Cambio Total.
Los ”enemigos de la Paz”, carentes de ideas echan mano de su
discurso trasnochado y señalan como ”humillación” que los militares estatales
se sienten en la Mesa de La Habana a discutir con las FARC-EP porque –según ellos-
las fuerzas militares están ”hechas para combatir el terrorismo”. No entienden,
ni siquiera, que en la guerra hay muchas formas de ”combatir”.
El triunfo de la guerrilla ha sido a todo lo largo de este
proceso. Sus insumos, sus ideas, su visión de un Nuevo País creado por una
Asamblea Constituyente se van abriendo paso, a pesar de la terquedad del
gobierno que solo quiere ganar en la Mesa lo que no ha podido en el terreno
militar.
Gananciosos los colombianos con ésta estrategia de las FARC.
Mas debemos mirar las cosas según los teóricos de la guerra. Decía Klausewitz
que ”la guerra es la continuación de la política por otros medios, medios
armados”. Si tomamos esta máxima y la aplicamos a Colombia visualizaremos que
el Estado –y el imperio- escogieron los medios armados para asegurarse la
exclusión de campesinos y obreros, estudiantes, mujeres, etc, de las grandes
decisiones del país y a fin de implantar el modelo excluyente de democracia
burguesa, es decir, democracia sí, pero nada más para la élite en el poder.
Entonces, en estos momentos de lo que se trata es
precisamente de volver la política a sus cauces ”naturales”, o sea, hacer
política por medios ”no armados”. El estado, a través de todos sus
funcionarios, gobierno, justicia, congreso, militares, están diseñados para
hacer y continuar la guerra. Hasta el ”delito político” han excluído de la
Constitución para poder aplicarle la legalidad burguesa a los campesinos,
obreros, estudiantes, mujeres, que –obligados por las circunstancias
(víctimas)- se vieron obligados a empuñar las armas.
Es más, los que han abrazado la lucha dentro de la legalidad
burguesa han pagado un alto tributo en sangre y asesinatos. Ahí están los más
de 966.000 Asesinados por el Terrorismo de Estado, de los cuales (si le creemos
al Informe Basta Ya!) por lo menos el 83% de las violaciones -100% en
desapariciones y desplazamiento-, son causadas por las fuerzas
militares-narcoparamilitares estatales. Ahí está el genocidio contra la Unión
Patriótica (U.P.). Ahi está la continuidad de esa política de exterminio de
todo aquel que piense diferente al régimen que ya van 70 compañeros de la
Marcha Patriótica asesinados en poco más de dos años, pagando ”a cuenta-gotas”
el atrevimiento de pensar diferente al dictado oligárquico.
En ese orden de ideas, queda claro que en política hay dos
formas de luchar o ”combatir”. La forma no armada, civilista, y la forma
armada, militar. Mandela con su sabiduría dejó claro que las formas de lucha las escogía
el sector en el poder, las cuales eran respondidas de la misma manera por los
desposeídos de ese poder a fin de hacerse con el. Los esfuerzos que las FARC-EP
han hecho todos estos años han desembocado en la actual Mesa de Conversaciones
de La Habana. Pareciera que en el sector oligárquico en el poder –por lo menos
en gran parte de él- hay un entendimiento que es imposible un triunfo militar
sobre la insurgencia armada y por ello, después de que ”la gota ha golpeado
permanentemente la piedra” ésta se ha resquebrajado y pareciera que estamos
andando por buen camino. Pareciera.
Hay datos que llevan a darle la ”bienvenida la Paz siempre
que sea real”. La llegada de militares estatales activos por primera vez a la
Mesa de Conversaciones de La Habana –hito histórico- nos permite entrever –en la
lejanía desafortunadamente- que por primera vez los verdaderos ”combatientes”
se podrán ver a los ojos y se reconocerán ambos como colombianos. Razón tiene
el Comandante Iván Márquez cuando asevera: “Es de un valor inobjetable que por primera vez
en la Mesa, representantes activos de las Fuerzas Armadas (…) se sienten en
igualdad de condiciones a iniciar las discusiones e intercambios sobre los
asuntos del proceso cuya naturaleza es de importante trascendencia militar”.
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