Hernando Vanegas Toloza,
Postales de Estocolmo
Definitivamente el
Congreso colombiano sigue dando muestras de no ser el escenario para la
democracia. Es más, al no ser el escenario para la democracia burguesa
demuestra que tampoco es el escenario para la Paz.
En el Congreso
colombiano se fraguan las más escabrosas componendas contra la Paz de los
colombianos pobres. La legislación que sale de las sesiones legislativas es una
legislación de guerra, aún hoy.
Por ello, vemos al
Congreso “premiando” a los ejecutores de la guerra –militares inmersos en
delitos de Lesa Humanidad y narco-paramilitarismo, que reconocieron haber
ejecutado a más de 182.000 víctimas inocentes, desarmadas, en total
indefensión.
Es claro que la
composición del Congreso responde a la clase que los manda. Hay un 35% de
congresistas que están bajo la mira por su militancia narco-paramilitar. El
resto responde a la “clase política” profundamente corrompida. Y, de
entre ellos, están los representantes de los detentadores del poder de siempre,
los oligarcas, la élite. Todos
ellos responden a los intereses de clase de su poderdantes.
No es extraño, entonces,
que un “Congreso” en pleno aplauda con frenesí a los Mancuso y cía –parte de la
“camorra”- quienes fueron invitados por ellos mismos a una sesión del
parlamento, mientras otro “congreso” –los presidentes de Senado y Cámara, mejor
dicho- le niegan siquiera la entrada al recinto a comandantes de las FARC-EP y
el ELN, quienes iban a la Clausura del Congreso de Paz y no a ninguna “sesión”.
Pelan el cobre los
corrompidos y narco-paramilitarizados miembros del senado y cámara y demuestran
que el congreso colombiano no es ejemplo de tolerancia y temperancia. Un
congreso plagado de personajes corrompidos, narco-paramilitarizados, de
fanáticos, no puede ser el escenario para hablar de Paz y mucho menos para
construirla. Si acaso solo sirven para “aprobar” los proyectos de ley que
presenta el gobierno, lo que demuestra su verdadera estatura, la de mandaderos.
El escenario para la
democracia popular y para construir la Paz está por fuera de los fétidos
recintos del congreso colombiano. Está en
las calles, en los recintos que el pueblo tiene a su disposición, está en el
cielo abierto de los campos y ciudades colombianos, allí se respira aire
puro cargado de energía positiva, de vida colectiva, de Paz.
La Paz y la democracia
popular no cabe en las mentes estrechas de los congresistas del actual congreso
colombiano. Debemos hacer todos los esfuerzos para que en el 2018 todos los
colombianos pobres acudamos masivamente a votar a los candidatos que
representen el sentir del pueblo. Tenemos que erradicar del congreso a los
Lizanos y cía, al CD y su “camorra” –mafia-, a los representantes del
establecimiento de la élite que se ha apoltronado en Colombia.
El terror que sienten
los actuales congresistas es debido a que “sienten pasos de animal grande”. Ese
animal grande es la movilización popular
en apoyo de la implementación del Acuerdo de Paz entre las FARC-EP y el
gobierno nacional. Con seguridad en 2018 elegiremos no solo un Gobierno de
Transición, sino también los representantes del Nuevo Partido de la guerrilla
de las FARC-EP, así como representantes auténticamente populares.
En el curso de la Implementación
de la Paz iremos construyendo la Nueva Colombia en Paz con justicia social que
los colombianos de bien queremos. Ese es nuestra orientación y seguimos viento
en popa hacia el Sur-Sur.
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