).
En los momentos presentes, las mafias tradicional y
narco-paramilitar ante la eventualidad de la pérdida del poder producto del
Acuerdo de Paz (suscrito entre FARC-EP y Gobierno nacional) resuelven aliarse
(Ver: Confidencial Revista Semana http://www.semana.com/confidenciales/articulo/el-pacto-entre-uribe-y-vargas-lleras/543962).
Las caras visibles de éstas mafias son Germán Vargas-Lleras
por la mafia tradicional (Partido Cambio Radical) –con ligazones cada vez más
estrechas con la mafia mafia- y Álvaro Uribe Vélez (Partido Centro Democrático
–CD-) por la mafia narco-paramilitar que agrupa lo más sórdido de la vida
nacional, quienes ya lograron un acuerdo de apoyo mutuo para las próximas
elecciones presidenciales de 2018. Lo
anterior no significa que los otros partidos del establecimientos no tengan
miembros inmersos en ambas mafias o tengan sus vasos comunicantes con ellos.
Ya las cartas están en la mesa. La posibilidad de un
Gobierno de Transición que defienda la implementación del Acuerdo de Paz será
enfrentada por la alianza de las mafias politiqueras y narcoparamilitar
colombianas. Corresponde al pueblo desarrollar el más amplio proceso de unidad
y coordinación popular a fin de vencer en las urnas las pretensiones de éstos
sectores retardatarios y asesinos del querer de Paz de los colombianos.
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