La estafa perpetrada a través del crédito desembolsado por el Banco Agrario a Odebrecht, por intermedio del consorcio Navelena, es sólo la cuota inicial de lo que se puede venir con otros bancos de propiedad de la nación.
El Banco Agrario, con un patrimonio de $2,2 billones, no es la única entidad financiera pública susceptible de estas fraudulentas operaciones. La Financiera de Desarrollo Nacional (FDN), con un patrimonio de $3,3 billones, se estructuró para financiar las obras de infraestructura de 4G, que demandarán recursos por $81 billones de hoy hasta el año 2020. Podría desviarse por el mal camino.
De los $5,5 billones que el Gobierno prometió girarle a la FDN, producto de la inconveniente venta de Isagén, sólo entregó en junio del año pasado $2,5 billones, y aunque promete entregar $1 billón adicional, el Minhacienda aún debe explicaciones sobre los restantes $2 billones que nadie sabe dónde están y que prometió no gastar en “mermelada”.
El lento despegue de la FDN contrasta con su dinámico crecimiento en nómina, donde, además de elevados sueldos que envidiarían en el sector privado, reconoce también bonificaciones de éxito superiores a los $100 millones por cada alto funcionario, mientras destruye valor por cerca de $360.000 millones anuales por su alto costo de fondeo, como ya se describió en esta columna el pasado 10 de septiembre.
Otro banco público, vulnerable a estafas financieras, es el billonario banco que Ecopetrol constituyó en Suiza: ¿a quién le estará dando créditos? Si estando en las narices de la Superintendencia Financiera y la Fiscalía, éstas entidades de control no vieron el elefante de Navelena y aún omiten sanciones a la junta directiva del Banco Agrario, ¿será que la maniobras financieras en Suiza dan tranquilidad?
También hacen parte de este rompecabezas financiero público entidades cooptadas por la politiquería, como Findeter, el Fondo Nacional del Ahorro y Fiduciaria La Previsora. La Fiscalía, la Contraloría y la Procuraduría no previenen las estafas y sólo llegan tarde para hacer una autopsia parcial del robo.
Es sospechoso que el Gobierno, mientras privatiza estratégicas empresas de servicios públicos, invierte a manos llenas en bancos públicos que pueden socializar riesgos, mientras privatizan créditos y son un potencial de caldo de cultivo para la corrupción de cuello blanco. Si nos tumban, nos cabe culpa.
@jrobertoacosta1 / jrobertoacostaopinion@gmail.com
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