Destino: El Destino
Directo por la Avenida Caracas hasta el
portal de Usme, cruzas el túnel para esperar el alimentador que va para
El Virrey, estás pendiente y te bajas en la séptima parada (calle 132A –
Sur), preguntas por los colectivos que van para la vereda El Hato antes
de llegar al Sumapaz y te bajas en el colegio de la vereda El Destino.
Indicaciones de terror para quien transita día a día en la comodidad
de una sola ruta de no más de 15 minutos.
Recorrer Bogotá a lomo de
apretones es, sin embargo, una aventura. En cada recorrido una historia:
la mano de un joven sobre las nalgas de su desconocida pero alerta
vecina, las madres adolescentes, sus trastos y sus hijos sin futuro, el
vendedor que arenga entre dulces y salmos, mi acompañante y su trasnocho
tímido.
Bogotá rural
Bogotá abarca 163.659 hectáreas de las
cuales 122.271 son rurales. Casi el 80% de Bogotá es rural, sin embargo
es común la mueca de quienes escuchan que en el centro político y
administrativo del país existen, en datos del observatorio rural de
Bogotá, 51.203 campesinos.
Usaquén, Chapinero, Santa Fe, San
Cristóbal, Usme, Ciudad Bolívar, Sumapaz y Suba son las localidades en
las que se concentra la población que convive con algo distinto al negro
pavimento y gris concreto que usualmente describe Bogotá.
83.900 hectáreas son áreas protegidas de
las que se destacan el Parque Nacional Natural del Sumapaz, considerado
el páramo más grande del mundo.
El porcentaje y el impacto de lo producido
en las 163.659 hectáreas rurales de Bogotá en la ciudad y en el país no
se ha sistematizado de forma completa hasta el momento, sin embargo, la
riqueza natural del área constituida por paisaje de páramo; bosque alto
andino y matorrales; plantaciones forestales; pastos y cultivos como
hortalizas, café, caña de azúcar, panela, cacao, papas, uchuvas,
cereales, yuca, plátano, ñame, arroz, maíz y hasta banano -Observatorio
Rural de Bogotá- son innegables.
Asamblea Campesina
El bus avanza dejando atrás lo conocido y
de repente el verde, los muchos verdes, las montañas como hechas a
retazos, las vacas y sus olores, las minúsculas casas y sus chimeneas
entran a escena y describen la certeza: campesinos en Bogotá.
En la escuela de El Destino, una de las más
antiguas en la ruralidad de la localidad de Usme, se lleva a cabo la
Primera Asamblea Campesina de Bogotá. Cerca de 400 enruanados discuten
sus principales problemas y proyectan propuestas de solución.
Desde Chapinero, Santa Fe,
San Cristóbal, Usme, Ciudad Bolívar, Sumapaz y Suba han llegado a la
reunión, sus manos grandes y piel curtida por el arado y el ordeño se
han encontrado, han hallado la unidad, han discutido sus problemas y han
escrito sus propuestas.
“Nos encontramos hoy, ya nos habíamos
encontrado en el Paro Nacional Agrario, hemos reafirmado que el
territorio rural es un espacio fundamental en la articulación de la
región” plantea como conclusión Misael Baquero y concluye “siempre hemos
estado pero siempre nos han olvidado (…) ya nos cansamos, nos estamos
organizando para exigir nuestros derechos, nos articulamos al movimiento
campesino nacional y con ellos nos movilizaremos en el momento que sea
necesario”
Al final de la jornada el alborozo en los
rostros y comentarios evidencia un paso adelante en la organización de
un sector que se ha mantenido a la sombra de los cerros tutelares de
Bogotá.
Fotos: Diana Betancourt y Julio Pulido
Comunicado final de la Asamblea
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