Por: José
Mamakasaca, Cambio Total.
Colombia, por ejemplo, en un acto de
locura extrema fue sometida a una guerra que los locos que la decretaron decían
sería de unas cuantas semanas.
El mundo pareciera estar en su locura extrema. Así se ve. Mas no es que la humanidad esté loca, sino
que la locura de unos cuantos enloquece a otros cuantos y entre los dos someten
al resto de la humanidad –la mayoría- a sus actos delirantes.
Mas hay entre esa mayoría faros de cordura que guían el
accionar de los demás, aún a costa de la vida de los cuerdos o de ellos mismos.
Son esos faros los que hacen que la
humanidad vaya hacia adelante, así parezca que vamos hacia atrás.
Colombia, por ejemplo,
en un acto de locura extrema fue sometida a una guerra que los locos que la
decretaron decían sería de unas cuantas semanas. Hicieron hasta la
imposible para que así fuera. 16.000 soldados fueron lanzados en jauría
demencial contra humildes campesinos, apoyados por la aviación y sus locos
bombardeos y de la utilización de armas biológicas como la ”Peste negra”.
Esos ”locos” se basaban en un catolicismo aberrante y una
profunda admiración por el franquismo que asesinó, entre otros, al portento de
la poesía, Federico García Lorca. La ideología retrógrada les impidió ver las
consecuencias de sus acciones y la necesidad de adelantar la modernización de
la vida del país.
Pues, esas semanas –calculadas con la locura de clase- se
transformaron en años, los años en décadas y las décadas en más de medio siglo.
No pudieron con la cordura de 48
campesinos -2 mujeres y 46 hombres- que se decidieron a enfrentar la locura clasista
que apoltronados en el palacio presidencial –aupada por el imperialismo estadounidense-
determinaba la continuidad de la guerra cada 4 años.
La cordura de los
campesinos y uno que otro estudiante e intelectual desde el inicio determinó la
necesidad de alcanzar la Paz, incluso con la vida misma. En esa tarea
se enfrascaron. Se adelantaron varios intentos frustros por la locura clasista
de los que han pretendido perpetuarse en el poder.
Esos intentos frustros mantenían anclada a Colombia en el
Feudalismo. Fueron llamados los ”enemigos
de la Paz” y su locura está más que patente. En 1948 asesinaron a J.E. Gaitán
sin contemplar la respuesta popular a dicho asesinato que casi lleva al estado
colombiano a la bancarrota. Esos enemigos son defensores a ultranza del statu
quo y del narco-paramilitarismo en la vida actual de Colombia.
Si usted busca la causa
de esa locura fácilmente la encontrará en la adoración de la posesión de unas
cuántas hectáreas o semovientes, por encima de los seres humanos que lo rodean.
Incluso muchos de esos “señores” son maltratadores profesionales de mujeres y,
también, de cualquier persona que no sea de su clase.
Así las cosas, la
cordura de los campesinos, tras intento frustro tras intent0 frustro, obligó,
mediante sus acciones político-militares, a sentarse a un sector del bloque
dominante de poder, quizá el más cuerdo, en una Mesa de Conversaciones, la Mesa
de La Habana (Cuba), y llegar a un Acuerdo Definitivo por una Paz estable y
duradera.
Mas los “enemigos de la
Paz” continúan subvertiendo estos intentos. No sabemos si con el apoyo subterráneo
de algunas instituciones del estado, o de algunos funcionarios del estado. Se
ha desatado una ola de asesinatos –ejecuciones extrajudiciales- de líderes
populares que pone en peligro, nuevamente, la concreción de este intento de
alcanzar la Paz.
El pueblo, con su
cordura, deberá reducir la locura de los “enemigos de la Paz” y colocarlos en
su sitio, la cárcel o el manicomio.
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