Allende La Paz, Cambio Total.
7/5/16
7/5/16
El ministro de defensa, Luis Carlos Villegas, acaba de
lanzar la directiva contra las BACRIM y ordenó al conjunto de la Fuerza Pública
atacar las estructuras criminales de ellas.
Mas de soslayo continúa
haciendo el quite al quid de la cuestión. Han sido reiterados los intentos
de sacarse de encima la responsabilidad del fenómeno del narco-paramilitarismo
por parte del Estado.
Cuando el gobierno de Gaviria, Samper, no reconocían la
existencia del contubernio impúdico entre las bandas de criminales narco-paramilitares
y la Fuerza Pública, lo que permitió acuñar el fenómeno como narco-paramilitarismo,
demostrando la utilización de las bandas armadas de los narcotraficantes para
adelantar la guerra contra-insurgente por parte de las fuerzas militares,
policivas y de organismos políticos de seguridad. En esas épocas ya estaban
craneando el cambio de fachada del narco-paramilitarismo.
Posteriormente a raíz de
los Diálogos del Caguán entre el gobierno nacional de Andrés Pastrana y las
FARC-EP fue precisamente la existencia de tales grupos y la enorme mortandad de
colombianos pobres, desarmados (”quitarle el agua al pez”), una de las causas
que originó la ruptura de los diálogos ya que el gobierno colombiano no estaba
dispuesto a combatir a tales grupos, entre otras cosas, porque estaban
adelantando la guerra contrainsurgente no contra las FARC-EP propiamente
dichas, sino contra el pueblo llevados de la mano por los militares y porque
estaban adelantando la política del desplazamiento forzoso que le permitió a
los ”empresarios del campo”, ganaderos, terratenientes, apoderarse de 7,5
millones de hectáreas “civilizadas” por los campesinos.
Siguió su utilización
durante el gobierno del sátrapa Uribe Vélez y el intento de la mafia
narcotraficante de institucionalizar el narco-paramilitarismo –Santa Fé de
Ralito-, intento fallido por el pavoroso miedo de la oligarquía a los
narco-paramilitares, monstruo que podría engullirlos a ellos mismos. Ya en la
despedida de ese nefasto gobierno se hablaba de las BACRIM y de que el
narco-paramilitarismo “ya no existía”. Sin embargo, la política permisiva y de
contubernio hacia el narco-paramilitarismo les permitió llegar a todos los
sectores sociales, corrompiéndolos.
Se desarrolló, desdde el
principio, la cultura del traqueto, las expresiones dantescas y degradantes de
llamar a otras personas “gonorrea”, las chicas pre-pago, etc, y militares que
tras el retiro engrosaban éstas estructuras ciminales, aunque hay que decirlo
ya desde antes eran criminales.
Ahora en el gobierno de JM Santos nuevamente intentan
soslayar la responsabilidad estatal. Pretender hacer desaparecer del imaginario
colectivo las dantescas figuras de los narco-paramilitares (sicarios en moto,
mochacabezas, el asesino de la MotoSierra, etc, etc) y les dan el nombre Grupos
Armados Organizados (GAO), como si el simple cambio de nombre fuera a modificar
la esencia y las estructuras de las bandas criminales que nacieron, crecieron y
se desarrollaron de la mano del Estado.
Si ese cambio de denominación fuera el principio de un
cambio en la política del narco-paramilitarismo como engranaje de la guerra
contra-insurgente y del Terrorismo de Estado de la DSN, la aplaudiríamos. Pero no. Sabemos que ese instrumento está siendo
sostenido –y seguirá estándolo- por empresarios, oligarcas, terratenientes,
ganaderos, y que ellos no van a soltar lo que se han robado en la guerra contra-insurgente y la seguirán utilizando en
la Guerra contra el pueblo colombiano.
Así que “así sean vestidos de seda… narco-paramilitares se
quedan” !
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