Allende La Paz, Cambio
Total.
Si algo queda en evidencia en las manifestaciones –peladas de
cobre- de los “enemigos de la Paz” es el profundo odio que les carcome las
entrañas.
Basta ver el odio que rezuma el narco-paramilitar
ex-presidente Uribe Vélez y su cortecita de incapaces del CD. Mire usted a ver si no. Sus escriticos en Twitter
destilan odio y sangre. Odio propio y
sangre ajena.
Sangre que no es de sus
hijos. No.
Ni Uribe Vélez ni sus hijos fueron al frente de batalla, ni siquiera pagaron el
servicio militar obligatorio. Ese
tiempo lo emplearon en aprender a robar los dineros del estado. Y al parecer no
aprendieron bien. Es que el delito siempre deja una pista, la pista criminal.
Mire usted a la consorte
del tal Lafaurie. Odio total. Odio que les oscure las pocas entendederas que
debe tener en sus obtusos cerebritos.
Uno entendería un poco,
no justificaría, que José Obdulio Gaviria nacido de la profunda entraña mafiosa
narcotraficante y paramilitar odiara con odio de clase a los pobres y a la
izquierda, pero…
Igual característica
queda en evidencia en los propagandistas mercenarios de los promotores del odio
y la Guerra.
La tal Salud Hernández
supura por la herida –y le arde y le carcome- porque al comandante Iván Márquez
le facilitaron viaje en avión especial para asistir al entierro de su señora
madre. Noble gesto si lo realizó el gobierno colombiano. Y medida de seguridad
porque en los aviones comerciales y en los aeropuertos han sido asesinados
connotados líderes de izquierda.
Recordemos no más a “Pepín”
Antequera acribillado a bala en pleno aeropuesto El Dorado y que, como daño colateral
casi se llevan a un oligarca como Ernesto Samper Pizano, quien al ver a Pepín
se le acercó a “politiquear” con él; a Carlos Pizarro Léon-Gómez asesinado
dentro de un avión commercial.
Por todos los poros de
la odiadora Salud Hernández sale no sudor sino odio. Ella quiere que en
Colombia se siga derramando sangre como la hizo derramar Franco en su nativa
España (Por qué esa señora no se irá a España a propagandizar la guerra y el
derramamiento de sangre y por qué quiere ver anegados de sangre los campos y
ciudades colombianas?).
Esos nunca tendrán
arreglo. Son torcidos de estructura y de mente. No hay nada que hacer en esos
casos. Hay que dejar que la madre naturaleza les de final a sus vidas para que desaparezcan
del mapa politico colombiano esa clase de especímen.
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