Por primera vez la Corte Constitucional
interpreta el interés coloectivo por encima de, interés mezquino de las élites
en el poder.
Por Allende La
Paz, Cambio Total.
Hay variadas formas de asesinar. De ello saben mucho los
malandros narco-paramilitares de todos los pelambres, desde los de ”cuello
blanco” hasta los ”mochacabezas”, pasando por los ”asesinos de la MotoSierra”.
En el caso que nos ocupa, ya van tres muertos de las FARC-EP
en las zonas de preagrupamiento, dos de “plomonía” y un tercero por ”falla
multisistémica” al parecer producida por un paludismo, enfermedad ésta que produjo
429.000 muertes en 2015 en el mundo.
“La Violencia en Colombia es endémica,
enseñada desde los altos círculos del poder al pueblo colombiano”
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También fueron asesinados 94 líderes
populares durante 2016. Y ello encendió las alarmas por el temor que se repita
el genocidio de la U.P. Mas, debemos entrar a mirar el problema de por qué los
colombianos tenemos tendencia a asesinar, en especial a los niños.
La violencia es endémica en
Colombia. Desde mucho antes de 1948 –asesinato de J.E. Gaitán- es una practica
consuetudinaria. No hay día que no haya asesinatos en nuestro país. Caballero
nos trae unas cifras escabrosas: cada 9 horas es asesinado un niño, o sea, 20
niños en total, según Florence Thomas. Hay más: cada 2 horas un niño o niña es
víctima de violencia sexual.
Evidentemente que desde el Estado nos
han enseñado a violar y matar. La Doctrina de Seguridad Nacional y sus aparatos
de Terrorismo de Estado han sembrado en el cerebro de los colombianos que el
diferente, el excluído, el raro, etc, puede ser víctima de violencia y no es
mirado como un ser humano, sino como un “ser” sin derechos que puede recibir
hasta la muerte sin que el Estado haga nada para impedirlo.
En la base de esa conducta está
también la monstruosa Impunidad que alcanza casi el 100% de todos los delitos. Por
ello, el pueblo recurre a tomar justicia en mano propia. Cualquiera manda a
asesinar a otro por las excusas más baladíes. Cada 3 días ocurrió un
linchamiento en Bogotá –la capital- entre junio 2014- junio 2015 fueron
linchadas 140 personas por diferentes motivos, por violación, por robo, por
atraco, etc.
Las élites politiqueras miraban –y miran-
con complacencia y en no pocos casos con su “mano negra” adelantaban el
exterminio. Los “ricos” han asesinado por todas las razones: porque es
comunista, porque es sindicalista, porque es de izquierda, porque es gay o lesbiana,
porque es niña o niña y se ve “provocativa”, etc.
La defensa de los intereses de los
ricos es basamento de la violencia contra el pueblo, sean sindicalistas,
comunistas, de izquierda, niños o niñas, etc, etc. Te pueden pegar un tiro, una
cuchillada, un estrangulamiento, si así creen que defienden sus intereses. Las
cifras son elocuentes: 1 millón de víctimas mortales (algunos las disminuyen a
600.000), 7,5 millones de víctimas no mortales (desplazados) a quienes les
arrebatan lo único que tienen, un pedazito de tierra para arrancarle su
sustento.
Es
tal la aberración que vale más un pedazo de tierra –o un barril de petróleo o
una banana- que la vida de un ser humano. Para la élite en el poder ”su”
propiedad vale más que cualquier otra cosa en la tierra. La Multinacional Chiquita
pagaba la ”paz social” de trabajadores sin sindicatos. La
Multinacional Oxy también pagaba a los narco-paramilitares para que mantuviera
en ”paz” a sus trabajadores. Coca-Cola paga para que sus trabajadores no
presenten pliego de peticiones, igual hace la suiza Nestlé.
Con semejantes ejemplos no es
extraño que se diga que el pueblo colombiano es el único en el mundo al cual
tocó imponerle la Paz. Aseveración totalmente falseada y falsa. En el
Plebiscito el 63% de los colombianos les importó cinco centavos la suerte de la
tal Paz porque no creen en las promesas gubernamentales. Del 27% que votó quedaron
51% por el No y 49% por el Sí, ridícula cifra de 50.000 votos que creen les da
autoridad para continuar asesinando porque “los colombianos” hablaron en las
urnas. Maniqueísmo total de cifras que tratan de justificar sus aberrantes
conductas adelantadas desde la Casa de Nariño, el Parlamento, las Cortes o las
instituciones militares.
No
en mi nombre, por favor. Basta Ya! Echemos a andar y
construyamos la Paz para todos los colombianos.
Adenda. La Corte Constitucional
interpretando el clamor del pueblo aprobó el Fast track. Primera lectura
correcta que antepuso el interés colectivo al interés mezquino de las élites en
el poder.
Allende La Paz
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