José María Carbonell. Nueva Colombia.
Un nuevo pronunciamiento
del Consejo de Estado pone de presente la incapacidad del congreso de manejar
adecuadamente sus propios mecanismos de funcionamiento y que cuando quieren
enredar cualquier situación lo hacen con toda la impunidad del caso.
Resuelta la querella
sigue la lucha a nivel judicial en otro escándaloso y lamentable caso de
entorpecimiento del curso que debía ser un curso tranquilo en el Congreso, el
cual se entorpece por haberle “metido mano” el poder judicial (Cortes) y el
poder judicial al Acuerdo de Paz.
Las comunidades en donde
el Conflicto Armado fue de mayor intensidad deberían tener 16 representantes al
congreso, a fin de presentar proyectos que resarcieran los años de sufrimientos
por los 53 años de Guerra, logrados de común acuerdo entre las partes, las
FARC-EP y el gobierno nacional en representación del estado.
Mas un sector del estado
hizo caso omiso de la autoridad que ostenta el ejecutivo y decidieron tomar un
camino distinto, como si quisieran que Colombia continuara transitando por los
caminos nefastos de la guerra., como en efecto demuestran sus actos.
Las Circunscripciones
Especiales de Paz siguen un tortuoso camino por cuenta de unos politiqueros que
lo único que quieren es seguir pelechando a la sombra del estado que ellos
mismos han llevado a la decrepitude.
Tocará al pueblo
adelantar las acciones necesarias e imprescindibles para construir una nueva
Colombia en paz con justicia social. Ello significa implementar el Acuerdo de
Paz, con o sin la participación del estado, mucho major si fuera con la
participación de él, pero si tocara sin él no dudemos en la imprescindibilidad
del pas que tenemos que dar.
Ya los colombianos
estamos cansados de la corrupción imperante y que la clase politiquera coloque
en primer lugar sus corruptos interes por encima de las grandes mayorias
desposieídas del paz. El robo de 50 billones de pesos anuales son prueba de lo
anterior.
No dudemos en hacer lo
que tengamos que hacer. La felicidad de nuestra felicidad de hoy y la de
nuestros hijos y nietos están en juego.
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