Allende La Paz, Cambio Total.
Se dice que la
Constitución del 91 está igual a la Constitución de 1886. O sea, igual de
retardataria y que sirve solo para favorecer los intereses de los ricos.
Miremos.
Lo único que tiene para
mostrar la mencionada constitución –en minúsculo-, publicitada por sus ”creadores”
como un ”tratado de paz”, es que fue un ejercicio del poder excluyente de las
oligarquías (financistas, terratenientes, ganaderos, narcos, etc). Metieron a
los M-19, tras el asesinato en Abril de 1990 de Carlos Pizarro León-Gómez, y
uno que otro sector “minoritario” para
darle un aire, o barniz, de pluralidad y comenzó con el ejercicio “democrático”
del sonido de las bombas en el bombardeo de Casa Verde, sede de reuniones del
Secretariado de las FARC-EP.
Dejaron por fuera, por
el querer del hombrecito de la voz aflautada –que todavía hoy sigue disfrutando
las mieles del poder-, a la guerrilla que 25 años después aún continúa batallando
por hacer una Asamblea Constituyente que sea realmente un Tratado de Paz, como
debe ser toda Constitución, más cuando se da un proceso de paz entre una
guerrilla victoriosa, no vencida, y un gobierno que fue obligado a sentarse a
la Mesa de Conversaciones a “punta de fusil” y han logrado entre ambos acallar
los fusiles y se respira otro aire por cuenta del Cese Bilateral de Fuego,
aunque todavía no se ha llegado a la paz.
El “mortinato” Constitución
91 –apenas alcanzó a respirar algunos meses antes de que empezaran las “reformas”
retardatarias para cercenar –al estilo de los “Mochacabezas”
narco-paramilitares (llevados de la mano por los militares estatales)- lo
poquito de positivo que tenía y dando bocanadas fue muriendo por falta de aire.
La fementida “democracia” fue llevada a su fin y hoy vemos los partidos oligárquicos
que realizan el más excluyente ejercicio del pueblo del ejercicio del poder.
Partidos como los Liberales
(Gaviria fue nombrado por el presidente Santos como “jefe de la campaña por el
sí a la Paz” cuando en diciembre 1990 le dijo NO a la paz), Conservadores, CD (Uribe
Vélez y el primo del “don” Pablo Escobar Gaviria), Alianza Verde (que hizo
elegir al nada democrático Enrique Peñaloza Londoño alcalde de Bogotá), Cambio
Radical (Vargas Lleras, el “democrático” heredero de la “Casa Lleras”), y un
largo y antidemocráticos partiditos que representan algunos a los narcos y
narco-paramilitares, aunque muchos elegidos en otros partidos son
narco-paramilitares también).
Siguió su curso el más
espantoso Terrorismo de Estado al amparo de la “nueva” Constitución. Mas al Terrorismo
estatal no le pudieron barnizar la cara. Por mucho que lo intentaron el feo rostro
del accionar de las fuerzas militares-narcoparamilitares siempre se asomaba en
los campos y barriadas pobres de las ciudades para aplicarles la pena de muerte
a los “descontentos”, a los “raros”, a los “diferentes”, a los comunistas.
Ese oscuro panorama politico-económico-social-cultural
[Constitución del 91] es el “escenario legal” al cual les tocará llegar a las
FARC e intentarán, con el pueblo, “torcerle el pescuezo” al statu quo. Aunque la lucha de las
FARC-EP con las armas en la mano era el mismo, el hecho de hacer política en un
escenario en que los guerrilleros estarán desarmados ante un Bloque de Poder
Dominante que ha recurrido hasta al asesinato selectivo, las masacres y las
desapariciones forzosas no nos hace muy optimistas.
Sabemos que toda acción
política tiene sus riesgos ante un contrincante sin ningún rescoldo moral. Esa
es la apuesta que hacen las FARC-EP por dotar a Colombia de una nueva
Constitución, una Nueva Institucionalidad.
Por una Colombia en Paz con Justicia Social hasta la vida
misma…
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