El ministro
del Trabajo, Rafael Pardo, celebró el descenso sostenido que ha venido
presentando la tasa de desempleo en el país, y destacó la que se
presentó en el 2013 a nivel nacional, que fue de
9,6%, y la del mes de diciembre, que se ubicó en 8.4% (1). Sin embargo,
la declaración del Ministro no se refiere para nada a la calidad del
empleo que se está generando, ni tampoco nos
informa qué tanto estamos avanzando en Trabajo Decente.
Aunque todavía el DANE no ha entregado
las cifras sobre trabajo informal en Colombia, los datos acerca de los
sectores que más
incidencia tuvieron en el descenso del desempleo, y de los nuevos
cotizantes a pensiones y de afiliados a los fondos de cesantías y al
sistema de riesgos laborales, permiten formarnos una
idea acerca de la calidad del empleo que se generó en 2013. También nos
permiten saber qué tanto del crecimiento de la población ocupada es
resultado de políticas públicas promovidas desde
el gobierno, o si son simples estrategias por parte de los desempleados,
en una país como Colombia, en donde estas personas no cuentan con
subsidio de desempleo, por lo que deben salir a
rebuscarse cualquier empleo, por precario que sea, que les permita algún
ingreso.
En 2013 las actividades que más
incidencia tuvieron en la disminución del desempleo fueron, primero,
las de Comercio, hoteles y restaurantes. En estas actividades el trabajo
informal es de más del 78%, y en ellas tiene una alta prevalencia la
ocupación por cuenta propia, o el trabajo por
horas o por días, y la precariedad de los ingresos. En segundo lugar
están las actividades de servicios sociales, comunitarios y personales,
donde el trabajo informal es del 46.8%. En este
sector se ubican muchas actividades relacionadas con el autoempleo, como
los servicios de peluquería y de belleza, el reciclaje, el
esparcimiento y el deporte. Y en tercer lugar, las
actividades inmobiliarias, con una prevalencia del trabajo informal del
47.5% (2). Son todas actividades en las que el empleo por cuenta propia
es muy fuerte, principalmente en las
relacionadas con la informática y el procesamiento de datos.
Al cruzar los datos de incremento de
la población ocupada y de la disminución de la tasa de desempleo con los
de
afiliación a la protección social, nos encontramos con un hecho
evidente: el trabajo informal, precario y sin protección social no
disminuyó, como lo ilustra el siguiente cuadro
(3):
2012 (octubre) | 2013 (octubre) | Diferencia | |||
Población ocupada | 21.538.289 | 100% | 22.211.491 | 100% | 673.202 |
Cotizantes pensiones | 6.553.304 | 30.4 | 6.759.713 | 30.4 | 206.109 |
Afiliados ARL* | 8.260.252 | 38.4 | 8.241.999 | 37.1 | -18.253 |
Afiliados cesantías | 5,744,310 | 26.7 | 6,019,100 | 27.1 | 274.790 |
*Datos promedio año, agosto 2012-2013. Fuente: DANE; SUPERFINANCIERA, FASECOLDA, 2014.
En efecto, según el DANE, hasta
octubre del año pasado 673.202 personas habían encontrado un lugar en el
mercado de trabajo,
pero entre ellos los cotizantes a pensiones apenas se incrementaron en
206.409, menos de la tercera parte de los nuevos ocupados; y los nuevos
afiliados a los fondos de cesantías apenas se
incrementaron en 274.790, el 40.8% del total.
Pero lo más preocupante, según
FASECOLDA, es que entre agosto de 2012 y agosto de 2013, los afiliados
al sistema de riesgos laborales
disminuyeron en 18.253 personas. Lo que quiere decir que de cada tres
personas que encontraron un empleo en el 2013, apenas una lo encontró en
condiciones de Trabajo Decente, entre ellas la
condición de la protección social; y que de cada 100 ocupados que hay en
el país, apena 31.7 lo están en condiciones de trabajo decente.
Pero además, la disminución del
desempleo
también es resultado del incremento de la población inactiva, 2.6%, un
fenómeno en el que incidió la disminución de la tasa de ocupación de los
jefes de hogar, 0.5 puntos porcentuales, y el
incremento de la población inactiva entre este sector de la población
trabajadora del país, 6,4%. ¿Qué tanto de la disminución de la población
ocupada entre los jefes de hogar y de su
vinculación como “población inactiva”, tiene que ver con las
dificultades que tienen las personas mayores de 40 años para encontrar
un trabajo decente y productivo? Recordemos que en
Colombia muchos empleadores consideran a las personas mayores de 40 años
como “desechables” desde el punto de vista laboral.
La calidad del empleo que no mejora,
se muestra también en
las cifras de subempleo subjetivo y objetivo, que se mantienen en tasas
del 31.2 y del 11.7%, respectivamente, lo cual expresa, principalmente,
el descontento de los trabajadores en
relación con sus ingresos laborales; tasas que apenas mejoraron en 1.2 y
en 0.7 pp cada una, en un año de crecimiento de la economía superior al
4%. Esto quiere decir que el crecimiento de
la economía no logra todavía traducirse ni en mejores empleos, ni en
mejores ingresos para la población trabajadora del país.
Disminuye el empleo en la industria y en la
agricultura
Además de los hechos ya reseñados, la
otra nota preocupante que nos proporcionan los datos del DANE sobre el
comportamiento del mercado de trabajo en 2013, es la caída del
empleo en la industria y en la agricultura: 4.7% y 2%, respectivamente.
En el año 2000 la industria y la agricultura representaban el 13.9% y el
8.3% del PIB, respectivamente, y el 13.0% y
el 21.6%% del empleo total, respectivamente. Trece años después, cada
uno de estos sectores pierden 2 y 2.6 puntos porcentuales en la
generación de PIB, y 1.4 y 4.6 puntos cada uno en la
participación en el empleo total.
Este fenómeno no es nuevo, pero cada
vez se acentúa más, como lo puso de manifiesto un reciente estudio de
ANIF: “Durante los años 1975-2012,
Colombia ha venido experimentando un proceso de desindustrialización a
través del cual su relación Valor agregado Industrial/PIB ha venido
descendiendo de niveles del 24% hace tres décadas
a uno del 15% hace una década, y actualmente se perfila hacia un valor
proyectado entre 9% y 12% para el período 2012-2020. En términos de
generación de empleo, la industria aportaba cerca
del 25% del total de empleo hace tres décadas, hace una década aportaba
el 23%, pero actualmente sólo contribuye con el 13%” (4).
Estos resultados deben ser objeto de
preocupación
ciudadana, pues ambos sectores son absolutamente claves en la
prosperidad de cualquier país, no sólo desde la perspectiva de la
generación de valor agregado y riqueza, en ambos casos, y de
la seguridad alimentaria en el segundo, sino por la importancia que
ambos sectores tienen en la generación de empleo.
Notas:
(1) Ministerio del Trabajo. Página Web:
www.mintrabajo.gov.co
(2) Fuente: DANE. Cálculos SAMPL-DGPESF -MinTrabajo Ramas de actividad: CIIU Revisión 3.
(3) Las cifras son extraídas de las página Web del DANE, la
SUPERFINANCIERA y de FASECOLDA.
(4) Clavijo, Sergio; Vera, Alejandro;
Fandiño, Alejandro: la desindustrialización en Colombia. Análisis
cuantitativo de sus determinantes. ANIF,
2012.
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