Allende La Paz, Cambio
Total.
Los militares dicen que
no quieren más Guerra. La analista Patricia Lara pregunta: “Sí,
¿cuántos colombianos más les vamos a pedir a los militares que maten?”.
Sí, esa es la
pregunta del millón, que además muestra que la sociedad en su conjunto estaba implicada en la guerra. Cuándo pararán de asesinar militantes de la izquierda?
Cuando pararán de asesinar líderes de la Marcha Patriótica? Ya van más de 150,
la última fue Cecilia Colcué en Corinto-Cauca que además era propietaria del
terreno en dónde funcionaría un campamento de las FARC-EP en el Cauca. Cuándo
pararán de ejecutar extrajudicalmente a líderes de los reclamantes de tierras?
Será que éste último asesinato es una advertencia de
los que les espera a los miembros de las FARC en su actividad política legal?
Patricia, debemos ser claros en las cosas. Ningún
estado puede ejecutar extrajudicialmente a sus conciudadanos por el simple
hecho de luchar por sus reivindicaciones. Jamás.
Por ello, perdona que te rectifique, no sabes cuánto
me mortifica, la pregunta debería de ser: “Sí, ¿cuántos colombianos más les
vamos a pedir a los militares que maten bajo el amparo del Terrorismo de Estado?”.
Sabemos que el Terrorismo lo aplican en Colombia no
solo los militares, o la policía, o las agencias de seguridad política, o las bandas
de narco-paramilitares, sino también reconocidos miembros de los ganaderos y
los terratenientes que no quieren que se asiente la Paz sobre bases verdaderas
porque en esa medida van a tener que explicar de dónde han salido las grandes
extensiones de tierra que poseen y las adquiridas fraudulentamente con el
desplazamiento deben devueltas a sus legítimos dueños.
Ahora bien, sabemos cuán corrompidos han sido los
políticos –politiqueros se deberían llamar más bien- que tienen su asiento en
todas las corporaciones públicas. Están sus manos manchadas de sangre o no?
Así como les exigen la verdad a las FARC-EP, los
responsables del Terrorismo de Estado deben también hacer honor a esa verdad.
Ellos deben también acercarse a Justicia y Paz y contar “su verdad”. Igualmente
deben hacerlo los empresarios comprometidos en delictivas conductas. Son ellos
parte de los determinadores de esas conductas delictivas y sus únicos beneficiarios.
Así y solo así se producirá en Colombia una Renovación
Moral que nos dejará limpios de pecado.
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