Humberto Vargas Carbonell, Partido Vanguardia Popular, Costa Rica.
Como parte de un comentario, al estilo Facebook, el Dr. Arístides Monge
me hace una pregunta sobre dos temas: “¿Qué piensa de las purgas
stalinistas y del paredón de Fidel?” Ahora se trata de la cola de una
observación respetuosa y por eso voy a hacer algunos comentarios. Otros
preguntan con un último grito, después de saciar su odio anticomunista. A
éstos no los tengo en cuenta porque no vale la pena.
Sobre los temas planteados se han escrito cientos de estudios históricos y políticos, de los cuales he leído algunos.
El análisis de esta cuestión se complica pero no por falta de fuentes
de información sino porque esas fuentes se han convertido en recursos
mediáticos de determinadas orientaciones políticas, que abusan hasta el
límite de lo ridículo para servir propósitos totalmente alejados de la
responsabilidad científica. Esto es cierto para los movimiento de
derecha y, desgraciadamente, también para la izquierda. A todos los que
hemos participado en las luchas políticas se nos puede enrostrar la
sentencia bíblica: “Que tire la primera piedra el que esté limpio de
pecado”. Es así que conforme se perfeccionan y se popularizan más los
medios, más se oscurece la verdad. Buen ejemplo son las campañas
electorales.
Pero bien, volviendo a la pregunta afirmo que no soy
partidario de ninguna purga, ni creo que nadie por placer quiera
convertir la muerte y el odio en instrumento político. Es cierto que hay
personas proclives a tales conductas, ejemplos pueden encontrarse en
muchos países, incluyendo el nuestro.
Es cierto también que estos
fenómenos no se pueden desvincular de las características individuales,
pero ese no es el único factor. Debe tenerse en cuenta que la persona
está sometida a un complejo de interacciones sociales de las cuales es
imposible escaparse.
Los dirigentes políticos, como cualquier otro
individuo, solamente pueden ser juzgados como caminante por los senderos
de una situación histórica concreta.
Hablemos de Stalin, que es el personaje de su primera pregunta.
Es cierto que Stalin tuvo condiciones personales muy negativas. Estas
fueron señaladas en primer lugar por Lenin. En una carta dirigida al
Congreso del Partido Comunista, redactada en 1922, dice lo siguiente:
“Stalin es demasiado brusco, y este defecto, plenamente tolerable en
nuestro medio y en las relaciones entre nosotros, los comunistas, se
hace intolerable en el cargo de Secretario General. Por eso propongo a
los camaradas que piensen la forma de pasar a Stalin a otro puesto y
nombrar para este cargo a otro hombre que se diferencie del camarada
Stalin en todos los demás aspectos sólo por una ventaja, a saber: que
sea más tolerante, más leal, más correcto y más atento con los
camaradas, menos caprichoso, etc. Esta circunstancia puede parecer una
fútil pequeñez. Pero yo creo que, desde el punto de vista de prevenir la
escisión y desde el punto de vista de lo que he escrito antes acerca de
las relaciones entre Stalin y Trotsky, no es una pequeñez, o se trata
de una pequeñez que puede adquirir importancia decisiva”. Lenin escribió
esta nota, al lado de otras que transcribiremos después y lo hizo
cuando se encontraba gravemente enfermo, sin ninguna posibilidad de
participar en el Congreso.
Este hombre, con sus defectos se
convirtió en el dirigente principal del proceso revolucionario soviético
y después de 1929 mantuvo un poder casi absoluto, cuando en mala hora
nació el “culto a la personalidad”.
Ahora unas pocas palabras sobre el entorno político.
La Revolución Socialista de Octubre desde el primer día tuvo que
soportar los embates de los enemigos internos y externos. Durante la
“guerra civil” que duró cinco años, al lado de los enemigos internos
participaron las principales potencias imperialistas, incluyendo, por
supuesto al imperialismo norteamericano. No es difícil calcular cuánto
se perdió en ese proceso. La contrarrevolución fue derrotada
militarmente, pero se mantuvo activa la conspiración y el bloqueo
económico.
La aparición con enorme pujanza de gobiernos
nazifascistas, en cuyo centro político estaban las consignas
“antibolcheviques” se convirtió en un enorme peligro para la existencia
misma de la Unión Soviética. Los nazis se apoderaron prácticamente de
toda Europa y pusieron todo su potencial industrial al servicio del
militarismo hitleriano. Hay que agregar la complicidad del Japón
Imperialista. Al mismo tiempo tanto los Estados Unidos y como el Reino
Unido, habían planificado su política partiendo de la posibilidad de
una destrucción mutua de Rusia y Alemania. Era la clave de sus planes
expansionistas.
Tanto en Estados Unidos como en el Reino Unido, las
oligarquías imperialistas colaboraron con los nazis. Como un dato
adicional, uno de los principales ayudantes de los nazis fue Prescott
Bush, padre y abuelo de los ex presidentes del mismo apellido.
¿Qué
hacer? En una situación tan compleja lo primero para los soviéticos era
industrializar el país. Como es bien sabido los militares dependen de
su talento pero éste del desarrollo industrial.
Los Soviéticos
tenían que construir una industria pesada y lo lograron a una velocidad
sin precedentes. Es el mayor milagro del trabajo en la historia humana.
Tal como se esperaba, los ejércitos alemanes y de otros países
emprendieron el 22 de junio de 1941 la invasión al suelo soviético,
bautizada por Hitler con el nombre de “Operación Barbaroja”.
Los
nazis cometieron el mismo error que Napoleón, creyeron que aquello sería
un paseo. Encontraron a un pueblo heroico y bien armado.
Sin
embargo, el choque del desarrollo industrial se produjo en la Batalla de
Kursk, que llegó a su punto decisivo del 12 al 23 de agosto de 1943.
En esta batalla participaron miles de aviones y otro tanto de tanques.
Los nazis movilizaron sus famosos pantzer, considerados entonces
extraordinarios vehículos blindados. Esta batalla fue dirigida por el
mariscal Guderian, tenido entonces como el teórico más ilustre de la
guerra con equipos motorizados. Ocurrió ahí se estrellaron con los
tanques T 34 Stalin. Muchos historiadores y estudiosos de la estrategia
militar consideran que en esta batalla se decidió el final de la guerra,
la derrota total de los nazis. Otros creen que este viraje histórico se
dio en la batalla de Stalingrado.
Triunfó el heroísmo del pueblo
soviético, gracias a la industrialización, al talento de sus dirigentes
militares y el heroísmo de su pueblo.
En esas condiciones gobernó
Stalin. La situación era terriblemente tensa. Puede decirse que eran
todos contra la Unión Soviética.
Se cometieron excesos y verdaderos
crímenes, de los cuales Stalin es por supuesto corresponsable. Ni los
excesos ni ninguno de los crímenes tienen justificación, ni moral ni
política.
A menudo la historia presenta a Stalin como una máquina
de horror y esto es absolutamente falso. Fue un extraordinario dirigente
que cometió graves errores, en circunstancias históricas
extraordinariamente complejas.
Por supuesto, todos tenemos reclamos
que hacer. A mi duele especialmente la muerte de Nikolai Ivanovich
Bujarin. Durante años acepté que habían ejecutado a un traidor, sin
haber leído sus obras. Por allá del 95 compré en Moscú las obras
escogidas y después de su lectura comprendí mi error y me dio una pena
que hasta hoy me dura. Después leí buena parte del expediente del
juicio, en el que ocurrieron situaciones todavía incomprensibles. A la
par de este también fueron ajusticiados muchos otros dirigentes
comunistas.
Esta es terrible contradicción. Transcribo lo que dijo
Lenin de Bujarin: “En cuanto a los miembros del Comité Central, diré
algunas palabras acerca de Bujarin y Piatakov. Son a mi juicio, los que
más se destacan (entre los más jóvenes), y en ellos se debería tener en
cuenta lo siguiente: Bujarin no sólo es un valiosísimo y notabilísimo
teórico del Partido, sino que además, se le considera legítimamente el
favorito de todo el Partido; pero sus concepciones teóricas muy
difícilmente pueden calificarse de enteramente marxistas, pues hay en él
algo escolástico (jamás ha estudiado y creo que jamás ha comprendido
por completo la dialéctica)".
Stalin evidentemente no era un
matarife, era un hombre culto. Buena parte de su carácter, pienso, se
puede explicar por su origen religioso. Fue un luchar intrépido por la
justicia social y la igualdad. No salió de la nada, se forjó en la lucha
contra el zarismo y no claudicó.
La historia debe ser justa y al juzgar debe ver lo malo, pero también lo bueno.
Stalin ha sido víctima de los ataques más brutales, sobre todo por la
prensa imperialista. Así han logrado fijar una imagen que no es toda la
realidad.
La peor de las injusticias históricas fue el famoso
Informe Secreto presentado por Nikita Jrushev, una verdadera
conspiración contra la verdad histórica con el propósito pueril de
lograr una “convivencia pacífica”, que nunca llegó.
Hasta aquí sobre Stalin.
Me pregunta el señor Monge sobre Fidel Castro y el “paredón”.
La Revolución Cubana derrotó a un sangriento dictador al servicio de
los yanquis. Se llamaba Fulgencio Batista. La oposición a ese régimen
abarcó a grandes sectores de la población y fue dirigida por un joven
heroico, Fidel Castro.
En un momento determinado la lucha contra la
dictadura no tenía otro camino que la lucha armada y los revolucionarios
iniciaron una guerra de guerrillas. Esta es una historia bien conocida.
El primero de enero de 1959 la dictadura fue derrotada y se inició una nueva vida para el pueblo de Cuba.
En todo este proceso el dirigente reconocido por el pueblo fue Fidel Castro Ruz.
Hoy Fidel Castro es la personalidad política más respetada en el mundo entero.
Los que hemos tenido la posibilidad de conocerlo personalmente sabemos
de la grandeza de su inteligencia, de su capacidad como dirigente, de su
extensa y sólida cultura. Fidel Castro es un ser humano extraordinario.
El autor intelectual de sus acciones fue siempre José Martí y su
memoria estará siempre al lado del libertador, Simón Bolívar.
En
1959 todo el pueblo cubano saludo a sus libertadores, el Ejército
Rebelde. Con Fidel Castro llegaron Raúl, Che, Camilo y muchos más.
El primer reclamo del pueblo fue que se hiciera justicia y se hizo
justicia. A los criminales se les hizo un juicio público y algunos
fueron condenados a muerte.
Nunca podré olvidar que el Gobierno de
Costa Rica rompió relaciones diplomáticas con Cuba como respuesta al
fusilamiento de un asesino de nombre Treviño. En el juicio las madres de
las víctimas de violación y muerte presentaron sus pruebas. Una de ella
había guardado las ropas ensangrentadas de su hija, violada y asesinada
por el encausado. Fue condenado a muerte y fusilado.
Hay momentos
es que es necesario tomar grandes decisiones y las toman los grandes
hombres. En la Batalla de Santa Rosa, las fuerzas costarricenses tomaron
a 24 prisioneros. Se les hizo un juicio sumario y 23 de ellos fueron
fusilados. Juan Rafael Mora Porras es nuestro héroe nacional y
libertador. Hizo justicia y contribuyo como el que más a la derrota de
los filibusteros.
Cualquier otro pueblo reclamaría lo mismo. En Cuba
se hizo justicia y, en otros países, como en el caso de Guatemala no se
ha logrado juzgar a Ríos Mont. Esta es la diferencia.
Ahora no se
escribe a “vuela máquina” sino a vuela PC. Así y todo doy algunos
apuntes para responder al señor Monge y que podrían interesar a otros
lectores.
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Apuntes sobre Stalin y Fidel para contestar al Dr. Arístides Monge
Written By Unknown on jueves, febrero 13, 2014 | jueves, febrero 13, 2014
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