Cambio Total.
Se viene afirmando que el dolor de las víctimas es igual. Eso
nunca podrá ser comprendido por los que viven de escribir sobre las miserias de
los demás. Nosotros desde Cambio Total escribimos desde y con la perspectiva de
las víctimas. Por ello rechazamos categóricamente esa falaz aseveración.
El dolor de las víctimas no es igual, ni desde el punto de
vista individual ni colectivo. Individualmente no es el mismo dolor de las
víctimas de los ”falsos positivos” que los del club oligárquico El Nogal, sitio
de reuniones de la oligarquía –Pachito Santos entre ellos- con los capos del
narco-paramilitarismo, Salvatore Mancuso entre ellos, compartiendo a manteles champaña
y whiskey con los que regaban con sangre pobre los campos de Colombia.
Los burgueses siempre tendrán a mano sus recursos para
enfrentar su vida, por ejemplo, psicólogos o psiquiatras, mudarse de casas o
contratar guardaespaldas que los protejan, mientras los pobres que han perdido
sus hijos, esposos, hermanos, sostén de la familia, o han perdido toda su
familia, no tienen más que ”abandonar la tierrita” y desplazarse, comenzando su
deambular por el país engrosando los miles de pobres e indigentes que en un
semáforo sobreviven con la economía del rebusque.
Esas víctmas son re-victimizadas por los ”enemigos de la Paz”,
quienes a través de sus medios –prensa, radio, twitter, etc- señalan nuevamente
a éstas víctimas y reviven su dolor al no comprender que ésta es una política
de Estado y por ello esos ”altos dignatarios” se solazan en hurgar con sal en
las heridas de las víctimas.
Caso aparte merece el del muchado víctima del exterminio de
su familia que no le queda más opción que enguerrillerarse. Es éste muchacho
otra víctima del Terrorismo de Estado que ha asesinado a su familia y lo ha
obligado a ir a la guerra, a la que nunca había pensado ir, convirtiéndolo en
doble víctima. De estos hay muchos en las guerrillas de las FARC-EP y del ELN.
Ni qué decir de las familias de los comandantes
guerrilleros. El caso de Raúl Reyes es emblemático. Su familia fue
practicamente exterminada por el Terrorismo de Estado por –es la excusa- ser
familiar de un comandante guerrillero, instaurando el ”delito de sangre” por
sus parentescos. O el de Simón Trinidad, obligado a enguerrillerarse para
salvar su vida, su hermana fue secuestrada por los brazos armados del ejército
oficial estatal, y él mismo extraditado por la soberbia e incapacidad de un
mafioso que odia las FARC con todas las fuerzas de su asesino ser.
En Cambio Total, Anncol y la Asociación Jaime Pardo Leal
tenemos casos significativos de víctimas que soportan la presión del Terrorismo
de Estado. Compañeros que dejaron tirado todo para poder salvar sus vidas,
soportando un exilio en un país extraño en idioma y costumbres, con un clima
inclemente, hacen todos los esfuerzos con la mira siempre de –algún día- poder
regresar a su país. Algunos de ellos han soportado el asesinato de 1, 2 o 3
hermanos, asesinados por ser hermanos de alguien que se les escapó de las manos
asesinas del Terrorismo de Estado. Y siguen siendo victimizados al ser
estigmatizados y señalados como ”auxiliadores de las FARC” por el ”delito” de
denunciar las atrocidades cometidas por el Terrorismo de Estado en Colombia.
Nuestro dolor, el dolor de los pobres que somos quienes han
soportado el Terrorismo de Estado –culpable del 83% de las masacres, del 83,2%
de los falsos positivos, del 97,7% de las desapariciones y del 100% de
desplazamiento forzado-, nunca podrá ser equiparado al dolor de un ”secuestrado”,
que después de cierto tiempo regresa a su familia y a su vida de comodidades, a
seguir explotando a los pobres. Los pobres son los que han puesto los muertos
en esta guerra fratricida decretada por el imperio y la oligarquía lacaya ya
que ningún, ninguno, oligarca ha muerto en esta guerra interna.
Nuestro dolor, entonces, nunca y por ninguna razón puede ser
equiparado al dolor de los oligarcas que han resultado víctimas de las
políticas de su propia clase en el poder. Jamás! Podremos trabajar juntos por la Paz, pero no revueltos.
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