La academia, periodistas independientes y los sectores democráticos de la sociedad colombiana están en mora de evaluar los daños culturales, sociales, económicos y políticos que Álvaro Uribe Vélez le dejó al país durante y después de su mandato, entre 2002 y 2010.
Esa tarea es inaplazable de cara a desmitificar su imagen, pero especialmente para erosionar los imaginarios y las representaciones sociales que en torno a él y a su ‘obra’ de Gobierno circulan todavía en Colombia, gracias a su vigencia político-mediática.
En varias columnas publicadas aquí en este blog he dado puntadas alrededor de los nefastos ocho años que vivió el país, liderado por quien para algunos fue un Mesías y para millones de ingenuos, el Mejor Presidente de Colombia. Sin duda, dos exageraciones alimentadas por la gran prensa que se hincó a su poder y por la ignorancia, la falta de criterio y los intereses de sectores económicos, sociales y políticos que históricamente miran con desdén la democracia.
He aquí algunas consideraciones alrededor de los daños que Uribe Vélez le hizo al país y los que seguirá dejando, ahora en su rol de senador de la República:
- Uribe Vélez debilitó las instituciones ambientales y las convirtió en oficinas privadas en donde se tramitaron licencias de exploración y explotación de oro, carbón y madera, entre otros, sin mayores consideraciones culturales, sociales, técnicas y/o científicas. Por ello los desastres ambientales que Santos heredó y que su Gobierno sigue aumentando bajo la puesta en marcha de la llamada locomotora-minero energética.
- Uribe Vélez eliminó el sentido de lo público de la política. Tomó decisiones y modificó las reglas de juego de la democracia, amparado en su carácter autocrático y mesiánico. Privatizó la política para favorecer a los sectores, legales e ilegales, de poder político, social y económico lo que llevaron a la Presidencia siendo él un político emergente.
- Uribe Vélez privatizó a sectores de la Fuerza Pública. Los manejó como si hicieran parte de un ejército privado, de una fuerza asociada más a un gran hato o hacienda, que a un Estado cuyas responsabilidades son mayores. Uribe desestimó, por esa vía, el pensamiento divergente y a la crítica, de allí que en concurso con la Inteligencia Militar, persiguió periodistas, magistrados, sindicalistas, y libre pensadores, críticos de su pasado y de su gestión como Presidente.
- Uribe Vélez irrespetó al periodismo y sometió a los periodistas a sus caprichos. No contestó preguntas, no asumió responsabilidades públicas. Desde Presidencia, según fuentes, se presionó a los periodistas para que sirvieran de ruedas de transmisión de un Gobierno que supo manipular a la opinión pública no sólo con la ayuda de los medios masivos, sino con el discurso coloquial de un Presidente carismático.
- Por su carácter montaraz, autoritario y camorrero, Uribe Vélez se erigió como un Gran Macho. Por ello caló muy bien en una sociedad patriarcal y machista en donde los hombres no lloran y resuelven sus conflictos y diferencias a puños y patadas, como bestias. Por ello, le doy en la cara marica se convirtió para muchos jóvenes en un referente y en un principio para fortalecer procesos de construcción de masculinidades violentas y retadoras. Uribe, como individuo premoderno, coadyuvó a que muchos hombres (jóvenes y adolescentes) lo vieran como un ejemplo a seguir.
- Uribe Vélez relativizó la ética pública. Con el Todo Vale, Uribe Vélez sacó de los colombianos lo más oscuro de su formación ciudadana. La consecución de los objetivos por encima de consideraciones éticas fue su gran bandera, agitada por millones de colombianos.
- Uribe Vélez debilitó el Estado en su investidura de orden social, político y cultural. Redujo la función pública a sus caprichos. Incluso, la función judicial la quiso cooptar y capturar, de allí que mandara a capturar sin mediar orden alguna de un juez (como en el sonado caso de un ciudadano en Buenaventura) y mandó a matar a sicarios de la Oficina de Envigado. Desestimó el Estado de Derecho cuando le dijo a un general, ¡Acábelos, y por cuenta mía!
- Uribe Vélez supo aprovecharse de una circunstancia contextual: los procesos civilizatorios en Colombia vienen fallando porque hay una débil identidad nacional y el Estado no es referente de orden moral y cultural.
- Uribe Vélez, en su calidad de político emergente, supo jugar con una verdad incontrastable: la élite empresarial y política de Colombia se forma académicamente para capturar el Estado y mantener así sus privilegios de clase.
En resumen, Uribe Vélez fue un Mesías y un líder inflado por los medios de comunicación. Supo canalizar el odio que millones de colombianos profesaban y profesan aún contra las Farc y se aprovechó de la incapacidad de esos mismos colombianos para buscar responsabilidades en la clase dirigente, en el Estado mismo y en una reducida élite, por la presencia de esa guerrilla y de la permanencia del conflicto armado interno.
Para muchos Uribe Vélez fue un mal necesario. Me niego a aceptar esa sentencia. Por el contrario, considero que Uribe Vélez fue un cruel, peligroso e inconveniente experimento de una Derecha que vio en él a un líder político capaz de traspasar todos los límites éticos y morales. Cuando vieron que su experimento se les salía de control, entonces, poco a poco le fueron quitando respaldo hasta dejarlo solo. Esto, claro está, con el concurso de los Estados Unidos que se sirvió de tener en la Casa de Nariño (o de Nari) a un político que siendo calificado por autoridad norteamericana como el Narcotraficante 82 (1), debía cuidar muy bien los intereses del Coloso del Norte en Colombia. Y Uribe les cumplió.
Al final, Uribe debilitó la democracia, el Estado Social de Derecho y el sentido de la política. Pobre país este que aún cree en Mesías y en Héroes. Por ello, cuando una sociedad cree y espera la llegada de un Mesías es porque aún no está madura para vivir en democracia. Y estoy seguro deavanzaremos como sociedad civilizada cuando dejemos de creer en Mesías, en Héroes y en Patriotas.
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