La verdadera
oposición re-nace con el Acuerdo Definitivo, después que la U.P. fue
exterminada por el Terrorismo de Estado.
Érase un país que… acabó
la Guerra. Y de allí nació un Nuevo Partido Político. El
partido de las FARC-EP. Ese partido será la verdadera oposición y ocupará el
espacio dejado por los que habiendo sido elegidos como representantes del
pueblo, poco a poco, con mermelada y puestos públicos, se han ido corriendo
hacia la orilla del establecimiento.
El Nuevo Partido aplicará los principios revolucionarios que
establecen que la Tribuna Parlamentaria sirve única y exclusivamente para desde
ella denunciar las políticas burguesas -las cuales siempre van en favor de los
sectores poderosos-, y no para adelantar componendas con los otros partidos o
elegir funcionarios catastróficos para el pueblo, como el sujeto ex-procurador.
En ese país hay un grupito que quieren mostrarse como oposición,
o sea, los C antiD, los que tendrán que buscarse otra orilla para sus acciones
cantinflescas de política, más bien de politiquería, el cual se apoya en los
narco-paramilitares para atemorizar poblaciones y verdaderos líderes de
oposición y los asesina sin miramientos.
También hay unos que posan de ”revolucionarios” –y extrañamente nunca han
sido ”tocados” por el Terrorismo de Estado en un país que lo practica a
diario-, que algunos llaman ”rosado pálido”, y que también están buscando sus
verdaderas orillas.
Definitivamente en el debate político sólo hay dos orillas,
la orilla popular y la orilla burguesa. No hay ninguna 3a orilla. Por ello, cada agrupación
política desarrollará su acción en apoyo al establecimiento o su oposición. En
la verdadera oposición tendrán representación los excluídos por la política
estatal de guerra, es decir, las organizaciones campesinas, las juntas de
acción comunal, las organizaciones estudiantiles, las organizaciones de
víctimas, de mujeres, etc, etc.
Si alguien posa de 3a
opción, téngalo por seguro, ese es definitivamente de derecha, del
establecimiento. Cito a Jorge Dimitrov: ”Si el enemigo de
clase te alaba, piensa en la falta que has cometido”. Hemos visto
casos de casos de éstos “rosaditos” que palidecen cuando no hacen bien la tarea
que les han encomendado.
Así las cosas, en ese
país, el zaperoco lo tiene el establecimiento
y sus fuerzas politiqueras y son ellos los que tienen que
solucionarlo. El C antiD no quiere
llegar a un consenso con el gobierno -y mucho menos con las fuerzas populares-
a fin de Refrendar e Implementar el Acuerdo Definitivo, y ya sabemos que al que
no quiera ir a la fiesta, pues que no vaya y toca dejarlos de lado, aislarlos,
ya que ellos definitivamente están por la guerra en nuestro país y no quieren
la Paz.
No hay que seguirle
rindiendo pleitesía al sujeto No 82 que prioriza los intereses personales sobre
los intereses de todo un país. Si de algo sirvió el Plebiscito fue para alinderar y mostrar
los que realmente quieren la Paz (fuerzas populares, cristianos, etc) y
quiénes quieren la guerra (politiqueros corruptos, narcotraficantes,
narco-paramilitares, etc), una guerra que la peleen los pobres porque son tan
cobardes que recorre el país resguardado por 300 escoltas y no envió nunca sus
hijos al frente de batalla.
En ese país sobreale que
en ese alinderamiento los medios de
comunicación burgueses que apostaron todo su capital por la guerra y
trataron de torpedear el proceso de Paz de La Habana y que con sus estridencias
y mala fe llegara a feliz puerto.
El pueblo no olvidará quiénes quieren la Paz y quiénes
quieren la guerra. Y si se
les olvida para eso estamos los medios alternativos para recordarselo.
Tenemos que enfatizar
que las futuras confrontaciones se vivirán en el campo electoral –eligiendo representantes
populares a los cargos de elección pública para adelantar una verdadera
oposición- y en el campo social con las movilizaciones populares, las marchas
del silencio, las marchas campesinas e indígenas, los Paros Agrarios, los
campamentos de la Paz, los conciertos por la Paz, etc, etc.
Con ese accionar político-social
legal las fuerzas populares irán construyendo la Nueva Colombia, en Paz con Justicia
Social, árdale a quién le arda. Y si le arde, rásquese… no hay de otra.
Y así se acabó el Cuento
de la Semana.
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