Allende La Paz, Cambio
Total.
El periódico El Tiempo
trae hoy un artículo titulado “El estatuto de Oposición en Colombia” (http://www.eltiempo.com/politica/gobierno/estatuto-de-oposicion-en-colombia/16675247),
en el cual consigna que “el gobierno le daría por fin (sic!) derechos y
garantías a la oposición” y señala que:
“Parece que, después de
veinticinco años de fracasos, le llegó el momento al Estatuto de la
oposición en Colombia. Se vendrán ríos de tinta sobre el tema, por eso es mejor
anticiparnos con algunas reflexiones.
El artículo 112 de la Constitución de 1991 estipuló un mecanismo
progresista para fortalecer la democracia colombiana: un Estatuto de la
oposición que garantizara y protegiera a los partidos y agrupaciones que se
declararan en oposición a los gobiernos de turno. Tras seis periodos
electorales, es decir de los momentos democráticos en los que se conforman los
gobiernos y sus oposiciones, los opositores políticos aún esperan el respaldo
normativo del Estatuto. Los intentos por crearlo ya superan la decena, sin
importar si los proyectos fueron iniciativa del legislativo o de los ministros
del Interior de turno”.
Dicho
artículo deja a las claras que la oposición en Colombia jamás ha tenido
derechos. Han dejado que grupos que se llaman de oposición ejerzan la política
para justificar que son la ”más antigua democracia de suramérica”, en tanto
desarrollan el más atroz Terrorismo de Estado de que tenga cuenta la historia
del mundo, desarrollado desde cuando el Bloque de Poder Dominante (BPD) se tomó
el poder, es decir, 206 años.
La
verdadera oposición política en Colombia nace cuando las FARC-EP y el gobierno
nacional firman el Acuerdo de Cese de Fuegos en 1982. Sin ningún “estatuto de
oposición” y ante la creciente simpatía –que se iba traduciendo en votos- por
la Unión Patriótica (U.P.), desde las altas esferas estatales y regionales
determinaron la aplicación sistemática del asesinato como forma de exterminar
el “peligro” de perder su hegemonía y su poder. Las excusas han abundado, el
“peligro comunista”, el terrorismo, el narcotráfico, etc.
Tras esas excusas ríos de sangre fueron anegando
el territorio patrio. 5.000 líderes de la U.P. fueron exterminados en el
Genocidio de la U.P. y todo aquel que disintiera del pensamiento y las
políticas estatales era perseguido, ”chuzado” y asesinado cuando se le volvía ”incómodo”
al establecimiento. En esa orgía de sangre fueron cayendo los mejores hijos de
éste país. Jorge Eliécer Gaitan, Jaime Pardo Leal, Bernardo
Jaramillo, Leonardo Posado, ”Pepín” Antequera, y miles heréos populares más.
Hoy hablan de “oposición” tratando de ocultar
que ellos exterminaron la verdadera oposición. El actual estado
gobierno-oposición no es sino una pelea de hermanos, hijos de la misma marrana,
la Doctrina de Seguridad Nacional (DSN) y su Terrorismo de Estado.
Mientras esa Doctrina foránea, militarista,
asesina, no se remueva del accionar del aparato represivo del Estado podrán
haber miles de Procesos de Paz mas ella no llegará a los colombianos. Siempre esgrimirán una excusa.Y siempre habrá una. De eso no hay duda. O
echarán mano de las viejas, desgastadas y comprobadamente falsas excusas.
Por ello es supremamente importante que si de veras
se quiere sembrar la Paz en Colombia se proceda a desmontar ese engendro
monstruoso de la DSN. Si no, podrán adelantar mil procesos de paz, mas siempre
habrá un “rebelde” que se enfrente al Estado de la misma que éste agrede al
pueblo colombiano, con las armas en las manos y “combinando todas las formas de
lucha” populares para contener la “combinación de todas las formas de lucha”
oligárquicas y pro-imperiales.
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