Por: Allende La Paz, Cambio Total
La podredumbre es tal
que compromete a todas las instituciones del sistema oligárquico capitalista, neoliberal.
La corrupción se ha diseminado a ojos vistas de todo el mundo y sin que desde
el Estado y sus gobiernos hagan algo para detenerla.
Las tres ramas del poder
están impregnadas de corrupción, al punto que ya es un axioma que se ”pelea”
por un puesto en las instituciones para llenarse los bolsillos, de dineros mal
habidos, claro está (pelea por la presidencia, por un puesto en el congreso, por
un puesto en las Cortes, etc). No hay día sin que explote un escándalo por
cuenta de la corrupción. En ella están comprometidos politiqueros burgueses,
instituciones, intermediarios inmorales, y los medios mediáticos burgueses.
Todos a una evaden la
responsabilidad ante el descomunal desgreño administrativo del país. Los entes
de control –Fiscalía, Procuraduría, Defensoría, Contraloría- se muestran
incapaces y paquidérmicos en investigar las denuncias que por diferentes medios
la ciudadanía –y a veces contrapartes que no les dieron parte del ponqué
estatal- logra hacer airear.
Esa corrupción estatal
se lleva gran parte del presupuesto nacional y ahora, que se firmó la Paz con
las FARC-EP, empiezan a “darse cuenta” que la corrupción es el principal
problema de Colombia, al punto que el propio Contralor de la República la
calcula entre 40 y 50 billones de pesos al año.
El más reciente caso –Odebrecht-
llega hasta la presidencia de la república –Uribe Vélez y JM Santos-, al Congreso,
y hasta los bancos estatales, comprometiendo al Banco Agrario, que tiene como
tarea otorgarle préstamos a los campesinos, que no lo cumple al exigirle miles
de fiadores como garantía para prestarle algunos millones de pesos, en tanto a
Oderbrecht le presto sin garantía ninguna más de 2,5 billones de pesos
colombianos.
La Fuerza Pública,
igualmente corrompida, no muestra celeridad en capturas y muchas veces
favorecen al victimario, como en el caso de Yuliana Samboní. Son conocidos y
duermen el “sueño de los justos” las investigaciones sobre malos manejos y
sobrefacturación en las compras realizadas por las fuerzas militares.
Igualmente en la lucha
contrainsurgente contra el pueblo los militares –militares, policías y
organismos de seguridad política- continúan aplicando sin ningún freno el
Terrorismo de Estado, el cual arroja la aterradora cifra de 655 víctimas,
luchadores populares, ejecutados extrajudicialmente, desde el 2011 hasta hoy
2017, en una sistematicidad que solamente los cegatos enceguecidos de los
funcionarios estatales y ministros no ven.
Capítulo aparte merece
la clase política empotrada en el Congreso y en cuanta institución hay. La
corrupción común –robo de dineros oficiales- se suma a la práctica corrupta
electoral de dar “avales” a reconocidos mafiosos y delincuentes, a fin de
convertirse en los grandes electores. Todos los partidos del establecimiento
están inmersos en éstas practices y todos los partidos tiene elementos que
corresponden a la última categoría.
El partido Cambio
Radical del vice-presidente en funciones y próximo candidato a la república,
Germán Vargas Lleras- no solo ha tenido relaciones impúdicas con elementos
narco-paramilitares de los Llanos
Orientales, sino también con el ex-gobernador “Kiko” Gómez sentenciado a
55 años de prisión por el asesinato de 3 personas, incluída una supuesta aliada
de Gomez de nombre Yandra Brito, su esposo y el chófer de ambos. Ahora Vargas
Lleras salen con la anodina respuesta de que “Kiko” Gómez ”traicionó” su
confianza –muy al estilo de Uribe Vélez, con quien tiene cercanía ideológica-
cuando todo el mundo sabía que a la Guajira la manejan las mafias
narco-paramilitares y contrabandistas.
Ingente tarea le
corresponde al pueblo, a sus organizaciones sociales y políticas, incluídas las
FARC-EP, para extirpar ese “cancer” de las instituciones y de la vida
colombiana. Mas los grandes retos hacen los grandes pueblos.
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