Un compendio desde Bogotá y ciudad de México caldea una noche fría entre sus seguidor@s
Julio Castro – laRepúblicaCultural.es
La joven banda tiene el hacer y la energía de los jóvenes músicos de sangra caliente, de la gente implicada, de quienes no dejan que les amordacen no les marquen el ritmo… y es que, aquí el ritmo lo marcan ellos. Entre todo su largo elenco de breves temas (que en el directo alargan más en complicidad con el público), los temas tocan reivindicaciones de todo tipo. Denuncian la corrupción, la violencia directa e indirecta contra la gente. Son antitaurinos, anticorrupción… y, en definitiva, su Antídoto es la antiglobalización. Uno de los temas más coreados, y uno de los que me parecen más logrados, es Somos, donde incluirán a todo el mundo, donde llaman a una lucha global, de manera colectiva y armónica, como un himno para echar a andar.
No había tenido ocasión de escucharles en directo, aunque sí conocía algunos de sus temas desde hace tiempo, y además del espectáculo musical, el de su voz principal, Mario Muñoz, es agotador para la vista, salvo que te unas a él en sus saltos: yo me acoplo la cámara para que no vuele, y acabamos tod@s saltando con ellos. Hasta las canciones de amor encierran mensajes colectivos, de trabajo en común, de compartir. Parece lógico. No lo parece en cambio, que desde su país se les trate como grupo violento, aunque con los políticos que tenemos en nuestros gobiernos, tal vez debiera callarme, porque ¿cuánta gente no se ha censurado o tratado de censurar en el nuestro? Porque Doctor Krápula no tiene pelos en la lengua, hablan de su presidente, de su situación, pero esta es extensible a todo el planeta, y llaman a sumarse a la rebeldía diaria.
El espíritu de lucha está en el ambiente del público que asiste a este concierto, y la marcha de la banda colombiana y los tonos fuertes de su música, caldean enseguida la noche fría y ventosa de esta segunda jornada: “Somos el sol, el viento el mar, somos la tierra que se levanta”. O tenemos que serlo.
El segundo asalto de la noche nos trae a Café Tacvba, un clásico con 25 años de trayectoria musical, que por segunda vez recalan en estos Pirineos. En la Rueda de prensa previa a las actuaciones de la noche, Meme (Emmanuel del Real Díaz), el tecladista y otros menesteres del grupo, nos contaba algunas cosas acerca de su formación, de cómo se han asentado y de la manera en que se mueven dentro del grupo para organizarse en su trabajo “tenemos un tipo de reglas: y es también que no existan reglas, porque si no, no haríamos el tipo de música que hacemos”. Su nuevo disco se ha grabado en varias ciudades latinoamericanas, elegidas entre las “ciudades amigas”, donde consideraban que podía hacerse una grabación con público cercano. Tanto es así, que han recreado una historia sobre cómo se hizo la grabación, que ahora representan con otros públicos (este lunes tras el concierto será en Madrid, en Casa América), para que sean capaces de comprender el formato de las mismas, con su cercanía (alrededor de la banda y tocándose), y que parece que es una idea interesante para tener una mayor proximidad al público. Porque en su DF es también así: consideran que la gente les respeta y, aunque les conocen por la calle, no hay agobios en el trato, sino afecto.
Son un grupo peculiar, cuando menos, que demuestran que al margen del escenario, cada cual es de su padre y de su madre, pero que en la música se compenetran y van con todo al espectáculo. Y si Sizu Yantra (Rubén Isaac Albarrán) es puro nervio imparable en el escenario mientras canta, contrasta con el formalismo de cara al público de Quique Rangel y la calma de Meme (Emmanuel del Real).
El sonido es excelente, quiero decir, que se nota trabajado, pero también el espectáculo, cuajado de temas con trabajo escénico en el que no faltan las coreografías en que interviene todo o casi todo el grupo. Son capaces de intercalar o intercambiar papeles, de manera que pasan por sus diferentes estilos, y dan una muestra clara de todo ello, aproximándose desde su propio formato de rock, coqueteando con sonidos de voz mariachi, y desarrollando también las baladas en las que el propio Meme encabeza con guitarra y voz hacia el final de la noche. Hacen algunos de sus temas nuevos y otros no tan nuevos, para acabar con cuatro bises que cierran con El puñal, que se convierte en fiesta entre un público en el que predominan los mexicanos, con banderas y pancartas. No han dejado pasar la ocasión de dedicar unas palabras y un tema al movimiento mexicano (ahora ya internacional e internacionalista) Yo soy 132, porque antes de comenzar ya habían desplegado su pancarta al borde de las aguas del embalse, ante el escenario. Está claro que México es y ha sido siempre un país de lucha y revolución, injustamente tratado por los poderosos que acceden a la política, pero que tiene que ser contemplado desde Europa, porque a través de sus culturas son un ejemplo, también en la música y en la cultura, que impulsa esas revoluciones populares que aquí se han encargado de segar de raíz. ¿Cómo? Por la vía sencilla, destruyendo nuestro desarrollo cultural.
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