Hernando Vanegas Toloza,
Postales de Estocolmo.
Ya llegamos a 200 líderes populares asesinados –ejecutados
extrajudicialmente- por el Terrorismo de
Estado. Y es Terrorismo de Estado en razón que han sido ejecutados por
bandas narco-paramilitares que actúan de la mano de sectores de las fuerzas
militares estatales, las cuales, a pesar del Acuerdo de Paz con las FARC-EP,
continúan aplicando la receta terrorista de la Doctrina de Seguridad Nacional
(DSN).
Negar la sistematicidad
no hace más que apuntar a los verdaderos responsables. Que funcionarios del
gobierno Santos nieguen enfáticamente la existencia del paramilitarismo solo
tiene un significado, es decir, el Terrorismo adelantado por las bandas
narco-paramilitares es agenciado desde el Estado.
Además, que las bandas
narco-paramilitares actúen en todo el país es muestra de la falsedad del “proceso”
adelantado por el gobierno UribeVélez con los “paramilitares”, el cual solo
sirvió para extraditar los capos narco-paramilitares a los Estados Unidos, a
fin de lograr su silencio como en efecto lo logró en relación con los
personajes politicos y empresariales comprometidos con ellos en el asesinato de
centenares de miles de colombianos.
Que es consuetudinaria
no deja la menor duda. 3 miembros de las FARC-EP asesinados –ejecutados
extrajudicialmente- en 3 días es una dolorosa muestra de ello. Que también viene a confirmar lo que tanto temíamos.
Los militaristas –militares, funcionarios estatales, ganaderos, terratenientes,
empresarios, financieros, etc- están logrando en la implementación de la Paz lo
que no pudieron en la Guerra, vencer a las FARC-EP.
Nos duele sobremanera
que la comunidad internacional no se movilice oportunamente para exigir al
gobierno de Juan Manuel Santos –espurio Nobel de Paz- el cese del Terrorismo de
Estado. No
podemos seguir jugando con la vida de las personas. Y personas somos todos los colombianos, incluídos los
guerrilleros y los líderes sociales.
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