José María Carbonell,
Nueva Colombia.
Quizás no ha habido país
más cínico que Colombia. Qué digo. No
Colombia, lo correcto es decir la clase politiquera –representante de los
poderosos ricos- que permanence asentada en el statu quo del feudalismo en el campo y el capitalismo deformado en
las ciudades.
Es rampante el cinismo,
por ejemplo, del presidente Santos entrometiéndose en los asuntos internos del
país vecino, Venezuela, sin ninguna consideración hacia un país que respetuoso
lo ayudo a conseguir la firma del Acuerdo de Paz, y de paso a que le otorgaran
el Nobel de Paz por lo que ”iba a hacer” –y no ha hecho- con la paz en
Colombia.
Ahora sale el presidente
Santos a darle consejo a su par Nicolás Maduro para que desmonte la Asamblea
Constituyente, quizá recordando o guardando en su interior que Santos tampoco
le gusta la Constituyente para Colombia ya que convocarla le daría la
posibilidad al pueblo de tomar su destino en sus propias manos.
La Constituyente en Colombia ha sido una propuesta de las
FARC. Es el escenario perfecto
para crear un verdadero Tratado de Paz. Eso no les gusta ni a Santos, ni a la
clase politiquera, corrupta, tan corrupta que quizá es la más corrupta de
suramérica.
Es claro que le
propuesta de Santos pretende que los ojos del pueblo se dirijan hacia el vecino
y no se vea la suciedad que reina en la casa. Igual hace Uribe Vélez. Por ello
han acuñado el llamado “castro-chavismo” como caballito de batalla contra los
logros de la revolución bolivariana de Venezuela.
Es como contra Cuba. La
acusan de todos los males –antidemocrática, perseguidora de los diferentes,
etc, etc-, males que solo están en las mentes retorcidas de los mandanderos del
imperio, y se dan sus mañas para esconder la realidad. Cuba está mejor en los
índices sociales que en sus propios países, incluso que en los propios Estados
Unidos.
Basta darse una asomadita sobre los índices de Educación,
Salud, Vivienda, Investigación científica, ayuda a otros pueblos, etc, para ver
asombrados lo conseguido por la Revolución Cubana.
Igual sucede con Venezuela. Los gobiernos venezolanos
actuales están pagando la deuda social acumulada durante los gobiernos
oligárquicos –quizás para ellos es ”normal”
el analfabetismo, la falta de salud –no acceso a ella-, la falta de
medicamentos porque no hay con qué comprarlas, la carencia de escuelas,
colegios y universidades para los pobres, etc- y la lucha contra la pobreza, el
acceso a la salud –que favoreció a los colombianos con problemas visuales, cosa
no hecha jamás por los gobiernos colombianos-, la alfabetización, el acceso a
la educación total, el acceso a vivienda (1´600.000 viviendas entregadas a los
pobres) en conjuntos residenciales modernos y en condiciones de dignidad, en
fin, tan variadas son como las variadas misiones diseñadas por el gobierno
bolivariano.
Verá Santos y la clase politiquera –incluído el ladrón de
las garantías sociales de los colombianos, Uribe Vélez- la viga en su propio
país? Verá cómo mueren colombianos en espera de una consulta médica y en los
paseos de la muerte? Verá el analfabetismo galopante en el campo y los sectores
pobres de las ciudades?
Verán los niños muertos diariamente en la Guajira, Chocó,
Guainía, Vaupés? Verá la mortalidad en menores de 5 años permanecer en el 17
por 100.000 nacidos vivos? Verá el hambre mordiendo a los niños en los barrios
de Ciudad Bolívar de Bogotá?
Son miles de miles las vigas que los empotrados en el poder
en Colombia no ven o no quieren ver.
El pueblo deberá en su sabio entendimiento que es necesario
dar un golpe de mano para tomar nuestro propio destino en nuestras manos. Imprescindible un gobierno de Transición que proteja
no solo el Acuerdo de Paz, sino que debe luchar contra todas las lacras que nos
dejan los oligarcas. Pobreza, hambre, desnutrición, carencia salud, carencia de
educación, carencia de viviendas (300.000 vivendas apenas entregadas por el
esclavista Vargas Lleras y todavía saca pecho!), etc, etc, amén de los miles de
miles de muertos dejados por el Terrorismo de Estado.
Queremos una Colombia en
Paz con Justicia Social, una Nueva Colombia. Un Nuevo país!
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