Cambio Total.
74 senadores actuales de Colombia –del número total de senadores
(102)- están siendo investigados por las altas Cortes por posibles delitos
cometidos por esas personalidades políticas.
Ello salió a relucir en la discusión de la Reforma del
Equilibrio de Poderes presentado por el Ejecutivo colombiano. Ya antes había
sido denunciado que la mayoría de los candidatos tenían relaciones impúdicas
con miembros de la mafia narco-paramilitar.
La Fundación Paz yReconciliación dió ”a conocer el pasado 24 de febrero 2014 un listado de 131 aspirantes al
Congreso con indicios de apoyos non sanctos. Ahora revela un informe en el que
afirma que de esos 131 aspirantes, 69 lograron un asiento en el Capitolio
Nacional. Lo que indica que el 65% de los señalados por la Fundación Paz y
Reconciliación alcanzaron investidura parlamentaria. De los 69 elegidos, 33 serán senadores y 36 representantes a la
Cámara.
Según la información de la Fundación,
de los 33 cuestionados que salieron elegidos al Senado, 11 los puso el Partido de la U, siete el Partido Conservador, cinco
el Partido Liberal, cinco Opción
Ciudadana (antes PIN), tres Cambio
Radical y dos el Centro Democrático”.
Es de resaltar que el también ex-presidente
Álvaro Uribe Vélez –más conocido como Uribhitler- tiene 237 investigaciones en la Comisión de
Acusaciones de la Cámara de Representantes y 3 denuncias ante la Corte Penal Internacional (CPI).
De esos señalados,
la lista ha ido creciendo hasta alcanzar 74 senadores que están siendo
investigados por la Corte, es decir, que el 73% del senado –cámara alta- está incurso
en investigaciones por corrupción de diversa índole.
A pesar de la
gravedad de ésta situación, apenas ha merecido una mención en los medios en
poder de la oligarquía y todo continúa como si nada.
Esto de por sí
entra a cuestionar la idoneidad de las bancadas parlamentarias que refrendarían
los eventuales Acuerdos de la Mesa de La Habana. Dado esto, se va abriendo paso
la necesidad imperiosa de una Asamblea Constituyente que haga una nueva
Constitución como el verdadero tratado de Paz que quiere nuestro país para
avanzar hacia adelante.
Se comprueba así
que el pueblo colombiano está por encima de los dirigentes políticos y de los
que manejan el poder, como hemos sostenido en múltiples ocasiones.
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