José María Carbonell, Cambio Total.
La naturaleza dotó al ser humano de la sonrisa, en evidencia
de que es un ser con nobles sentimientos ya que somos la única especie que
sonríe y lo hacemos desde que estamos en el útero. Por ello, cuando amamos,
cuando nos sentimos a gusto, cuando saludamos a alguien, casi siempre esbozamos
una sonrisa. Aunque algunos sonríen forzadamente, no es eso lo que quiero significar.
El ser que sonríe envía un mensaje positivo a quien le
sonríe. Éste lo recibe de acuerdo con su intencionalidad, pero podemos decir
que no hay mejor arma para desarmar los corazones duros de los hombres que
participan en la guerra. Dice un médico famoso que la guerra la hacen los
hombres porque las mujeres los apoyan. Hemos visto en las despedidas dque las
mujeres dan a los hombres que van a la guerra que siempre les enviaban –con una
sonrisa- el mensaje de que ellas iban a estar bien, así no lo fueran a estar.
La sonrisa produce liberación de endorfinas (opioides
naturales) por parte del cuerpo y ella tiene una connotación social, a más de
producir sensación de bienestar y felicidad. La sonrisa que produce endorfinas
es la sonrisa auténtica, verdadera, como la de Ángela Giraldo, no la sonrisa social
que se transforma en mueca según la recepción que se haga de ella. Recordemos
que las hienas tienen un remedo de sonrisa que solo se convierte en un
amenazante esgrimir de dientes que aterra al receptor de su señal.
Nada más cierto cuando Ángela Giraldo sonreía al darle la
mano a Jaime Avendaño, funcionario del gobierno que está en La Habana, gesto
que fue malinterpretado por las sucias mentes de los pigmeos intelectuales de
los ”enemigos de la Paz”. Àngela con su sonrisa le mostró a los delegados de
las partes –gobierno y guerrilla- que ella y las víctimas estaban allí para, en
homenaje a sus víctimas, tender los puentes necesarios e imprescindibles para
trabajar en la reconciliación de los colombianos.
Los odios se traslucen de diferentes maneras. Quienes lo
sienten no viven su vida felizmente. Quien odia no sonríe. Si lo hacen no
liberan endorfinas. He visto sonreir –que permanentemente termina en un reir a
carcajadas- a guerrilleros durante la realización de las más penosas tareas.
Les he visto el mamagallismo en todas las circunstancias de sus vidas, lo que
me permitió entender a cabalidad la broma de Santrich cuando dijo ”quizás,
quizás, quizás” parafraseando una conocida canción. Incluso, algunas personas
que visitaban la guerrilla en sus campamentos quedaban gratamente sorprendidos
cuando veían que los guerrillero no eran personas de rostro adusto, sino que
por el contrario ellos siempre esbozaban una sonrisa al saludar, al abrazar a
los recién llegados.
Por ello, me hubiera gustado poder presenciar éste episodio
de Ángela y su sonrisa franca porque ella, quizás sin saberlo, estaba enviando
a los delegados de las dos partes el mensaje de que la Paz y la reconciliación
no están lejanas en nuestro país. Ese es el mensaje que debemos transmitir a
todos los colombianos.
Por que razón, tú no sonríes?
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