José María Carbonell. Cambio
Total.
Algunos pintores
deciden dejar para la posteridad la forma que ellos se veían a sí mismos.
Algunos dicen que son « narcisistas » redomados. En política hay
algunos que ante el horroroso cuandro que dejan deciden « contar » su
imagen y ésta no puede ser, a más de irreal, más dantesca.
Por éstos días
están de moda los politiqueros que quieren dejar sus « auto-retratos ».
Siguiendo el ejemplo del capo de los narco-paramilitares, Carlos Castaño, quien
« contrató » a una periodista de la falange española que
desgraciadamente aposentó sus huesos y sus carnitas anoréxicas, ahora el « Fachito »
Santos, que tampoco llega a ser « Facho » por su incompletitud
física, decide « mostrar » a los colombianos su auto-biografía.
Ja. Como si fuera
un Santander, o un Francisco Franco, el ideador del Bloque Capital de los
narco-paramilitares, se despacha y se « muestra » de una manera que
no se correpsonde con la realidad. La verdad es que « Fachito » es un
segundón típico que ha llegado a donde ha llegado por su seguidismo y su falta
total de pensamiento político, pensamiento que quiere retrotraer a Colombia al
tiempo de las encomiendas y empezó « comprando » terrenos baldíos en
el Vichada.
El tal « Fachito »
se ha caracterizado, también, por la persecución de los exiliados politicos
colombianos, específicamente a la AJPL de Estocolmo. Se despelucaba
histéricamente amenazando a sus miembros y el equipo diplomático estatal se
convertía en perseguidores al estilo Pinochet.
En sentido
contrario, el Álvaro Uribe Vélez, apodado Uribhitler, tiene su biografía, pero
hecha por un periodista que por ello fue expulsado del diario El Espectador, y
posteriormente murió en oscuras circunstancias en un accidente de tránsito.
Recomendamos a nuestros lectores re-leer el citado libro de la « Biografía
no autorizada de Álvaro Uribe Vélez » -su publicación también se hizo en
Internet-, así como el « Dossier » pueblicado ayer por la revista
Cambio Total.
Con seguridad
experimentaremos tremendas sacudidas al ver la triste realidad de los seres
criminales que gobiernan Colombia por encargo de la oligarquía nativa y el
imperio.
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