Domínico Nadal, El Cuento de la Semana.
Érase que se era un país… que es tal su atraso político-social que hay
un candidato que repartee “coscorrones” a los empleados que el estado coloca
para “su” protección de los enemigos invisibles que se inventa.
Además ese candidato se ha rodeado siempre de personajes que están y
viven en la delincuencia. Los más sobresalientes son su alianza con los
narco-paramilitares de los llanos orientales colombianos y de su “alianza” con
lo más putrefacto de los departamentos de la Guajira y del Atlántico.
En la Guajira su “partido” –una confederación de corruptos y mafiosos
asesinos- no tiene ningún empacho en repartir avales a reconocidos asesinos y
narcotraficantes. Es el caso del
tal “Kiko” Gómez quien fuera gobernador de ese departamento por el partido del esclavista
Vargas-Lleras. O el caso de la tal Oneida Pinto, corrupta hasta los tuétanos, también
del “Cambio Radical”, cambio radical hacia la corrupción.
En el Atlántico los “chachos” de Cambio Radical son los Char,
reconocidos narcotraficantes que se han dado sus mañas para apoderarse del
poder político en ese departamento y hoy son “dueños” del poder.
Así, si seguimos escudriñando en los diferentes departamentos,
encontraremos que los politiqueros que conforman Cambio Radical tienen cuentas
ocultas con la justicia. Debemos recordar que de los congresistas condenados
por la llamada “Para-política” 15 hacen parte de Cambio Radical. Esos son los
siguientes:
Senadores Cambio
Radical:
Humberto Builes
Correa
Rubén Darío Quintero
Reginaldo Montes
Jairo Enrique Merlano
Miguel Pinedo Vidal
Javier Cáceres Leal
Representantes Cambio Radical:
Fabio Arango Torres
José María Conde
Romero
Oscar Leonidas
Wilches Carreño
Edgar Eulises Torres
Murillo
Jesús Enrique Doval
Urango
Estanislao Ortíz Lara
Jaime Cervantes
Valero
César Augusto Andrade
Manuel Darío Ávila Peralta
El señor
Vargas-Lleras no ve la inmensa corrupción que se ha formado a su entorno quizás
porque él en sí mismo es corrupto. Su abuelo debe estar revolcándose en su
tumba al ver a su nieto inmerso en la inmensa corrupción que corroe el
establishment colombiano. Mucho más ahora cuando muestra su talante
fascistoide, o francmaente fascista, al repartir “coscorrones” a los pobres
empleados que tienen que soportar los abusos de quien se cree “dueño” de los
dineros estatales y de los trabajadores.
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