Vergonzosa la intervención del secretario de Trasparencia de la Presidencia, Camilo Enciso, diluyendo la responsabilidad de la junta directiva del Banco Agrario por su equivocada decisión de haber prestado $120.000 millones al consorcio Navelena-Odebrecht.
Con una turbia maniobra jurídica, Enciso, junto con el ministro Iragorri, busca enredar penalmente a funcionarios de nivel medio del Banco Agrario, acusándolos de modificar las condiciones del crédito aprobadas en la junta directiva del 12 de noviembre del 2015.
Denuncian cambios que en nada afectan el riesgo financiero de la operación. Alegan que, a mitad de camino, el banco renunció a tener la custodia del contrato de fiducia mercantil que administraría la garantía del préstamo, pero eso no es relevante, ya que si uno presta un dinero con el respaldo de un cheque posfechado o un pagaré, lo que importa es que el cheque tenga fondos o que quien firme el pagaré tenga activos que embargarle. Preocuparse de dónde se guarda el título es lo de menos.
El otro cambio que denuncian orondos es que se eliminó el requisito de que Cormagdalena, entidad contratante junto con la Nación, reconociera al Banco Agrario como acreedor financiero, algo que tampoco cambia el ya torcido préstamo, pues en últimas el acreedor de Cormagdalena debe ser el contratista, Navelena-Odebrecht, y/o la Fiducia Mercantil Irrevocable, que sería el balde o receptáculo a donde llegarían los dineros para pagarle al Banco Agrario apenas se concretara el cierre financiero. Pero el cierre financiero no ha llegado, y tal vez nunca llegue, pues el balde sigue sin dinero y sin respaldo, como desde un principio lo supo la junta directiva.
Es penoso que escurran sus responsabilidades en los subalternos, cuando la junta directiva siempre conoció que Marcelo Odebrecht estaba preso y que el riesgo reputacional era un hecho objetivo y protuberante, a pesar de los “sesudos” conceptos de pomposos y costosos abogados externos que defendieron este préstamo, como Bernal Cuéllar, Lombana, Arrieta y Hoyos.
Más grave aún es confesar que “la junta directiva del banco no tenía conocimiento de que la empresa Constructora Norberto Odebrecht de Colombia Ltda. se encontraba en causal de liquidación”. Negligencia o mentira que los deja mal parados y con la alta posibilidad de perder valiosos dineros públicos. Y nadie de arriba cae.
@jrobertoacosta1; jrobertoacostaopinion@gmail.com
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