por JAIRO GÓMEZ revista semana| 2017/06/06
Muchos empresarios, banqueros, gremios, contratistas decentes y la academia le apostarían a este cambio: a ensanchar la democracia.
Camino al entierro bipartidista, el país se mueve hoy hacia un espectro político mucho más amplio. Nunca antes ha habido tendencias ideológicas tan definidas como ahora: partidos o movimientos de derecha, de centro y de izquierda. Eso es lo que le espera a los electores para 2018.
Sin duda, este debate electoral también caminará por la cornisa de la crisis del sistema representativo, signado por la corrupción y la falta de compromiso de la política tradicional: el engaño como punto de partida para cautivar votos. Estrategia corrosiva, que niega la voluntad popular.
El desgaste del bipartidismo es evidente –liberales y conservadores hoy no son factor de poder por sí solos- y las tendencias de derecha de esas colectividades, así como de los partidos de la U y de otros grupos minoritarios, son objetivo del Centro Democrático y de Cambio Radical, que pugnarán por reciclar toda esa clase política renuente al cambio. Vargas Lleras y Uribe: ¿otra vez juntos? Un decorado propicio para el exvicepresidente, pues las coincidencias son irrebatibles: un hombre también reacio al cambio y al proceso de paz.
El desgaste del bipartidismo es evidente –liberales y conservadores hoy no son factor de poder por sí solos- y las tendencias de derecha de esas colectividades, así como de los partidos de la U y de otros grupos minoritarios, son objetivo del Centro Democrático y de Cambio Radical, que pugnarán por reciclar toda esa clase política renuente al cambio. Vargas Lleras y Uribe: ¿otra vez juntos? Un decorado propicio para el exvicepresidente, pues las coincidencias son irrebatibles: un hombre también reacio al cambio y al proceso de paz.
No está oculto en el Senado que, en este cierre de legislatura, los parlamentarios del Centro Democrático y Cambio Radical son aliados y coautores de iniciativas que buscan obstruir las reformas y proyectos para la implementación del Acuerdo de Paz. Hubo una afinidad implícita y palmaria con la elección del último magistrado de la Corte Constitucional. Sumemos a esto al mejor ariete antipaz: el fiscal Martínez Neira, de Cambio Radical.
Esas son dos fuerzas políticas que buscarán sumar a cada uno de sus bandos a los conservadores, por ejemplo, que no tienen otra alternativa que proponer un candidato presidencial, no para ganar, sino para negociar. El grupo azul sabe que esa fuerza de antaño invencible, no volverá a ganar ninguna elección por sí sola. Sabe, además, que entre los partidos tradicionales no se impugnan, ni se descalifican el uno al otro. Entienden que la apuesta por afianzar el statu quo los identifica, y alguna salida encontrarán.
Todos estos políticos de derecha, como casta, siempre han creído que la hipocresía y la codicia son imperceptibles para la gente y que esto no va a cambiar. En efecto, el Centro Democrático, Cambio Radical, Conservadores, algunos sectores liberales y el Partido de la U se acogerán a la propuesta que les permita afianzar el decrépito establecimiento nacional.
Ese es el escenario que tiene que enfrentar una propuesta de Centro Izquierda y no podía ser mejor, eso sí, evitando polarizar la opinión que es la estrategia de la derecha refractaria a los cambios que reclama el país. La famosa reunión de Fajardo, López, Navarro y Robledo mirada en perspectiva puede tener éxito. Solo faltan en la foto Clara López, Gustavo Petro, Humberto de la Calle, Juan Manuel Galán, Piedad Córdoba, etcétera. Y una convergencia que aglutine, además, a todas las fuerzas sociales.
Lograr derrotar la propuesta del negro o blanco, es decir, del autoritarismo manchado de corrupción, le ha costado al país mucha sangre y muchos muertos en toda su historia. Conquistar la diferencia y la pluralidad en política ha sido producto de una lucha que no se puede despilfarrar. Muchos empresarios, banqueros, gremios, contratistas decentes y la academia le apostarían a este cambio: a ensanchar la democracia. El éxito de Macron en Francia fue llegarle al inconforme y a la gente joven con un discurso lleno de oportunidades y de esperanza, con la certidumbre de que es posible alcanzarlo, y detrás de ese proyecto se sumaron muchos sectores como los que acabo de mencionar. Es posible.
Vacilar ahora en la unidad sería abrirle espacio al continuismo que representan los candidatos de la derecha que, repito, no se diferencian en nada: los uribes, los vargaslleras, los otros y las otras, de la misma tendencia, son como “fuenteovejuna, todos a una”. Debemos despejarle el camino a la decencia en política. “Emberracarnos”, Sí: contra la corrupción y contra los corruptos; contra quienes se oponen a la paz; contra el periodismo militante que hacen los medios de comunicación; contra quienes quieren que todo cambie para que nada cambie. ¡Claro que se puede!
@jairotevi
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