La indiferencia gubernamental ante la ola de
ejecuciones extrajudiciales nos hace temer que obedezca a toda una política
estatal que se desatará abismalmente cuando las FARC-EP ya hayan entregado las
armas.
Por: José María Carbonell, Cambio Total
El gobierno de JM Santos
se muestra indiferente ante la ejecución extrajudicial de líderes populares,
como si tratara de una ”guerra sucia preventiva” que envía el mensaje a las
FARC-EP de que la cuestión no la tendrán fácil en su transformación de
guerrilla a partido político.
Estamos seguros que las
llamadas BACRIM –narco-paramilitares- no son una rueda suelta en el engranaje
de la violencia contra el pueblo. No. Por el contrario, los narco-paramilitares
son parte de la maquinaria represiva que el Estado tiene para adelantar –sin que
se manche su cara, incluso sin sonrojarse- los crímenes contra los líderes
populares o contra las masas civiles que nunca han participado del conflict armado.
Ello ha sido probado y recontra-comprobado en miles de miles de ocasiones.
El afán del gobierno
Santos está circunscrito especialmente en lograr que las FARC-EP se
desmovilicen y entreguen las armas, en tanto ya se ve que los puntos de RRI,
participación política, Jurisdicción Especial para la Paz, etc, sufren de “paquidermia”
cuando no en el total desprecio.
Es de señalar que el presidente
Santos, motu propio, presentó ante el Congreso una amnistía para los militares
(incluída la policía), mientras la Amnistía para las FARC-EP debe esperar el
tránsito en el Congreso, con Fast track incluído, y no sabemos qué suerte
correrá en un Congreso corrompido totalmente y con representantes y senadores
comprometidos con el narco-paramilitarismo.
Que el actual Terrorismo
de Estado –por acción u omisión- haya producido 114 víctimas mortales –ejecuciones
extrajudiciales- en el 2016 y 354 desde el 2011-2015 es muestra que el “cuentagotas
sangriento” del régimen santista-uribista sigue incólume su marcha. Que ese
Terrorismo de Estado todavía no haya tocado a la cúpula de las FARC-EP es
apenas una cuestión de conveniencia y porque aún –todavía!- tienen las armas en
las manos. Esa cuestión lógicamente variará cuando las FARC-EP hayan entregado
las armas a la ONU. Ya veremos que las fuerzas asesinas militares y narco-paramilitares
se desatarán y comenzarán con las ejecuciones extrajudiciales pasado el período
de entrega de las armas.
De veras quisiéramos no ser
aves de mal agüero, pero conociendo como conocemos al régimen colombiano, que
practica la declaratoria de “respeto” a los DH mientras por la espalda te clava
la puñalada o el rafagazo, por ello develamos las intenciones del gobierno que
ya se está patentizando con las ejecuciones extrajudiciales de los líderes
populares.
La Paz requiere el
concurso de todo el pueblo. Sin su movilización y participación efectiva una
vez conseguida la entrega de armas de las FARC-EP vendrá una época aún más negra
que la que hemos soportado durante 52 años.
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