Cuando se quiere modificar un Acuerdo casi siempre se hace para perfeccionarlo, no para retroceder. Las modificaciones introducidas deben ser para avanzar en la modernidad, no para retroceder a las épocas de la Inquisición o de las cavernas.
Cualquier modificación del Acuerdo Final debe ser un salto hacia adelante, hacia la profundización de la democracia en todos los sentidos, no hacia atrás como pretenden unos pocos promotores del No, a quienes extrañablemente le dan mucho juego en la Casa de Nariño. No es posible convertirse en una "vaca muerta" en el logro del más caro anhelo del pueblo colombiano, la Paz.
Ya lo ha dicho nuestro pueblo con las multitudinarias marchas y con el Campamento de la Paz que significa apoyo al Acuerdo Final e Implementación del mismo YA. Pero Ya es Ya. Ahí no valen más maniobras dilatorias porque si emberracan al pueblo la cosa será a otro precio, o es que no se acuerdan del Bogotazo...
Ya lo dijo el editorial del New York Times que el señor Número 82 no puede convertirse en el mayor obstáculo para alcanzar la Paz. Editorial que es una advertencia de los Estados Unidos a quienes con su enorme rabo de paja tienen la osadía de oponerse al más caro anhelo del pueblo, la Paz.
El Campamento de la Paz debe ser el eje a través del cual pasen las protestas del pueblo. Convirtámoslo en el símbolo del resurgir de todas las luchas del pueblo colombiano ya que los estudiantes han sido siempre la chispa de los cambios que requiere un país.
Así que tenemos que avanzar, avanzar, avanzar, en la unidad, en lo organizativo, en lo propagandístico, para imponer nuestras visiones y no que nos las impongan los sectores guerreristas y cavernarios. Imponer porque ellos no entienden otro lenguaje.
Mediante la lucha, la movilización en las calles y plazas resistiremos uno, dos, x meses, y alcanzaremos La Paz porque lo que está en juego es el futuro de nuestros hijos y nietos. Ni un paso atrás... porque nuestro esplendoroso futuro está en la Nueva Colombia en paz con justicia social.
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