Los Acuerdos de Paz del M-19 el 1990 y de las FARC 2016, como los ve la ex combatiente del M-19 María Eugenia Vásquez [2-2]
Por Dick Emanuelsson.
Primera entrega:
Segunda entrega:
Los Acuerdos de Paz del M-19 el 1990 y de las FARC 2016, como los ve la ex combatiente del M-19 María Eugenia Vásquez [2-2]
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EN LA PRIMERA ENTREGA de la entrevista, la ex guerrillera María Eugenia Vásquez hablaba sobre el surgimiento de la insurgencia del M-19 y las diferentes acciones realizadas durante sus 20 años en el movimiento, llegando hasta el día de hoy, cuando Colombia se prepara para ir a un plebiscito para decir sí o no al Acuerdo final elaborado durante casi cuatro años en La Habana.
Cuenta de las ricas experiencias que fueron los “Campamentos de Paz” en las treguas 1984 y 1986 con el gobierno en turno, en donde la población fue partícipe en los talleres de la paz. Pero como el Estado Colombiano es traicionero, como dice María Eugenia, los guerrilleros también le dieron formación política y hasta militar a los civiles que fueron en parte incorporados en la insurgencia cuando el gobierno rompió la tregua. Es interesante la comparación de los Campamentos que estipula el Acuerdo Final con las Farc en donde los guerrilleros de las Farc no puede recibir civiles en los campamentos y no puede ejercer tareas políticas y menos militares durante los 180 días que permanecerán allá. Gradualmente entregarán los fusiles a la ONU.
También habla la ex combatiente del M-19 de un tema muy interesante al respecto de la mujer, que en cierta forma fue “olvidada” en el Acuerdo con el “M” hasta que fundaron ellas mismas la Red Nacional de Mujeres Ex Combatientes. Todavía existe la Red.
Sostiene, que el movimiento político que surgirá de la guerrilla de las Farc tiene que sersensible y escuchar muy bien a la población y los movimientos populares y sociales existentes en el país. No debe cometer los errores del pasado del M-19 u otros movimientos insurgentes. Actuaron en forma vertical y hegemónica y las Farc deben asegurarse de crear estructuras internas y externas verdaderamente democráticas de su organización.
El ejemplo del M-19 es válido, porque salió como vencedor en las elecciones para elegir diputados a la Asamblea Nacional Constituyente el 9 de diciembre del 1990, pero poco tiempo después, el pueblo colombiano le dio la espalda en las siguientes elecciones y el inmenso capital ganado fue desapareciendo por no entender al pueblo.
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La reinserción de los guerrilleros 1990
Dick Emanuelsson: En esta segunda parte de la entrevista me gustaría que me hablaras sobre la experiencia tuya después de la firma de paz del M-19 y el estado colombiano. Después podemos hablar un poco sobre ¿qué es lo que esperan los guerrilleros de las FARC en la incorporación a la vida civil? Per primero; ¿cómo fue la vida de María después de la firma de paz del M-19 y el estado colombiano?
María: – Como te comentaba (anteriormente), que yo no hice parte (del proceso). Ya estaba retirándome de la organización cuando la firma de los acuerdos. Sin embargo estuve cerca mis compañeros y compañeras todo ese tiempo, viviendo con ellos, sobre todo con ellas, porque empezamos a reunirnos, a juntarnos, pero viviendo con ellas y ellos lo que era el proceso de reintegración a la vida civil. Entonces creo que es muy diferente a los años ´90, a lo que va a ser ahora.
– ¿Qué pasó en ese momento? El programa de reintegración hizo, propició o facilitó que se organizaran unas ONGs de cada uno de los grupos que se habían desmovilizado para que atendieran, con dinero del estado, a su militancia. Entonces vinieron los programas que en ese tiempo se llamaban programas de reinserción, digamos, cuáles fueron positivos los programas de educación.
– Los proyectos productivos que muy pocos pudieron salir adelante, entre ellos lo que se hizo con el noticiero AMPM; lo que se hizo con el programa de vivienda que organizaron algunos compañeros y algunas pequeñas empresas de ediciones, un observatorio, no fueron muchas los que sobrevivieron de los proyectos productivos. Los proyectos educativos fueron interesantes porque permitió a la militancia rasa terminar el bachillerato, algunos ingresar a la universidad y hacer algunos acuerdos con universidades públicas para que se pudieran graduar.
– Sin embargo, entre estos dos beneficios que se recibieron en ese tiempo, las mujeres no alcanzaron los niveles de satisfacción porque para la educación no fueron contemplados los horarios que les permitieran a ellas cuidar de las familias y a la vez estudiar. Entonces las sacrificadas para obtener educación fueron muchísimas compañeras.
Miembros del Comando superior del M-19 en 1985: Alvaro Fayad, Antonio Navarro, Iván Marino Ospina, Carlos Pizarro, Gustavo Arias. |
¿El doble papel de la mujer. . . ?
– Claro, el doble papel y además los proyectos productivos se hacían a nombre de las familias y por supuesto a nombre del varón. Entonces cuando el varón terminaba su relación de pareja con esa compañera y se conseguía otra compañera, entonces era esa compañera la que se surtía de esos beneficios y la otra quedaba a la deriva.
– Esos fueron los casos muy decisivos para las mujeres dentro de los problemas de reinserción, destaco que los proyectos educativos fueron los que más utilizó la gente para terminar preparada por lo menos en algunos proyectos básicos educativos.
María, antes que sigamos, ¿qué totalidad de guerrilleros fueron incorporados en esos programas, en total cuántos fueron registrados en la entrega?
– No tengo las cifras en mi memoria. De todas maneras el porcentaje de mujeres era menor como ha sido siempre y también que mucha gente no hizo parte de los proyectos por varias razones. Primero, por desconfianza. Segundo, porque no tuvo la información y tercero, porque como yo no, entraron en esos programas porque no quisieron.
¿Muchas de las milicianas y milicianos por su carácter de clandestinos no quisieron aparecer también?
– También, pensaban que participar era como descubrirse, salir a luz pública. Esos han sido los problemas de la desconfianza cuando habían sido clandestinos durante tanto tiempo y nadie los había vinculado con el “M”. En mi caso, ¿qué hace una persona cuando no tiene apoyo para su regreso a la vida civil? Yo me apoyé en las redes políticas. Entonces la fortaleza era haberlas mantenido la cantidad de gente amiga, la que me facilitó su casa para los primeros trabajos. Es decir, contratarme para que haga una investigación y hacerlo sin que yo apareciera era muy importante para mí. Porque ahí retomé mi tarea de antropóloga e investigadora. Pero la gente que no tiene esas posibilidades tiene que acudir a las redes familiares o a las redes políticas de apoyo.
María Eugenia Vázquez interviene en La Habana en representación de la Red de Ex Combatientes de la Insurgencia colombia. FOTO: BOUVIER. |
La Red Nacional de Mujeres Ex Combatientes
– La desazón es muy grande, pues han sido parte de un colectivo y ahora hay que atenderse individualmente a pesar de que las organizaciones mantenían estas ONGs, que eran compas por el lado del M-19, Progresar por el lado del EPL, o Sol y Tierra por el lado del Quintín Lame. Pero de todas maneras la construcción de una individualidad y de una autonomía es el proceso más difícil. Mucha gente no llega a construir una autonomía real. Entonces se quedan en la demanda personal de los auxilios o la reconstrucción. Es decir, no se construye el sujeto político en esas condiciones porque no hubo un énfasis suficiente.
– Yo esperaría que las FARC tomaran eso como una acción y mantuvieran los colectivos pero trabajados para construir una autonomía ciudadana. Porque si no, vas a estar esperando siempre que te den la orden y entonces no soy yo un agente de cambio actuantes por llamarlo de alguna manera.
¿Y pasan a sentirse huérfanos?
– Totalmente, y por eso recurríamos a los grupos de amigos y amigas y recurríamos a contarnos las historias. Por fortuna en el M-19 nos reuníamos constantemente, nos reímos de lo que nos pasaba pero los casos eran dramáticos, creo que igual pasó con los Montoneros (en Argentina) y con la gente chilena. Eran hombres construidos para ser héroes y de repente se veían lavando platos en casas y de pronto el desempleo.
¿Les favoreció que parte de la militancia del M-19 era urbana?
– Yo creo que eso favoreció.
En cambio gran parte de las FARC es del campesinado.
– Es campesina, sí, aunque nosotros teníamos muchos compañeros campesinos. Eran indígenas que regresaron a sus comunidades. Y un caso interesante es el de Quintín Lame (organización guerrillera indígena). Estoy hablando de la Red Nacional de Mujeres Ex Combatientes. Y es que las mujeres quintinas estuvieron muy silenciadas durante todos estos años y hace unos 4 o 5 años, a través de las reuniones que convocó la red nacional de mujeres ex combatientes, ellas volvieron a reunirse y las comunidades indígenas del CAU asistieron y las reconocieron a ellas como luchadoras por la tierra y la cultura. O sea, como también después de la firma de los acuerdos hay un ostracismo, un regreso a la trastienda como digo yo de los combatientes y en especial de las mujeres combatientes. Es ahí donde se les reclama volver a la cocina y volver al hogar.
Guerrilleras del Bloque Caribe de las Farc. FOTO: DICK EMANUELSSON |
– Diez años después de la firma de los acuerdos, por una pregunta externa que nos hizo una periodista en ese entonces el periodista Mira Sánchez Blake, nos preguntó ¿qué ha pasado con ustedes después de la firma de los acuerdos? Nos reunimos y realmente lo que encontramos ahí era que muchas de nosotras que éramos mujeres con vocación política, habíamos dejado de hacer política. No estábamos dentro del partido y si habían estado adentro, habían estado relegadas, como suele suceder dentro de los partidos. Es decir, no estaban trabajando y encontramos que había un gran déficit de organización política y decidimos reunirnos en lo que desde entonces es la Red Nacional de Mujeres Ex Combatientes.
– Hicimos una primera reunión nacional y en esa primera vez fueron más de 120 compañeras. Hicimos una indagación de qué era lo que estábamos haciendo y la mayoría de nosotras que veníamos a la vez de diferentes organizaciones, estábamos trabajando en lo social de otras maneras. Es decir, si no se trabajaba con víctimas se trabajaba con niñez o se trabajaba con medio ambiente o se apoyaba la organización comunitaria. Eso fue una de las conclusiones y luego hicimos una reunión internacional con las centroamericanas y fue muy importante porque fue una reunión que se centró más en ¿porqué nosotras no habíamos logrado una participación política como lo habían logrado las centroamericanas?, ¿cuáles eran las dificultades? Y bueno, digamos que esa red sigue siendo un punto de encuentro
¿Cuáles fueron las dificultades y cuáles fueron las diferencias con las centroamericanas?
– Las centroamericanas entraron a participar de una manera muy fuerte y muy organizada. Dentro de sus partidos lograron unas bancadas. En cambio aquí, la participación de las mujeres había sido muy difícil y la mayoría de nosotras no estábamos dentro de los partidos. Yo creo que en Colombia hay una gran desconfianza de las organizaciones partidarias, que hubo bipartidismo hasta los años ´70 y luego vinieron las aperturas con la ANAPO y eso, pero siempre hubo fraude electoral.
Ex guerrillera del FMLN. FOTO: DICK EMANUELSSON |
– Nosotros hemos sido un país que poco ha funcionado de una manera amplia. Los partidos políticos han sido más bien las élites las que hacen sus negociaciones internas y no permiten, no se siente uno representado con sus intereses dentro de los partidos. Esa era una de las diferencias con las centroamericanas, las salvadoreñas, las nicaragüenses en ese momento y nos hemos mantenido.
– Te decía que la red era uno de los principales encuentros donde podíamos hablar entre nosotros de las cosas que todavía nos afectan. Hemos sido las únicas que nos mantuvimos organizadas porque los varones se han organizado en los partidos. Pero los partidos han tenido muchos cambios, desde la Alianza Democrática del M-19 hasta hoy el Polo Democrático o el partido de Petro, los Progresistas, pues hay muchos cambios dentro de los partidos y cada vez hay más.
“Los Campamentos de Paz” del M-19 y de las Farc
Lo que me interesa mucho también es que tu hablaras sobre los Campamentos de Paz. Es cierto que había varios procesos de paz del año ´84 y el ´86, también terminando en Santo Domingo los ´90 cuando entregaron las armas. Pero esos campamentos de paz me interesan mucho porque en el libro (“Escrito para no Morir”) que escribiste se habla con gran entusiasmo sobre cómo funcionaban esos campamentos de paz donde la población de los barrios, allá en el distrito de Agua Blanca en Cali, barrios populosísimos, entraron los jóvenes, empezaron a tener esa formación política, incluso en el ´84 ya empezaron a tener sus cursos como milicianos político-militar, preparándose por cualquier cosa que pudiera pasar en un estado traicionero. Cuéntanos un poco sobre eso.
– El año ´84, ´85 es la firma de la tregua para que hagamos política sin armas. En ese tiempo hay unos campamentos que son muy importantes. El campamento de los Robles en el que se cita a la sociedad nacional e internacional y es un gran éxito. Eso se hace en contra del gobierno y se hace para denunciar los ataques que el gobierno ha hecho al campamento donde estaba concentrada la fuerza con Carlos Pizarro a la cabeza, y que fue atacada a pesar de que allí estaban los comisionados de paz, en el Cauca.
– Después de eso viene el congreso de los Robles que se hace un gran campamento al que asistieron más de mil personas y en el que se hace la propuesta de “seremos gobierno y vamos a luchar porque haya un nuevo acuerdo de tregua y diálogo. De los Robles salimos a hacer política sin armas a los campamentos urbanos, a los campamentos de paz en las ciudades.
“Preparándonos para la insurrección”
– ¿Qué eran esos campamentos de paz? Eran unos campamentos en los que teníamos contacto con una población que en ese momento confiaba mucho en que la insurgencia era una garantía para sus luchas, para impulsar sus agendas públicas, para luchar por sus derechos. En esos campamentos se aglutinaba la gente que ofrecía respaldo pero a la vez con la desconfianza que teníamos nosotros. Todavía en esos años estábamos preparándonos, digamos, soterradamente también para la insurrección en caso de que las cosas no resultaran como esperábamos. Yo creo que la desconfianza era mutua, del gobierno hacia nosotros y de nosotros hacia el gobierno.
Antonio Navarro Wolff perdió parte de la pierna. |
– De eso resultan varios ataques a las fuerzas nuestras cuando salían o entraban a los campamentos porque ahí estaba todavía la gente armada y afuera estaba la gente desarmada. Hubo varios ataques a la gente que entraba y salía de los campamentos y por último el atentado a Antonio Navarro Wolf y al estado mayor de las milicias que teníamos en Cali donde resulta herido Antonio, Carlos Alonso Lucio, Goyo.
¿Y fue por un agente del DAS, no, esa bomba que colocaron en esa cafetería?
– Si, y resulto herida yo que estaba en estado de embarazo. Unos días después y dados los ataques, porque el nuestro era uno de los tantos ataques, Pizarro declara rota la tregua. Esa tregua se rompe en el año ´85 y viene a finales el ataque al Palacio de Justicia, que trata de hacer un juicio a esa que consideramos traición que hace a los acuerdos de diálogos y tregua al M-19.
– Después del Palacio de Justicia sigue la confrontación hasta el año ´89 cuando se firman los primeros acuerdos previos a la firma total de acuerdos de paz, a finales del ´89, principios de los ´90. Entonces viene lo que Pizarro llamó Lanzarse al Vacío, porque era lanzarse a la vida pública cuando todavía no se había aprobado en el congreso los acuerdos que se habían hecho a finales del año anterior. Esa salida a la luz pública es lo que le cuesta la vida a Pizarro, sin que los acuerdos estén consolidados.
La expectativa y la ilusión de la Constituyente
– Viene la constituyente que es una maravillosa idea de confluencia a lo que había propuesto el EPL, lo que propone el M-19 y los estudiantes de la séptima papeleta han propuesto. En esa constituyente creo que la confianza de la gente en esa insurgencia que firmaba acuerdos y en esa juventud que apoyaba la constituyente, se expresó en las urnas y digamos que hubo un gran respaldo a la insurgencia que firmó los acuerdos de paz. Pero a la vez hay un gran problema, que a la vez que hay gran confianza hay una gran expectativa. Entonces se está esperando que tras la firma de los acuerdos y de la constituyente, el país cambie. Y esto es un peligro para este momento también.
– Grandes expectativas de que tras la firma de los acuerdos se va a hacer la revolución tras la constituyente. Y empieza la gente cuando no ve los cambios, inmediatamente empieza a desanimarse, a perder confianza y creo que cuando vienen las elecciones, cuando la insurgencia ocupa los cargos públicos a los que salen electos, no toda la insurgencia transforma sus prácticas.
– Y mucha de esa insurgencia simplemente se contagia de las prácticas electoreras y politiqueras de las prácticas tradicionales. Y frustran la expectativa que hay sobre muchos de esos representantes que ha elegido el pueblo en los cargos públicos. Sin embargo, algunos personajes como Antonio Navarro, Vera Grabe, Gustavo Petro y muchos más hicieron una buena gestión. Petro gana la elección (de la alcaldía de Bogotá) 2012, las gana porque hizo un muy buen trabajo como senador. Hizo unas denuncias, yo creo que son de las primeras noticias sobre el paramilitarismo en la costa y sobre la parapolítica. Denuncia, además, la corrupción en el distrito durante el mandato de Samuel Morena. Petro gana las elecciones, va a la alcaldía y construye algo que para mi fue maravilloso. Su programa de gobierno era un pulso muy fuerte con las élites que se habían lucrado con los grandes negocios de la capital, de Bogotá.
El ejemplo de la alcaldía de Petro y “la Bogotá Humana”
– Pero, además de tener muchos enemigos y no supo tejer alianzas políticas al interior del Consejo y tuvo el Consejo en contra, además de las élites a las que había ya frustrado sus negocios, al procurador. Así que el tiempo de Petro fue un tiempo muy difícil que también nos da un mensaje de lo difícil que es también, para una izquierda democrática en cargos públicos, poder gobernar porque está en contravía. Sobre todo poder gobernar con la posibilidad de hacer transformaciones porque se encuentra con muchísimos obstáculos.
– Las transformaciones del programa de la Bogotá Humana en sus cuatro años están siendo desmontados en el primer año de esta administración (de Enrique Peñalosa). Nos muestra también la fragilidad de las transformaciones que logra hacer un gobierno de izquierda democrática. Hay transformaciones, se intenta hacer cosas, quedan dentro de la norma porque Colombia es un país de normas. Crean dentro de la norma y principalmente pasan a ser desmontadas por falta de presupuesto a lo que hagas, por las alianzas políticas de la élites.
“Revisar las prácticas profundas políticas de la izquierda”
– Yo creo que hay lecciones, que hay aprendizaje, que todavía las izquierdas no hemos hecho una reflexión a fondo sobre qué hicimos bien y qué hicimos mal. No podemos estar siempre a la defensiva pensando que la culpa es de las élites. Sino que hay que revisar las prácticas profundas políticas de la izquierda en Colombia, que es una izquierda muy fragmentada. Yo creo que también como resultado de tantas mierdas, nosotros desde que somos repúblicas estamos peleando, así que somos un país con una sociedad muy fragmentada.
– Allí íbamos con lo que había pasado con los campamentos de paz, que derivaron después en una gran represión con la gente de los campamentos que nos apoyó y con la gente de los sectores populares que adelantaban la lucha. Hubo una gran arremetida de la derecha y paramilitar contra todos estos líderes políticos y populares de movimientos sociales.
– Fueron unos años muy difíciles, entre finales de los ´80, ´90, ´97 vinieron también las grandes masacres paramilitares en las zonas rurales hasta la costa, bueno, ya conoces esta historia tan difícil de estos últimos años.
El comandante guerrillero de las Farc, Edison Romaña en La Habana. FOTO: DICK EMANUELSSON |
La preocupación del comandante Romaña (Farc) de las ´Corraleas´ y el Estado traicionero
En diciembre del año pasado (2015) entrevisté en La Habana a Edison Romaña, el comandante que es parte de la delegación de paz de las FARC y también integrante de una subcomisión técnica. Él expresó realmente preocupación, porque me decía que los generales que están en la comisión técnica, nos quieren meter en una corralera. Me parece que son cárceles en donde no tendremos conexión con la población. Y decía Romaña, que sinceramente es así, es mejor que siguiera la guerra “porque yo estoy en contacto con la población todos los días”. Sentía la preocupación, la incertidumbre de que podría ser esas corraleras. Y ahora firmaron ese acuerdo que van a concentrarse y en seis meses van a ir entregando las armas y punto.
– Fíjate que en estos días sucedió la primera confrontación (medio del mes de julio, 2016). Yo recordaba, que sin perder las esperanzas de que necesitamos de estos acuerdos que están por firmarse entre las FARC y el gobierno, en tiempo de nuestro acuerdo del M-19 con el gobierno, un grupo atacó a la columna de Iván Marino Ospina que bajaba al (municipio) de Corinto para la firma de los acuerdos de tregua del ´84. La caravana que trasladaba a Pizarro para la firma de esos acuerdos fue atacada por la policía y allí fue herido Pizarro y su compañera de ese momento, Laura.
– Esto que sucedió con las FARC hace unos dos días que hubo un encuentro de confrontación, que todavía está examinándose que quién tuvo la culpa. Y me acordaba que también en el año ´94 a Enrique Buendía, uno de los negociadores de la Corriente Renovación Socialista (disidencia entonces del ELN), que estaba por firmar acuerdos en ese momento, lo asesinaron cuando iba por un contingente de hombres que iban a llevar hasta el campamento que estaba por el Monte de María, la Corriente de Renovación Socialista.
Enrique Buendía, negociador de paz de la CRS fue asesinado friamente por militares que venían en cuatro camiones. En la foto la CRS entrega sus armas en un evento en Montes de María. FOTO: ARCOIRIS. |
¿Quién pierde con la Paz?
– Siempre se suceden estos enfrentamientos. Yo creo que porque hay grupos, hay sectores de las fuerzas militares que no les convienen los acuerdos de paz. Pero también es que se está en unos momentos muy inestables que cualquier equivocación puede conducir a un combate. Es decir, no fácilmente se desmonta la guerra, no.
– Estos campamentos que están proyectados ahora, efectivamente van a tener 180 días a las FARC aisladas de la población civil. Pero posteriormente van a hacer política y a nutrir a los movimientos sociales, a reintegrarse como ciudadanos y ciudadanas a la vida civil. Es un paso muy importante que yo creo que no se logra dimensionar en 180 días a pesar de toda la escuela que tengan, a pesar de todo lo que se les hable, a estos hombres y mujeres que muchos de ellos han permanecido 20 años en la guerra.
Los primeros pasos en la trocha a la vida civil y política
– Ese paso a la vida civil no es fácil. La construcción de una ciudadanía democrática, con pensamiento autónomo, con pensamiento crítico es una cuestión de un proceso muy largo. Y ahí vamos a tener que estar todas y todos pendientes, no solo para abrir las compuertas para recibir a la gente que llega, sino a tener serios debates alrededor de las prácticas políticas, porque van a llegar nuevos liderazgos, por llamarlos de alguna manera; farianos, de hombres y mujeres muy respetables los que van a empezar a hacer política, porque esa es la misión después de dejar las armas. Hacer política para llegar a confrontarse con unos liderazgos que se han construido en la resistencia. Vamos a ver si vamos a caber todos, qué prácticas y que maneras de liderazgos necesitamos en la nación.
– ¿Necesitamos liderazgos fuertes, hegemónicos, jerárquicos o necesitamos liderazgos democráticos que construyan en colectivo, etcétera? Ahí va a venir todo un aprendizaje. Yo creo que con los años y las prácticas políticas con las comunidades aprendemos a escuchar a otro, a dejar la idea que somos la vanguardia y tenemos la verdad absoluta y ver con ellos y ellas cuál es la salida. Todos los cambios se hacen paulatinamente, la paciencia, la estrategia es lo que nos tiene que acompañar de aquí en adelante. Procesos, procesos, procesos, no vamos a ver cambios inmediatamente.
– ¿Qué esperan estos muchachos y muchachas? Una zambullida en lo que tenemos como país; no es el país de nuestros sueños, tenemos mucho por hacer, mucho por aprender y lo tenemos que hacer juntos. Yo esperaría que se fortalecieran en movimientos o en partidos políticos, como fuera. Pero que sea un objetivo el cambio de las prácticas políticas actuales y entender de otra manera la función de los cargos públicos si se llega a los cargos públicos.
Activistas de la Alianza Democrática del M-19 en Plaza Bolívar, Bogotá. FOTO: SEMANA. |
Propia autonomía y protagonismo de las Farc
Justamente por eso te hacía esa pregunta del enorme capital político que tuvo la Alianza Democrática del M-19 después de la Constituyente, capital humano que lo perdió bastante rápido y la organización después se cayó prácticamente en pedazos. El pueblo vio, como tú dices, si no se hace una nueva política o nuevas formas de trabajo político es muy fácil que el Estado, que es muy hábil, copta a esa gente como pasó en esa época en la década del ´90. Yo creo también, conociendo un poquito como piensa la gente de las FARC, que ellos quieren también tener su propia autonomía y protagonismo en medio de las ofertas de muchas ONGs y movimientos sociales.
– Claro que tendrán protagonismo. Lo que uno esperaría es que no sea un protagonismo hegemónico, que lleguen con humildad a aprender de lo que ya hay. Es que el país no va a nacer con los acuerdos. Hay un país que camina. Hay unos movimientos sociales que han resistido todos estos años de la civilidad que han puesto los muertos también, porque muchas veces son más los muertos que se ponen desde los movimientos sociales que los que caen en la guerra. Si de muertos se trata, la población civil ha puesto también muchísimos en la defensa de sus derechos.
– Lo que queremos es que tengan protagonismo, que tengan lugar en las ideas que se constituyan en colectivos políticos, que se constituyan en agentes políticos, pero agentes políticos con capacidad de transformarse con otros y otras, de construir alianzas. Porque hasta ahora las insurgencias, me incluyo, hemos sido muy hegemónicas, hemos creído que el poder está en las armas y resulta que el poder está en la política y la política se construye día a día, escuchando los intereses de diversos sectores del país.
Yo veo en todos estos años como reportero, por ejemplo en El Salvador, todavía existe la estructura vertical en el FMLN, donde la Comisión Política es otro grupito. No me acuerdo de cuántos integrantes si son 9 o 10 personas que prácticamente toman la decisión quien va a ser el postulado en un pequeñito municipio en el departamento de Chaletenango, pegado con la frontera de Honduras, para ser el alcalde. La militancia del FMLN del municipio propone un alcalde pero tiene que ser reconocido por la Comisión Política en San Salvador. Ese tipo de defectos todavía existe desde el tiempo de la lucha armada y creo que eso perjudica muchísimo a la lucha política.
– Muchísimo.
La Comisión Política del FMLN. FOTO: VLADIMIR CHAMORRO. |
La democratización de un nuevo momento político que no está con las armas pero el hecho es que el enemigo está en la esquina o en la montaña y es armado. . .
– Tienes toda la razón, yo afirmo que desde la experiencia misma, las armas pueden darte el poder, pueden hacer llegar a un grupo al poder. Pero desde las armas no se construye democracia porque las armas mismas son un elemento de poder que lo que hacen es una relación de hegemonía, de sometimiento hacia los que no tienen armas.
– De lo que se trata aquí es de hacer pactos, de pensar que el pueblo es una realidad, no una abstracción y no podemos erigirnos como representantes del pueblo sino que es el pueblo quien tendrá que elegirnos, es la gente común y corriente, en las ideas, las personas, son los aportes, aprender a construir.
– Creo que esa es una gran lección que aprendieron las FARC ahora, la negociación ha sido muy difícil para ellos, y los que están allí han aprendido a negociar. Creo que el gran secreto es aprender a negociar, a ceder para llegar a puntos de común acuerdo que nos puedan ir conduciendo, paulatinamente, a las transformaciones que deseamos. Yo ya creo que las transformaciones no se hacen de un día para el otro, se nos ha pasado la vida pensando que se hacen de un día para otro pero no, van avanzando poco a poco.
– Yo pienso que hay alguna gente que dice que hemos perdido la guerra. No, no todo está perdido, ha habido avances, tenemos avances, lo que está sucediendo ahora era un impensable cuando el gobierno de Uribe, por ejemplo. Es mucho lo que nos toca hacer juntos. Pero el momento que viene es un momento, para mí son los movimientos sociales.
Rueda de prensa: segunda audiencia de Subcomisión de Género en La Habana
El puente entre los Movimientos Sociales y la Farc
Hablando de los movimientos sociales, diferentes de ellos han llegado a la Habana. Tú hablabas de que la FARC en su transformación política, organizativa en un futuro tiene que de una u otra forma entablar esas alianzas con los movimientos sociales. Ha llegado grupos de LGTB, mujeres, indígenas de Cauca, campesinos, y se han sentado, han hablado, se han comunicado y pequeños programitas se han abierto. Te cuento una cosa personal; en el año 2005 cuando estuve en el campamento de Raúl Reyes conversaba con él afuera de la entrevista y pregunté ¿“hay entrada a las Farc también para los homosexuales”? Pero Raúl decía rápidamente: ¡“No, no, no”! Pero ahora, diez años después, se ha abierto un nuevo horizonte, conversaciones, que era increíble hace algunos años.
– Yo sí creo que se han recibido representaciones, tantas y múltiples que están aprendiendo a escuchar. A escuchar qué dicen otros porque a veces hay falsas ideas sobre lo que es el país. A veces los intermediarios también inflan mucho el poder, a ver cómo se puede decir. La simpatía que haya en el país hacia la insurgencia, ellos han estado escuchando.
– Yo creo que desde los años ´90 hemos estado en el gran esfuerzo de no considerar enemigos absolutos, sino en pensar que hay gente con la que podemos estar en desacuerdo en algunos puntos pero que podemos llegar a algún acuerdo en otro. Considerar las contradicciones y no los enemigos absolutos, pienso que esa es una de las transformaciones que va sufriendo la gente que ha estado en armas. Que hemos sufrido, no ver el mundo tan en blanco y negro sino en ver los matices y podernos acercar a los procesos de transformaciones más lentos. Pasar de creer en estas revoluciones inmediatas a ser quizás reformistas. Reformando poco a poco, irnos transformando poco a poco. Yo tengo confianza en que estos acuerdos, que son tan importantes para el país, y si yo esperara que el ELN, que el gobierno hiciera públicas las negociaciones con el ELN y se llegara a acuerdos más temprano que tarde porque si fuera que quedan por fuera de esos acuerdos, va a ser más difícil hacer política desde las armas, va a ser muy difícil.
– Yo no digo que un no absoluto al Derecho a la Rebelión va a ser, va a ser muy difícil. Muy difícil porque creo que son las demandas de los movimientos sociales, la demanda de derechos y bueno, todas las demandas de herramientas que tenemos actualmente en materia de constitución y de derecho las que nos van a dar la pauta para la acción sabiendo que vienen tiempos muy complejos .
El gobierno ha dejado atrás al ELN en el proceso.
– Si.
María Eugenia con una amiga. |
Tratándolo de forma muy humillante como siempre han hecho y ponen cualquier obstáculo o pretexto para iniciar el proceso con ELN. Ahora también, claro, la preocupación que no se va a repetir el proceso, el genocidio de la UP y la CUT, los diferentes movimientos sociales que tú también con toda la razón has enumerado. Ahora, la vida de María Eugenia hoy, ¿cómo es?
– Yo sigo siendo una activista, digamos que siempre hago política desde la política de la acción social, y desde la movilización social. Yo soy una activista de paz, activista por los derechos de las mujeres, tengo una opción por lo popular definitivamente. Sigo trabajando con sectores populares y mi labor es pedagógica, entonces, siempre estamos trabajando en forma de procesos. De procesos de cambio, de continuar esos procesos de cambio, continuar esos procesos para que las mujeres sean actoras fundamentales en los procesos para la paz. No solo en la construcción de paz sino en las decisiones de paz.
Si.
– Esa es mi tarea de ahora, estamos trabajando por el fortalecimiento de las mujeres como actoras fundamentales en las decisiones que vienen en adelante en la paz.
¿Y esas tareas son bastante grandes, no?
– Me llevará lo poco que quede por vivir, ya nos hicimos viejos en esto.
María, te agradezco enormemente por esta entrevista y has aportado también tu granito de arena para que este proceso ojala llegue a un fin feliz, exitoso.
– Si, nos vamos a empeñar, yo sé que tengo mucho por hacer y lo seguiremos haciendo, Dick, hasta dónde nos den las fuerzas.
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